Frankfurt es una ciudad que ofrece mucho más de lo que parece y aquí os vamos a poner un Top 5 de lo imprenscidible para ver quitando los museos, para los cuales ya creamos una entrada.
Römerberg
En pleno centro de la ciudad antigua de Fráncfort se encuentra la encantadora plaza Römerberg, un lugar que parece sacado de otra época con casitas que desbordan belleza. A pesar que durante la segunda guerra mundial la ciudad fuera destruida por los bombardeos, la plaza se volvió a reconstruir siendo fieles a la construcción original de tal manera que da la sensación de que jamás hubiera pasado el tiempo.
Durante la edad media, Fráncfort era el lugar donde se coronaban los emperadores alemanes, el pueblo lo celebraba en esta plaza dónde emanaba vino por la fuente que se encuentra en mitad del Römerberg, la fuente de la Justicia (Gerechtigkeitsbrunnen).
El edificio principal de la plaza es el Römer, se trata de un conjunto de tres casas en la cual se encuentra el Altes Rathaus (Viejo Ayuntamiento), en frente hay una serie de casitas de muro de entramado de madera y al lado sur de la plaza se encuentra la Iglesia de San Nicolás (Alte Nikolaikirche) que fue la capilla real. Si bajamos por la calle que va hacia al río Meno desde la Iglesia de San Nicolás nos encontraremos con la Haus Wertheim, la única casa que no fue devastada por los bombardeos de la guerra.
A finales de año montan una de los mercados de navidad más famosos de Europa en el Römerberg, fue una pena que por unos pocos días no pudiéramos verlo pues lo desmotan todo el día 22 de diciembre (está puesto desde finales de noviembre).
Si no visitas el Römerberg es como si no hubieras visto Fráncfort, sin duda el lugar más bonito de la ciudad.
Catedral de San Bartolomé
La Catedral de Fráncfort fue la elegida del Sacro Imperio Romano Germánico para elegir y coronar a los emperadores del reino durante los años comprendidos del 1562 al 1792, es por eso por lo que es conocida popularmente como la Kaiserdom y por lo que tiene título honorífico de "Catedral" pues nunca ha sido sede episcopal.
Fue construida entre los siglos XIV y XV sobre los restos de otro templo. De estilo gótico se utilizó arenisca roja para su construcción tanto para su exterior como interior, su torre mide 95 metros de altura y hasta poco después de la segunda guerra mundial fue el punto más alto de la ciudad. Durante los bombardeos de la guerra la Iglesia sufrió daños y se quemó completamente por dentro, la segunda vez que se incendiaba pues en 1867 ya sufrió un incendio que la destruyó casi por completo siendo posteriormente reconstruida a imagen y semejanza de la original. Desde entonces la Catedral ha sufrido una serie de trabajos de reconstrucción hasta el año 2010.
En el interior hay varias obras de arte como la Crucifixión de Juan Backoffen que data del año 1509, la capilla de la Virgen de 1438 que representa la muerte y resurrección de María o la Pietà de Caspar Weis por citar algunos, lo mejor es dar una vuelta por su interior y contemplar los distintos altares.
La torre de la Catedral es visitable y desde lo alto se pueden contemplar las mejores visitas de la ciudad, desde allí podremos ver la plaza Römerberg con los rascacielos detrás que deja una de las mejores panorámicas que podamos apreciar. Su apertura está condicionada al tiempo, nosotros fuimos en invierno y hasta el tercer día no nos lo encontramos abierto. De abril a octubre su horario es de 9h a 18h y el resto de meses de 11h a 17h, tiene un pequeño coste que no recuerdo bien, un par de euros como mucho. Subir hasta arriba cansa un poco, es una escalera estrecha de caracol que llega agobiar si se encuentra tansitada, ojo con eso para las personas que tengan problemas.
El acceso a la Catedral de San Bartolomé (Sankt Bartholomäusdom en alemán) es gratuito y su horario es de 9h a 12h y 14.30h a 18h.
Palmengarten
Cuando visitas una ciudad totalmente nevada es algo difícil disfrutar de un bonito jardín botánico, sin embargo, a pesar de no poder hacerlo al 100%, Palmengarten nos sorprendió.
Palmengarten es de uno de los jardines botánicos más visitados de Europa con 21 hectáreas de extensión, su traducción al español es "Jardín de las Palmeras", este nombre se debe a su zona más destacada, el Palmenhaus, un invernadero precioso lleno de palmeras y helechos con un pequeño riachuelo que cruza por la mitad, dentro del mismo recinto se encuentra un restaurante y una zona de descanso que estaba adornada con varios árboles de navidad, además en este área ofrecían Apfelwein caliente (es un tipo de sidra muy típico de Fráncfort en meses de frío) que nos sirvió para que el cuerpo entrara en calor (aunque dentro del invernadero se está a una temperatura muy agrable).
Decidimos recorrer el jardín en circulo, la pena es que al estar todo nevado no se podía apreciar muy bien, todo era un manto blanco con el agua congelada, donde según tengo entendido se hacen paseos en barquito (algo imposible si era un bloque de hielo). No pudimos distinguir ningún tipo de planta ni ver ni una sola flor.
Otras de las zonas destacas es el Tropicarium, otro invernadero donde encontraremos plantas de la zona tropical. Dentro del jardín hay más invernaderos y casetas con plantas de casi cualquier lugar del planeta.
Nuestra visita fue después de comer, en Fráncfort en invierno a las 17.30 ya es de noche por lo que disfrutamos de pocas horas de sol. Sobre las 17 de la tarde hacían un espectáculo de luces en una fuente de agua en la que se realizaban proyecciones, algo bastante bonito de ver.
En general es un parque precioso, una pena no haberlo podido disfrutar al máximo. Un día de sol, sin nieve, con todo visible y abierto debe de ser increíble por lo que recomiendo hacer esta visita en meses que no sean de invierno, aunque todo sea dicho... visto así tenía un encanto especial. Lo bueno es que siempre se puede disfrutar de los invernaderos y las distintas casetas.
Si te decides por visitarlo el horario de apertura es a las 9 dejando el último pase as 16 para los meses de noviembre a enero y a las 18 de febrero a octubre. El precio de la entrada son 7€, 3€ la reducida.
Puente de Hierro (Eiserner Steg)
El Puente de Hierro, o Eiserner Steg en alemán, comunica la ciudad vieja de Fráncfort con el barrio de Sachsenhausen. Fue construido en 1869 por la necesidad de crear nuevas vías con el sur de la ciudad. Durante sus primeros 20 años había que pagar un peaje con el que se cubrieron los gastos ya que fue construido por una empresa formada por grupos de ciudadanos.
De estilo neogótico está realizado en acero a pesar de llamar Puente de "Hierro", esto es debido a la popularidad de este metal en aquella época. Durante los bombardeos de la segunda guerra mundial fue totalmente destruido siendo reconstruido unos años después.
El puente es peatonal y para acceder a él deberás de subir una pequeña escalinata, lo primero que llama la atención es una inscripción en griego que pone ΠΛΕΩΝ ΕΠΙ ΟΙΝΟΠΑ ΠΟΝΤΟΝ ΕΠ ΑΛΛΟΘΡΟΟΥΣ ΑΝΘΡΩΠΟΥΣ lo que viene a ser traducido en español como Navega por los mares de color del vino hacia gentes de otras lenguas, una frase sacada de La Odisea de Homero. Otra de las cosas que llama la atención es la cantidad de candados que se encuentran sobre el puente, se ve que aquí también ha llegado esta tradición italiana, pero es que no solo candados te encontrarás si no que puedes llegar a ver hasta cazuelas y sartenes!!
Torre Eschenheimer
La antigua ciudad medieval de Fráncfort se encontraba amurallada con de cerca de 60 torres de vigía, una de ellas sigue todavía intacta viendo pasar el tiempo, es la Torre Eschenheimer de estilo gótico que fue levantada en el año 1428 con 47 metros de altura y fue diseñada por Klaus Mengoz.
Si visitas Fráncfort es difícil no toparse con ella pues es bastante visible desde varios puntos de la ciudad, la torre es muy bonita y hoy en día aloja en su interior un restaurante (que no tenía mala pinta). Si te preguntas si se puede subir arriba de la torre... nosotros entramos al restaurante y lo preguntamos, nos dejaron subir hasta mitad torre, las vistas no son nada del otro mundo, me resultó más curioso su escalera de caracol que lo que era las vistas. No hay problemas en entrar al restaurante solo para subir, nosotros lo hicimos y en ningún momento nos pusieron mala cara por no consumir nada. Desconozco si hay otra manera de visitar la torre al completo.
Como curiosidad, Eschenheimer está coronada con una veleta que tiene el número 9, según cuenta la leyenda un cazador furtivo fue condenado a muerte y recluido dentro de la torre, el prisionero realizó un 9 en la veleta con 9 disparos de una pistola y el consejo de la ciudad quedó tan impresionado que decidió darle la libertad.
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