El 7 de agosto de 2014 pusimos rumbo a Florencia vía Pisa mediante vuelo directo desde Valencia con Ryanair. Esta aerolínea te facilita un autobús que parte desde el aeropuerto hasta la capital de la toscana por unos 10€ ida y vuelta. La duración de este trayecto es de una hora aproximadamente. Para este viaje éramos 3 personas y teníamos pensado dedicar gran parte a Florencia, pero también descubrir otros lugares como Cinque Terre, Siena o San Gimignano.
Día 1 - Florencia: Toma de contacto
Al llegar al aeropuerto, no sé si será siempre o fue solo en nuestro día, estaba todo lleno de policías con perros con muy mal olfato puesto que uno de ellos le gustó mi olor. Igual fue el bocata de sobrasada que me había comido dentro del avión. Esto provocó que me acabaran metiendo en un cuarto en el que me registraron la maleta de arriba abajo y, lógicamente, no encontraron nada. Fue bastante desagradable y la primera vez que me ha pasado. Como tuvieron poco éxito conmigo, le tocó el turno a mi hermana a la que también le hicieron el mismo paripé. Muy antipáticos los policías.
Una vez llegamos a la estación de trenes de Santa María Novella, que es donde te deja el autobús, fuimos directos a nuestro albergue. El nombre era Hotel Albergo Firenze y se encuentra en la Piazza Donati que se cruza con la Via del Corso, una de las calles principales del centro histórico. Más céntrico no podía estar, su ubicación era perfecta. Además, tenía muy buena atención, buena limpieza del albergue, baño privado, aire acondicionado, WiFi gratuito. Sin duda una muy buena elección para pasar unos días en Florencia.
Llegaba el momento de hacer nuestra primera toma de contacto con la ciudad. Eran las 19h y no daba tiempo a mucho por lo que dimos una vuelta por la plaza del Duomo. Allí se encuentra la maravillosa catedral. Desborda belleza por su exterior con una cúpula que llega a los 115 metros de altura y su campanario, que está separado de la catedral y tiene unos 82 metros de alto. Junto al Duomo se encuentra el Baptisterio de San Juan, que por desgracia se encontraba en obras por fuera impidiéndonos ver en condiciones las Puertas del Paraíso. Aunque son una reproducción ya que las originales se encuentran en el Museo dell'Opera del Duomo que también estaba en obras.
Nuestra siguiente parada fue en el Mercado Nuevo o como es más conocido: el Mercado del Porcellino. Recibe este sobrenombre debido a una escultura en bronce de un jabalí que se encuentra en el mercado. Esta escultura es bastante famosa y tiene la peculiaridad de conceder deseos. Para ello deberás de coger una moneda y frotarla sobre su morro con la palma de la mano y dejarla caer: si la moneda cae al pozo tu deseo será concedido. Yo la conocía el Porcellino por la película de Hannibal. Cabe destacar que se trata de una réplica de la escultura hecha en mármol que se encuentra en la Galería de los Uffizi.
Comenzaba a caer el sol y nuestro siguiente paso fue a la maravillosa Piazza della Signoria, la plaza más bonita de toda Florencia. Allí está el Palazzo Vecchio que se encuentra escoltado por una réplica de El David de Miguel Angel y una escultura de Hércules y Caco. Otra de las cosas destacables es la Logia dei Lanzi en la que se aloja al aire libre esculturas como el Rapto de las Sabinas o Perseo con la cabeza de Medusa. Otras figuras que están en la plaza son la Fuente de Neptuno y una estatua de Cosme I sobre caballo.
La legaba el momento de cenar y fuimos a un lugar cercano a la Piazza della Signora. El sitio se llamaba Moyo y cenamos de aperitivo que consiste en pedir una bebida y el restaurante te ofrece una serie de tentempiés o directamente un buffet. El aperitivo es toda una tradición en Italia. En Moyo, el aperitivo se encontraba en una mesa llena de platos con pasta, pizzas, ensaladas, tomates secos, fruta, etc... Y mientras estés tomando tu bebida eres libre de rellenarte el plato todas las veces que quieras. Nos tomamos unas pintas de cerveza que nos salió a 7€ por cabeza. Nada barato, pero hay que tener todo lo que nos comimos. Lo más bueno de todo eran las pizzas y puedo decir que de los varios sitios que probamos de aperitivos este fue el mejor de todos: buena calidad y buen precio.
Después de la cena tocaba tomarse un buen gelato italiano de la Gelateria dei Neri. Tiene una gran variedad de sabores, sobre todo si te gustan los helados con sabor a frutas. En mi caso me pedí uno de chocolate blanco con stracciatella que estaba buenísimo. Nos lo tomamos mientras nos dimos un paseíto por el Ponte Vecchio.
Por último, nos terminamos tomando una cervezota de 1 litro por 8€ en un Irish Pub situado en la Pizza della Signora. Con esta primera toma de contacto nos dirigimos ya al albergue para descansar.
Día 2 - Florencia: Duomo, Baptisterio, Santa María Novella, Galería de la Academia y Palazzo Vecchio
Los 3 siguientes días los dedicamos exclusivamente a Florencia. Antes del viaje realizamos un planning con todo lo que queríamos ver teniendo en cuenta los horarios y teniendo en cuenta que comenzábamos en viernes y terminábamos en domingo.
Lo primero que hicimos la mañana del viernes fue ir a la oficina de turismo a sacarnos la Firenze Card. Es un pase en el que te incluye la entrada a todos los museos e iglesias de la ciudad. Con ella no hace falta realizar reservas ni hacer colas para entrar en los sitios. Con la tarjeta tienes acceso prioritario y esto es una gran ventaja. El coste es de 72€ y dura 72 horas a partir de la primera vez que lo uses. Además, te entra WiFi y transporte público por lo que es MUY recomendable.
La primera visita fue en el Duomo para subir a la Cúpula de Santa María del Fiore, realizada por Filippo Brunelleschi. Esta cúpula es el símbolo de Florencia y la construcción más alta de la ciudad con 114.5 metros de altura. Ha servido de inspiración para realizar otras cúpulas como por ejemplo la del Vaticano de Miguel Ángel o la del capitolio de Washington. Si no estás en buenas facultades físicas puede ser un poco complicado subir la cúpula ya que es una subida eterna de 463 escaleras que pasa por pasillos estrechos y en algunos puntos resulta un tanto claustrofóbico. Pero vale la pena por dos motivos: Sus pinturas interiores y las maravillosas vistas a la ciudad. En la subida a la cúpula hay 2 puntos puntos a diferentes alturas para poder contemplar las pinturas de Giorgio Vasari y Federico Zuccari que realizaron en el siglo XVI para representar el Juicio Final.
Como esta visita no fue suficiente para nuestras piernas, fuimos al Campanario de Giotto. Otra interminable y sufrida subida de 413 escalones que contiene unas buenas vistas al Baptisterio de San Juan y la Cúpula de la Catedral desde sus 82 metros de altura. La peculiaridad de este campanario es que se encuentra separado del templo, algo característico del renacimiento italiano. Entre subir el campanario y subir la cúpula, me quedaría con la cúpula ya que considero que ofrece mucho más.
Continuamos con el Baptisterio de San Juan. Este peculiar edificio de forma octogonal, representando los ocho días de la resurrección de Cristo, estaba totalmente en obras por fuera por lo que era un poco complicado ver su mayor tesoro que son las 3 puertas que tiene. Las Puertas Sur representan escenas de la vida de Juan el Bautista realizadas por Andrea Pisano; las Puertas Norte representan escenas del Nuevo Testamento y fueron hechas por Ghiberti; y por último, las Puertas Este, las que Miguel Ángel bautizó como las Puertas del Paraíso por su perfección, representan escenas del Antiguo Testamento y también fueron hechas por Ghiberti. Aunque, como he mencionado antes, las que hay actualmente se tratan de una réplica. Por dentro del Baptisterio hay un espléndido mosaico hecho por varios artistas anónimos. En él se representa el día del Juicio final y varios pasajes bíblicos.
Y nuestra última visita en la plaza del Duomo fue la Catedral de Santa María del Fiore, que si por fuera es preciosa con esa fachada de mármol en distintos colores y, destacando sobre todo lo demás, esa gran cúpula; por dentro me dejó un poco decepcionado ya que es bastante austera. Cabe destacar que en la Cripta se encuentra la tumba de Brunelleschi. La fachada original de la Catedral fue diseñada por Arnolfo di Cambio, pero se mandó a destruir por orden de Gran Duque Francisco I de Medici debido a que no la encontraba acorde a los tiempos del renacimiento. Se pueden encontrar algunas piezas originales en el Museo de la Ópera del Duomo. En 1887 terminó la reconstrucción de la fachada que se mantiene hasta el día de hoy y que está dedicada a la Virgen.
Serían la 13h cuando dábamos por finiquitado la visita a la Plaza del Duomo. Ahora tocaba poner rumbo a la Iglesia de Santa María Novella. Este templo es rápido de ver. Por dentro contiene un claustro donde se encuentra la Capilla de los Españoles. Recibe este nombre porque fue cedida a la colonia española que se había estado reuniendo aquí durante el siglo XVI. En la basílica cabe destacar la Capilla Tornabuoni que contiene unas pinturas bastante llamativas realizadas por Andrea Orcagna. En la capilla Gondi se encuentra la única obra realizada en madera de Brunelleschi: un crucifijo.
Era el momento de recargar energía. Fuimos a la Trattoria Nerone, situado en Via Faenza. Por dentro es muy llamativo y tiene cierto encanto. Nos pedimos unos crostinis de entrantes y para plato principal: una lasagna, spaghetti a la carbonara y raviolis en salsa rosa. Un plato para cada uno, no penséis que somos tan comilones. De postre una tarta de chocolate y un tiramisú. En total nos salió por 54.50€ coperto incluido. Siendo 3 personas creo que el precio es el correcto y la comida estaba buena, sobre todo la lasagna.
Nuestro siguiente paso era visitar la Capilla de los Medicis. Se encuentra en la Basílica de San Lorenzo y consta de 3 capillas: La Capilla del Tesoro, la Capilla de los Príncipes y la Capilla Nueva. En la Capilla de los Príncipes hay sobre sus paredes de mármol seis impresionantes sarcófagos realizados en granito egipcio que pertenecen a los grandes Duques de la Toscana Fernando II, Cosme II, Fernando I, Cosme I, Francisco I y Cosme III. La Capilla Nueva fue diseñada por Miguel Ángel considerándose una de sus obras maestras como arquitecto. En su interior están las tumbas de Juliano de Médici y su hermano Lorenzo el Magnífico. Parece mentira que la mayoría de estas personas, que fueron tan importantes en la historia de Florencia, los conozca gracias a la serie de Da Vinci's Demons.
Nos dirigimos a la Galería de la Academia, el lugar donde se encuentra una de las mayores obras de arte y, posiblemente, la escultura más conocida a nivel mundial: el David de Miguel Ángel. No hay mucho que ver en la galería quitando el David a pesar de que está repleta de esculturas de mármol y escayola. Como curiosidad, está la maqueta en escayola del Rapto de las Sabinas o la Piedad de Palestrina de Miguel Angel. No hay nada que le quite el protagonismo a la obra maestra del genio del Renacimiento. El David se encontraba inicialmente en la Piazza della Signoria y fue trasladado a la galería en 1873 para protegerlo. La figura, hecha en mármol, mide 5.17 metros y representa a David justo antes de su enfrentamiento con Goliat. Le dedicamos bastante tiempo a contemplar esta figura tan perfecta, de musculatura definida y venas marcadas. Si no se tiene la Firenze Card, es recomendable comprar la entrada online con bastante antelación ya que se trata del segundo museo más visitado de Florencia.
Estábamos ya bastantes cansados. Había sido un día duro con muchísimas visitas importantes, así que fuimos un rato al albergue a descansar. Posteriormente, fuimos a ver el atardecer al Ponte Vecchio. El tono rojizo que se refleja en el agua por debajo del puente es bastante bonito.
Para cenar, fuimos a Oibò de aperitivo. Aquí la pinta de cerveza estaba a 8€ y el aperitivo estaba bastante bien. Había prácticamente de todo.
Era de noche, pero todavía íbamos a hacer una visita más. Aprovechando que el Palazzo Vecchio cierra en verano a las 24h, menos los jueves, fuimos a visitarlo. Personalmente, me gustó bastante. Allí se encuentra la Sala del Cinquecento, que es la sala más grande de Florencia y, actualmente, se usa para eventos especiales. El palacio fue el lugar de residencia de Cosme I. Se pueden visitar las distintas salas y en cada una viene la explicación del uso que tenía así como de las pinturas que están sobre sus techos y paredes. También contiene una de las esculturas de bronce más famosas de Verrocchio, la del niño alado con el delfín. A la torre no pudimos subir pues cerraba a las 21h. En la fachada del palacio, detrás de la escultura de Hércules y Caco, podemos ver una cara esculpida sobre uno de los ladrillos. Se dice que fue un autorretrato de Miguel Ángel que lo hizo de espaldas y sin mirar por una apuesta.
Ahora sí, poníamos punto y final al día. Igual demasiadas visitas.
Día 3 - Florencia: Galería de los Uffizi, Santa Croce y Palazzo Medici Ricardi
A primera hora de la mañana del sábado fuimos a la Galería de los Uffizi. Se trata de una de las galerías de arte más famosas del mundo y es el museo más visitado de Italia. En sus innumerables salas podemos encontrar obras tan destacadas como el Nacimiento de Venus y La Primavera de Botticelli, La Anunciación de Leonardo Da Vinci (también está La Adoración de los Reyes magos pero estaba en restauración cuando fui), El bautismo de Cristo de Verrocchio (algunas partes de este cuadro fueron pintadas por Leonardo Da Vinci), el Tondo Doni de Miguel Ángel, La Venus de Urbino de Tiziano, La Cabeza de Medusa de Carvaggio o Madonna del jilguero de Rafael entre otros. Cuadros que por sus nombres ya son famosos y que, si alguno de ellos no te suena, al verlos los reconoces rápidamente. La galería está en orden cronológico con las obras repartidas en sus más de 45 salas. El edificio fue construido por orden de Cosme I para sustituir el lugar de residencia del Palazzo Vecchio y es realmente bonito. Es una visita obligada, aunque se puede hacer algo pesado y provocar saturación como me pasó a mi. Si quieres ir a lo imprescindible, toda obra de arte famosa está acristalada.
Todavía nos sobraba tiempo por la mañana, así que fuimos a ver la Iglesia de Santa Croce. El segundo templo más grande de la ciudad me sorprendió realmente porque más que una iglesia aquello parecía un panteón con las tumbas de algunas de las personas más importantes de la historia de Florencia. Se encontraban las de Maquiavelo, Miguel Ángel, Galileo Galilei, Guillermo Marconi... En total son cerca de 300 tumbas. Además, sus paredes contienen obras de Giotto, Brunelleschi o Donatello entre otros. En el claustro está la Capilla Pazzi que fue la última obra de Brunlleschi.
Hora de comer. Esta vez elegimos La Prosciutteria que, sin duda, se la recomiendo a todo el mundo. El sitio es pequeñito y está lleno de jamones, todo tipo de embutido y quesos. Lo típico es pedirte una tabla que lleve de todo. En nuestro caso pedimos una tabla para 3 personas más las bebidas y salimos a un total de 48€. Un precio más que razonable. Además, una de las chicas habla español por lo que si tenéis cualquier duda en qué pedir podéis preguntarle tranquilamente.
Comenzamos la ronda de tarde. Nuestra primera visita fue a la Basílica de San Lorenzo. Fue una visita rápida y, la verdad, que no hicimos mucho caso a lo que había que ver por dentro.
Siguiente paso el Palazzo Medici Riccardi. Este palacio fue construido por orden de Cosme "El Viejo" siendo el lugar de residencia de la familia Medici y, posteriormente, de la familia Riccardi. De ahí el nombre del palacio. Dentro se puede ver el inmobiliario y diversas pinturas. Lo más destacable es la Cappella dei Magi donde las paredes están adornadas de frescos de Benozzo Gozzoli que representan la adoración de los Reyes Magos. Además, dentro del palacio suelen hacer distintas exposiciones. Cuando fuimos estaba "Ironiche Leggerezze" de Xu Hong Fei, una serie de esculturas de mujeres entradas en carnes haciendo cualquier tipo de actividad. Una exposición bastante llamativa.
En la misma calle donde está el Palazzo Medici Riccardi hay un pequeño museo privado dedicado a Leonardo Da Vinci. El precio era de 7€ y estaba bastante interesante. Había un documental sobre la vida del artista y varias salas con maquetas de sus múltiples inventos con los que podías interactuar y aprender. Me gustó, pues muchos de esos inventos los he visto en la serie de Da Vinci's Demons y también me considero un apasionado de la vida de este hombre. Al salir de aquí, fuimos a comprar algunos regalitos en el mercado de San Lorenzo aprovechando que estábamos cerca y aun nos quedaba algo de tarde. Posteriormente, marchamos a descansar un rato al hotel.
De nuevo momento de cenar y de nuevo a hacerlo de aperitivo. El lugar elegido esta vez fue Kistch. Se encuentra algo más alejado del centro, cerca de la Piazza Beccaria. El sitio estaba muy lleno, de hecho un poco más y nos tenemos que largar, pero al final nos hicieron un hueco en una mesita. La comida es muy abundante, por lo que si tienes hambre te puedes hinchar de lo lindo. En este caso el precio funcionaba distinto, cualquier bebida más el aperitivo eran 10€. Tras la comilona al albergue y a dormir.
Día 4 - Florencia: Museo Nazionale del Barello, Museo Galileo Galilei, Jardines de Boboli y Piazzale Michelangelo
Llegaba nuestro último día dedicado a Florencia. A primera hora fuimos al Museo Nazionale del Bargello. No había leído nada sobre este museo por lo que no sabía con lo que me iba a encontrar. Se localiza en un palacio fortificado que en su día fue utilizado como prisión. En su patio interior, que tiene las paredes cubiertas de escudos de armas de magistrados y emblemas de barrio de la ciudad, es donde se realizaban las ejecuciones. Me sorprendió gratamente el contenido de arte que alberga ya que me encontré con esculturas tan famosas como El David de Donatello, El David de Verrochio, El Baco de Miguel Ángel o Mercurio de Giambologna entre otros. Toda una sorpresa. El que más me llamó la atención fue El David de bronce de Donatello, el primer desnudo masculino que un artista se atrevió a crear desde la Antigüedad clásica. El museo tiene otras salas con indumentarias y armas de siglos pasados, así como platos y azulejos de porcelana y cerámica que pertenecen a la colección de los Medici.
De museo en museo. Ahora tocaba el museo de Historia de la Ciencia, conocido como el Museo Galileo Galilei situado en el Palacio Castellani. Su contenido es bastante interesante y contiene piezas de astrología, óptica, aparatos de navegación, elementos quirúrgicos... Además de contener los únicos instrumentos que se conservan inventados y creados por Galileo, entre ellos el telescopio. Una vez visitado el museo tienes una zona interactiva para poner en práctica todo lo que has podido aprender dentro.
Tras dar un paseo por el Mercado del Porcellino, pusimos rumbo al otro lado del río Arno. Atravesamos el Ponte Vecchio, todo un símbolo de la ciudad de Florencia. Es el puente de piedra más antiguo de Europa, construido en el año 1345. En un principio, las casas que cuelgan por el puente, fueron ocupadas por carniceros, pero Fernando I ordenó cerrar las tiendas debido al olor y desde entonces se encuentran ocupadas por joyerías. Sobre el puente pasa el Corredor Vasariano, un pasaje que une el Palazzo Vecchio con el Palazzo Pitti. Tal es la belleza del Ponte Vecchio que el mismo Hitler mandó que no se destruyera cuando las tropas alemanas pasaron por la ciudad durante la Segunda Guerra Mundial.
Paramos a comer en la Trattoria Borgo Antico, situado en la Piazza Santo Spirito. Pedimos una ensalada de espinacas, una pizza de calabacín con queso, otra de jamón y champiñones y otra pizza de atún y cebolla. De postre una tarta cheescake y de bebida nos pedimos 3 cervezas. En total salimos a 20€ por persona y las pizzas estaban bastante buenas.
La primera hora de la tarde la destinamos a ver los jardines del Palacio Pitti, conocidos como los Jardines de Boboli. El palacio no lo quisimos ver por dentro porque nos habían comentado que era bastante pesado y creo que ya habíamos visto suficientes palacios y museos en Florencia. Pegaba bastante el sol y los jardines precisamente no eran planos. Se trata del parque más grande de la ciudad. Dentro hay varias fuentes y muchas figuras de mármol. En nuestro caso, nos tomamos con calma esta visita y estuvimos durante bastante rato descansando en el césped. No recorrimos entero los jardines, pero creo que fue suficiente.
Se acercaban las 19h y ese domingo había "super luna". Es decir, es el día del año en que la Luna está más cerca de la tierra y por lo tanto se ve más grande de lo normal. Queríamos ver este fenómeno desde algún lugar bonito antes de que oscureciera y, a su vez, ver un bonito atardecer. Sin duda elegimos el sitio perfecto: La Piazzale Michelangelo. Situada en lo alto de una colina en la que se puede observar toda Florencia, suelen ir artistas urbanos a tocar mientras la gente se toma un refresco y contempla las maravillosas vistas. Posiblemente la mejor panorámica de Florencia. En la plaza se encuentra una réplica del David de Miguel Ángel en bronce. Sobre las 20:30h el sol empezó a esconderse, el cielo tomaba un color rojizo dejando una imagen maravillosa con la luz reflejada sobre el río, y, mientras, la luna iba saliendo por detrás de nosotros posándose sobre El David. Un momento mágico con muchísimas fotos.
Y terminó de anochecer. Nos volvíamos al hotel para dormir sin cenar. Estábamos todavía llenos de la comida. Aquí terminaba nuestro último día dedicado a Florencia.
Ahora puedo entender por qué al síndrome de Stendhal también se le conoce como el síndrome de Florencia. Por si no sabéis en qué consiste, según la Wikipedia puede catalogarse como una emoción psicosomática que causa un elevado ritmo cardíaco, felicidad, palpitaciones, sentimientos incomparables y emoción cuando el individuo es expuesto a obras de arte, especialmente cuando estas son consideradas extremadamente bellas.
Día 5 - Cinque Terre
Para el lunes teníamos reservada una excursión a Cinque Terre con Walkabout que nos salió por unos 90€. Tuvimos que madrugar un poco para llegar a tiempo a la estación de Santa María Novella, donde nos esperaban los guías con el autobús. Curiosamente, uno de los guías era español y la otra persona sabía también nuestro idioma, por lo que no iba a haber ningún problema de entendimiento. Tardamos unas 3 horas en llegar al Parque Nacional de Cinque Terre. Nuestro punto de salida fue Volastra y desde allí hicimos un trekking de 6 kilómetros hasta Corniglia, único pueblo de Cinque Terre que no se encuentra conectado con el mar. El sendero no tenía mucha complejidad. Fuimos por la montaña por un camino a veces algo estrecho y empedrado cuesta abajo. Nos llevó una hora finalizarlo y por el camino sufrimos el ataque de un abejorro que acabó picando a mi hermana teniendo ya el brazo hinchado para el resto del viaje.
Teníamos incluida la comida en Corniglia. Nos llevaron al restaurante Cecio y allí nos sirvieron un primer plato con boquerones, montadito de patata con anchoa y tomate, pulpo con patata y calamares, y croqueta de bacalao. De segundo pasta al pesto con patatas y judías, todo acompañado con una botella de vino blanco que nos pedimos nosotros a parte por 12€. La salsa al pesto es muy famosa en esta región.
Tras la comida pusimos rumbo a Vernazza en tren. El pueblo me encantó, es de los más bonitos de Cinque Terre. Se encuentra encallado entre muros de roca y sus calles, rodeadas de coloridas casas, descienden hacia el mar. Aprovechando el agua cristalina de su pequeña playa, nos pegamos un chapuzón. El agua estaba increíble, pero no nos dejaron estar mucho rato aquí. Tocaba de nuevo coger un tren que llegó con 25 minutos de retraso y poner rumbo a Monterosso, un pueblo donde casi todas sus playas son privadas. La única parte pública parece un desagüe. Se trata de la localidad más grande la región y está divida en 2 partes: una parte moderna, que chirría con el entorno, y el casco antiguo. Estuvimos paseando por las callejuelas empedradas de su parte vieja y aprovechamos para comprar una torta monterossina. Muy parecida a lo que aquí conocemos como tarta de la abuela.
En Monterosso nos esperaba un barco para ir hacia Riomaggiore, el pueblo más al sur de la región. Fue la pesadilla de mi viaje. El barco en reposo ya se movía más que la furgoneta del equipo A, así que hasta 3 biodraminas me tomé para evitar una catástrofe. Cuando se puso en marcha, el movimiento era menor y se iba mejor con el aire dándote bien en la cara. Las vistas por la costa son bonitas pudiendo contemplar los otros 4 pueblos de Cinque Terre, entre ellos Manarola que fue el único que no visitamos. Al llegar a Riomaggiore casi rozo la desgracia... de nuevo los meneos del barco y yo tenía que bajarme. Se me hizo eterno desde que me levanté hasta que logré salir del barco.
Riomaggiore es otro precioso y pintoresco pueblo con coloridas casas que fueron construidas sobre un acantilado dando la sensación de estar superpuestas unas encima de las otras. Aprovechamos para descansar un poco en su playa que lucía espectacular.
Ya estaba a punto de terminar nuestro viaje al parque nacional. Cogimos un tren para ir a La Spezia donde ya nos esperaba el autobús para llevarnos de vuelta a Florencia.
En general estuvo bastante bien la excursión, pero cambiaría cosas. Por ejemplo, dejaría más rato en Vernazza y Riomaggiore quitándome tiempo a Monterosso y, ¡por dios!, ¡quitando el barco! Los guías fueron muy amables durante todo el viaje y estuvieron pendientes de todos. Quedamos satisfechos, pero con ganas de más. Creo que tendré que hacer algún día un viaje exclusivo a Cinque Terre y evitar la temporada estival.
Llegamos a Florencia sobre las 20:30h. Fuimos a cenar al restaurante Il Cantastorie. Pedimos un entrante que consistía en una selección de quesos y de platos principales nos pedimos un escalopine al limone, una ensalada caprese y una pizza de salami, jamón york y champiñones (un plato para cada uno). Junto a la bebida salimos a 20€ por persona. En general no es que fuera espectacular la comida, pero tampoco estuvo mal.
Y para rebajar la comida... ¡un gelato! Esta vez fuimos a la heladería Grom, situada cerca de la plaza del Duomo. Se trata de una franquicia, pero he de decir que es de los mejores o el mejor helado que he probado hasta la fecha. Tiene mucha fama esta heladería. Me pedí un gelato de crema Grom con stracciatella. La crema Grom estaba de muerte. Los precios están como en todas las heladerias, dependiendo de tamaño puede ir de 2 a 5€. El helado nos lo tomamos sentados sobre las escaleras de la Catedral.
Día 6 - Siena y San Gimignano
Llegaba nuestro último día completo en Italia. Cerca de las 9h nos pusimos rumbo a Siena cogiendo el autobús 131R en la estación central de autobuses. Esta línea te lleva directo a Siena sin hacer ni una sola parada y el precio es de 7.8€. Llegaríamos sobre las 10.30h y lo primero que hicimos fue ir a su bella Piazza del Campo. Esta plaza tiene forma de abanico y está gobernada por el Palazzo Pubblico que hoy en día tiene la función de ayuntamiento. También se celebran las famosas carreras de caballo del Palio. Curiosamente, estaban en fechas de celebración y tenían toda la plaza preparada para dichas carreras. En ellas se enfrentan los 17 distritos de la ciudad. La plaza está inclinada hacia el palacio y en la parte alta de la plaza se encuentra la Fonte Gaia.
Posteriormente, fuimos a la oficina de turismo que se encuentra en la plaza del Duomo para que nos informaran que podíamos ver y hacer en un día. La verdad que no nos atendieron muy bien y no le hicimos nada de caso. En la plaza compramos el Opa si Pass por 12€ que te incluye el pase a todos los edificios de la Plaza del Duomo.
Comenzamos viendo la catedral. El templo es muy bonito tanto por fuera como por dentro. En su interior, las columnas son muy llamativas. Destaca el púlpito de Nicola Pisano, el San Juan Bautista de Donatello y el altar Piccolomini de Andrea Bregno. Además, se puede acceder a la Libreria Piccolomini que se encuentra decorada por 10 bellos frescos de Pinturicchio donde se representa la vida de Pio II. Muy recomendable esta visita.
Después entramos a las criptas. Éstas fueron descubiertas en 1999 y, posiblemente, se tratase de una antigua iglesia que estaba por debajo de la actual. En su interior hay una serie de frescos medievales de la vida de Cristo y, por suerte, justo cuando fuimos, estaba expuesto allí la Madonna del Late de Ambrogio Lorenzetti.
Siguiente punto a visitar, el Museo dell'Opera. Dentro tienen todas las esculturas originales del Duomo (todo lo que veas en la su fachada actualmente no es original). La mayor obra que hay en su interior es La Maestà de Duccio. Desde el museo hay un punto de visita para tener una bonita panorámica de toda la Plaza del Duomo y del resto de Siena. Hay que hacer una larga cola para poder acceder y luego el tiempo que puedes estar es muy limitado.
Por último, entramos al Baptisterio de San Giovanni. Lo más importante de aquí es la impresionante fuente bautismal que fue construida por Jacopo della Quercia y cuenta con la decoración de Donatello y Lorenzo Ghiberti. En ella se ilustra la vida de Juan Bautista.
Llegaba la hora de comer. Fuimos cerquita de la Plaza del Duomo, a la Caffetteria Diacceto. Nos pedimos una ensalada para los 3 y de platos principales: unos rigatoni con calabacín y salchichas y 2 platos de tagliatelle vegetarianos. Junto con la bebida salió todo por 31€. Buen precio y comida casera.
Sobre las 17.10h cogimos el autobús número 131 con destino a San Gimignano por unos 6€. El trayecto dura cerca de hora y media. Una vez llegamos a este precioso pueblo medieval, lo primero que hicimos fue comprar el billete de vuelta a Florencia por 6.80€ ya que solo íbamos a estar un par de horas. Tiempo suficiente para visitarlo. De esta manera perdíamos el menor tiempo posible (el billete se compra en el primer bar que hay en el pueblo).
San Gimignano está considerado Patrimonio de la Humanidad por la Unesco. La silueta del pueblo amurallado de la Toscana es reconocible debido a sus 14 torres. Estas torres representaban la riqueza de su propietario y en su día llegaron a haber hasta 76.
Estuvimos paseando por sus pintorescas calles medievales. Uno de sus puntos más bonitos es la Piazza de la Cisterna donde se encuentra la gelateria Dondoli, una de las mejores heladerías del mundo y ganadora del "Gelato World Champion" en dos ocasiones por lo que era obligado pedirnos unos gelato. El mío era de crema de Pazzi y chocolate blanco. La crema estaba increíblemente buena, era una mezcla de sabores que jamás había probado. Nos tomamos los helados sentados en las escaleras de la Iglesia la Coleggiata.
Después de haber dado una vuelta por el pueblo, fuimos a por el autobús. Era el último del día que iba hacia Florencia. En su horario indicaba que salía a las 20.35h pero allí llegó a las 20.20 y salió a esa hora. Resulta que no es que se fuera antes de hora sino que nos pegó una vuelta por todas las afueras del pueblo y a las 20.35 estaba de nuevo en el punto donde lo habíamos cogido. El bus te lleva hasta Poggibonsi y allí tuvimos que hacer un transbordo al autobús con número 1310.
Llegamos ya de noche a Florencia. Eran nuestras últimas horas antes de volver a Valencia pues el avión salía al día siguiente a primera hora. Nos tomamos un último paseo en la bella ciudad de la Toscana por la Piazza della Signoria y por el Ponte Vecchio. Era el momento de decirle un hasta luego.
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