Han sido dos las ocasiones que he visitado esta preciosa ciudad. Un lugar donde parece que el tiempo no ha pasado por ella conservándose para la eternidad y mostrando a todo el mundo su gran belleza desde que, según cuenta la leyenda, la princesa Libuse fundara bajo una profecía lo que hoy es Praga. La ciudad de las cien torres.
Para ver Praga y no dejarte nada importante, es necesario una estancia mínima de 3 días. Os paso a contar como recomiendo visitar la capital de Bohemia bajo mi experiencia.
Día 1 - Barrio de Malá Strana y Stare Mesto
Comenzamos visitando el barrio de Malá Strana, conocido en español como la Ciudad Pequeña. Partimos de los Jardines de Wallenstein, situado en el palacio homónimo de estilo barroco que data de 1624. El acceso a los jardines son totalmente gratuitos. Cuenta con una gruta artificial que imita a las estalactitas, esculturas de bronce y varias fuentes entre las que destaca la fuente de Venus y un estanque presidido por una estatua de Hércules.
Continuamos con la visita de las dos iglesias más importantes del barrio: San Nicolás y la Iglesia de la Virgen María Victoriosa y el Niño Jesús.
La Iglesia de San Nicolás se encuentra en la Plaza de Malá Strana que está presidida por la Columna de la Peste que conmemora el fin de esta epidemia del siglo XVIII. El acceso a al templo cuesta unas 100 coronas y merece mucho la pena entrar para contemplar una de las joyas del arte barroco. Destaca sobre todo el increíble fresco que cubre todo el techo, obra de J. L. Kracker, y que tiene como motivo a San Nicolás. Se trata de uno de los frescos más grandes de Europa. También merece una mención el fresco que se sitúa en la bóveda, realizado por Franz Palko, y que representa la Santísima Trinidad. Sobre las cuatro columnas que sostienen esta cúpula están las esculturas de los Padres de la Iglesia realizadas por F. Platzer. Dentro también se esconde una pieza de coleccionista de valor incalculable, se trata de un órgano barroco en el que tocó Mozart en el año 1787.
Muy cerquita se encuentra la Iglesia renacentista de la Virgen María Victoriosa y el Niño Jesús. En su interior está uno de los símbolos de la ciudad: el famoso "Niño Jesús de Praga". En todas las tiendas de recuerdos veremos que se venden figuras de esta escultura. Es curioso saber que la procedencia del Niño Jesús es de España pues perteneció a la Duquesa Manrique de Lara y Mendoza. Atrae a muchísimos devotos y miles de peregrinos que acuden a realizar sus oraciones para que se cumplan sus deseos.
Continuamos con la visita a la Iglesia de Nuestra Señora de la Cadena. Este nombre lo recibe por la costumbre de Los Caballeros de Malta de cerrar sus puertas con una cadena, al igual que también se encargaban de cerrar las entradas del Puente Carlos. No es necesario acceder a su interior, de hecho yo no lo hice. Si rodeamos el templo, salimos a la Plaza del Gran Priorato donde se encuentra el popular Muro de John Lennon; una pared llena de graffitis y que es todo un símbolo del pacifismo y de la libertad de expresión. Tras el fatídico asesinato de Lennon apareció un retrato de él sobre este muro. La policía pasó a eliminar este retrato, pero al día siguiente volvió a aparecer junto a letras de sus canciones. Por mucho que se hiciera, las pinturas volvían a aparecer cada vez con más fuerza y con más mensajes de paz. Ni las cámaras de vigilancia ni las amenazas del gobierno pudieron evitar que el muro se convirtiera en lo que es hoy.
Continuamos el camino y pasamos por un pequeño puente lleno de candados donde se encuentra una pequeña vieja noria de agua. Cruzando este puente llegamos a la Isla Kampa.
La Isla kampa es una pequeña isla situada debajo del Puente Carlos. Está considerada como el parque más antiguo de Praga. Hay bastantes restaurantes, por lo que sería un buen lugar para parar a comer. En la isla se encuentra la que dicen que es la calle más estrecha del mundo. Solo puede caber una persona y está señalizada mediante un semáforo para no crear atascos. Aunque es un poco atracción de feria ya que termina saliendo a la terraza de un restaurante.
El museo de Kafka también se encuentra en la Isla Kampa. En frente está la famosa fuente de David Cerny, una graciosa fuente donde se encuentran dos estatuas orinando sobre una plataforma con la forma de la República Checa. Las estatuas van meneando la cola para formar frases en el agua. En mi prima visita no pasé por aquí y en la segunda estaban restaurándola.
Llega el momento de conocer la mayor atracción de Praga: el Puente Carlos. Un puente lleno de magia que cruza el río Moldava y une el barrio de Mala Strana con la Ciudad Vieja. Lo decoran 30 esculturas de santos y patronos que cumplen los deseos de los curiosos turistas. No sé si será verdad esto o no pero, dicen que uno de los tantos santos, si lo tocas te hará que vuelvas a la ciudad. Yo he vuelto.
El puente originalmente se llamó Judith en honor a la esposa del Rey Wenceslao I, pero fue destruido después de más de un centenar de años por inundación. El Rey Carlos IV sustituyó este puente por un nuevo. Cuenta la leyenda que los astrónomos le recomendaron que pusiera la primera piedra el 19 de julio de 1357 a las 5:31 AM. Lo que viene a ser 1357197531, una secuencia capicúa de dígitos impares.
Dos torres dan las entradas a ambos lados del puente. La torre de la Ciudad Vieja es por donde se accedía al reino; esta torre contiene por la parte que da a la ciudad tres estatuillas que representan de izquierda a derecha: el Rey Carlo IV; San Vito, que es el santo protector del puente; y San Wenceslao. En la otra parte del puente, la torre de Mala Strana, está compuesta por dos torretas dando la entrada al Barrio Pequeño.
El puente durante el día está lleno de turistas que lo visitan. Además de músicos callejeros, artistas y mercaderes. Hay que tener ojo con los carteristas pues abundan sobre todo en este lugar. Mano a los bolsos y cuidado con los bolsillos.
Entramos al barrio de Stare Mesto y llegamos a la Plaza de la Ciudad Vieja. En esta preciosa plaza encontraremos dos elementos importantes: el famoso reloj astronómico y la Iglesia de Nuestra Señora de Týn.
Posiblemente el reloj medieval más famoso del mundo sea el reloj astronómico de Praga. Está situado en la torre del edificio del antiguo ayuntamiento de la Ciudad Vieja y reúne centenares de visitantes cada vez que da la hora en punto.
El reloj está dividido en tres partes:
Existe una leyenda sobre la persona que diseñó el reloj. Se cuenta que un relojero llamado Hanus fue quien lo creó. Ante la gran expectación de la gente al verlo funcionar, Hanus se puso manos a la obra para crear otros relojes similares para otras ciudades. Al correr la noticia, los celos invadieron a los habitantes y le quemaron la vista para que quedara ciego. Entonces fue cuando Hanus echó una maldición que recaería sobre todo aquel que intentara reparar el reloj. Lo cierto es que está comprobado que Hanus no fue su creador y que han sido ya muchas las reparaciones que ha sufrido el reloj a lo largo del tiempo.
Se puede acceder a lo alto de la Torre del Reloj por unas 130 coronas. Desde lo alto podremos tener unas bellas vistas panorámicas de la plaza y, si llegamos cuando dan las campanadas, podremos ver el aglomeración de personas que se forma para poder ver el espectáculo. Desde arriba parecen hormiguitas.
La Iglesia de Nuestra Señora de Týn nos sorprenderá nada más verla. Es curioso que su fachada esté tapada por una serie de casas. Todo se debe a que la iglesia fue construida posteriormente a estas casas donde antiguamente había una plaza y una pequeña iglesia románica por el que pasaban los mercaderes a pagar la aduana. Debido a esto la Iglesia recibe el nombre de Týn, que proviene de "otýn nýn" y que significa "acorralado" haciendo referencia al lugar de construcción. Fue en tiempos de Carlos IV cuando comenzó a construirse la Iglesia tal y como la conocemos actualmente. Un ejemplo claro del gótico en el que participó el mismo arquitecto que realizó la Catedral de San Vito. Durante muchos años fue la principal Iglesia protestante hasta que en 1620, tras la batalla de la Montaña Blanca, los católicos la recuperaron.
Dentro de la iglesia se puede ver una mezcla de gótico y barroco debido a sus reformas. También posee el órgano más antiguo de Praga y múltiples pinturas expuestas. El acceso al edificio puede ser un tanto confuso debido a su ubicación. Entre las casas que tiene delante existe un pasaje que da directo a la puerta principal. También se puede entrar por alguna de sus múltiples puertas laterales.
Con esto habremos puesto fin a nuestro primer día. Un día completo en el que hemos conocido los dos barrios más importantes de la ciudad: Malá Strana y Stare Mesto. Aunque parezcan muchas cosas, se puede hacer todo en un día y sobrarnos el tiempo suficiente para dar una vuelta por las calles de la ciudad.
Día 2 - Castillo de Praga y Castillo de Vysehrad
El segundo día lo destinamos a ver los dos castillos de la ciudad: el Castillo de Praga y el Castillo de Vysehrad.
El castillo de Praga está considerado el castillo medieval más grande del mundo. Construido en el siglo siglo IX, ha sido el lugar de residencia desde los reyes de Bohemia hasta los presidentes de la República Checa. El mejor momento para visitarlo es por la mañana. Se puede llegar a él en tranvía cogiendo el 22 en la Plaza de Malá Strana. Entrar al castillo en sí es gratuito, pero con ello solo podremos ver una pequeña parte. Para poder ver el resto debemos de comprar las entradas que parten desde las 125 coronas hasta las 500. Recomiendo comprar la entrada completa.
Dentro del castillo se encuentra la Catedral de San Vito; la basílica de San Jorge que acoge la Galería Nacional de Praga; el Antiguo Palacio Real con su impresionante Salón Vladislav; el Nuevo Palacio Real donde están los despachos presidenciales y se exponen diversas galerías de cuadros; la colorida callejuela del oro dónde vivió entre otros Franz Kafka; el Palacio Lobkowicz; la Torre de la pólvora; el museo del juguete... y seguro que se me olvidan más cosas. A destacar sobre todo la Catedral de San Vito, la obra maestra del arte gótico. Esta Catedral empezó a construirse allá por el año 1344 por orden del rey Juan de Luxemburgo (padre de Carlos IV) y ha continuado desarrollándose acompañada por la historia de Praga.
La entrada principal de la catedral se encuentra en el lado oeste, con dos torres de 82 metros de altura. En la parte sur está la torre de 97 metros de altura que alberga la campana más grande todo el país. En ese costado está el portal dorado, antigua entrada a la catedral, con un bonito mosaico de cristal de bohemia que representa el día del juicio final.
Dentro de la catedral lo más destacable son las hermosas vidrieras; el mausoleo real, donde se encuentran enterrados entre otros Carlos IV; y la Capilla de San Wenceslao. Como curiosidad, en uno de los pórticos está representado la vida de San Vito.
Al finalizar la visita al castillo, que nos puede llevar prácticamente toda la mañana, podemos aprovechar para visitar el Loreto, uno de los sitios de peregrinación más importante. En la parte central de su claustro se encuentra una réplica de la Casa de la Virgen María. La entrada cuesta 180 coronas.
Para volver, en lugar de coger el tranvía, recomiendo bajar por la pintoresca calle Nerudova que formaba parte, antiguamente, del camino real. Además, tiene buena oferta en restauración. Mientras bajamos esta calle, que nos llevará directos hasta la plaza Malá Strana, podemos ver algunas de las casas más llamativas: la casa de los tres violines, la casa de la llave dorada, la casa del león rojo, la casa del león dorado o la casa de los dos soles donde vivió el famoso escritor checo Jan Neruda.
Tomamos el metro en Malá Strana y cambiamos a la línea C en la parada de Muzeum para llegar a Vysehrad. Este viejo castillo, situado en lo alto de una colina, está algo más alejado del centro pero merece la pena visitarlo. Podría ser el lugar más misterioso de toda Praga. Cuna de cuentos y leyendas que lo convierten en un lugar mágico y enigmático. El lugar donde nació Praga bajo la profecía de la princesa Libuse: "Aquí nacerá una ciudad cuya fama y gloria llegará hasta las estrellas".
Vysehard quiere decir "Castillo en las alturas". Fue el primer hogar de los primeros príncipes checos, donde se fundó la dinastía Premyslidas con la legendaria princesa Libuse. Donde parece haber restos de una atalaya abandonada situada en un acantilado que da al río Moldava, conocida como el Baño Libuse, se dice que era el lugar donde la princesa tenía relaciones con sus amantes para posteriormente arrojarlos al río.
entro de la fortaleza hay varios puntos de interés como:
Podemos aprovechar para ver caer la tarde desde la fortaleza y contemplar toda la ciudad desde sus diversos miradores poniendo fin a este segundo día.
Día 3 - Museo Judío, Plaza Wenceslao, Torre Petrín
Nuestro tercer día lo empezaremos con la visita al Museo Judío. Este museo no es un museo en sí, sino un conjunto de sinagogas situadas en el barrio de Josefov por el que recorremos la historia judía de Praga. La entrada para ver estas sinagogas son de 350 coronas e incluye el impactante antiguo cementerio judío. Hay una sinagoga que se paga aparte, la Sinagoga Vieja-Nueva.
Sinceramente, las dos veces que he visitado este recorrido de sinagogas he acabado un poco cansado. Tengo la impresión de ver siempre más de lo mismo, pero vale la pena solo por el Antiguo Cementerio Judío.
En el barrio judío de Josefov se localiza uno de los cementerios más impactantes del mundo: una pequeña necrópolis con unas 12.000 lápidas apiladas de forma desordenada, como si alguien las hubiera dejado caer desde arriba y tal como cayeron así quedaron. Allí se albergan más de 100.000 cadáveres. Seguramente, al verlo, pienses que es imposible pero así es. Pasear por allí es algo estremecedor, digno de una película de terror, con un color peculiar verdoso que invade también las lápidas.
La tumba más antigua del cementerio data del 1439 y tuvo uso durante cerca de 300 años, exactamente hasta 1787, siendo el único cementerio judío de la ciudad. Limitados por el poco espacio, las tumbas se iban amontando y apilando una encima de otra. Se dice que hay zonas de hasta 12 capas de apilamiento.
Allí se encuentra enterrado el rabino Jehuda Low Ben Becalel a quien se le atribuye la creación del Gólem, un personaje imaginario que defendía el gueto judío de Praga de los ataques antisemitas. Algo curioso es que los judíos no tienen como costumbre llevar flores a las tumbas, sino que en su lugar dejan piedras encima de las lápidas. También se suele dejar alguna que otra oración bajo la piedra en honor al difunto.
Las sinagogas que más me llamaron la atención fueron la Sinagoga Española, llamada así por sus elementos moriscos, y la Sinagoga Pinkas. Esta última está dedicada a los muertos judíos en el holocausto. De camino a la Sinagoga Española, justo a su lado, se encuentra una escultura de bronce negro que representa a la obra "La metamorfosis" de Franz Kafka.
Visitas las sinagogas nos puede llevar toda la mañana. Por lo que podemos aprovechar los restaurantes de la calle Siroka para comer.
Nos dirigimos ahora hacia la Plaza de Wenceslao. Para ello pasaremos por la Torre de la Pólvora. Esta torre era antiguamente una de las entradas a la Ciudad Vieja. A su lado se encuentra la Casa Municipal donde se realizan óperas y conciertos. Tomamos la calle Na Prikope y esta nos llevará directos al comienzo de la Plaza Wenceslao. Se trata de una avenida de 700 metros de longitud con diversos centros comerciales y hoteles que finaliza con el museo Nacional. Cerca de esta plaza existe un pequeño pasaje que desemboca a la plaza Jungmannovo donde se encuentra la única farola cubista que queda en Praga. La avenida de la Plaza Wenceslao se creó en tiempos de Carlos IV como mercado de caballos. En la actualidad, es punto de referencia donde se han presenciado manifestaciones como la Revolución del Terciopelo que derrocó al gobierno comunista de Checoslovaquia.
Tras visitar la avenida más importante de la ciudad bajamos hasta el río Moldava para llegar hasta el Teatro Nacional. Podemos optar también por tomar la línea A del metro y si queremos llegar hasta el mismo teatro nos bastará con hacer trasbordo con la línea B y bajar en Národní Trída. Este impresionante teatro es uno de los monumentos más importantes para los checos, lugar de las mejores óperas, aunque no entremos dentro vale la pena contemplar el edificio por fuera.
Continuamos por el río Moldava en dirección contraria a la Ciudad Vieja hasta llegar a uno de los edificios más peculiares que se puedan ver: el Dacing Building. Dentro de una ciudad tan clásica como Praga, también hay lugar para las construcciones modernas. A pesar de que el pueblo praguense es reacio a ello y se negó a su construcción, hoy en día es todo un símbolo del arte deconstructivista. El edificio empezó a construirse en 1992 y se terminó en 1996. Fue realizado por los arquitectos Frank Gehry y Vlado Milunic que en un principio lo llamaron Ginger y Fred por su semejanza con la mítica pareja cinematográfica de baile (hay que echarle mucha imaginación). Es curioso el contraste que crea tanta vivienda clásica con un doble edificio que parece estar derritiéndose. A pesar de todo, está en total armonía con el resto del paisaje convirtiéndose en un punto imprescindible para visitar. Por si os lo preguntáis, el edificio es de oficinas, salvo un su último piso, donde se encuentra uno de los restaurantes más lujosos de la ciudad.
Con todo esto poco más queda por ver en la ciudad. Llega el momento de ver las mejores panorámicas de toda Praga desde la Torre Petrín. Para llegar hasta allí, cruzamos el puente que está a la altura del Teatro Nacional y buscamos la calle Ujezd. Allí se encuentra un pasaje que se llama U Lanové Dráhy donde cogemos un funicular por 32 coronas (dura 90 minutos el billete y podemos volver con él) que nos subirá a lo alto del monte Petrín. La torre tiene un aspecto similar a la Torre Eiffel (su construcción es dos años posterior a la de París). Para subir a su mirador podemos tomar dos opciones: subir andando sus 299 escaleras o pagar un ticket para subir en ascensor. Las vistas son magníficas. Estando a 200 metros de altura sobre el río Moldava vemos por qué Praga es conocido como "la ciudad de las cien torres".
Días extras - Torre Zizkov, Monasterio de Strahov, El Clementinum
Así ponemos punto y final a estos 3 días sobre Praga. Si se dispone de algún día más o tiempo extra, siempre se puede ir a ver el nuevo cementerio judío donde donde está la tumba de Franz Kafka. "Cerca" de este cementerio (y digo cerca entre comillas porque subiremos una colina y cansa algo más cuando es subida) se encuentra la Torre Zizkov, el punto más alto de la ciudad con 216 metros de altura. Fue construida entre los años 1985 y 1992 y fue diseñada por los arquitectos Václav Aulický y Jirí Kozák, pero no fue hasta el año 2000 cuando se añadieron los elementos más llamativos: unos bebes gigantes de 800 kg cada uno que gatean por las columnas de la torre. Los bebés fueron diseñados por David Cerný y, en un principio, iban a estar expuestos durante un año, pero debido a su gran impacto visual se quedaron de forma permanente dotando a la torre de personalidad.
Otras opciones podrían ser visitar el Monasterio de Strahov que se encuentra cerca del castillo o El Clementinum, situado en la Ciudad Vieja. Todo dependerá de los días de los que dispongamos.
Ya son dos mis visitas en Praga y dicen que no hay dos sin tres.
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