Estos destinos estaban en nuestra mente desde hacía tiempo, y con mucha ilusión compramos nuestros billetes en cuanto Carlitos se enteró de sus vacaciones en enero!!!!!!!!! Esto es algo inaudito, ya que él siempre se entera un mes o dos antes. No obstante, los precios que encontramos para el avión no eran precisamente baratos, y como queríamos aprovechar al máximo los días, elegimos el billete en función del horario y no del precio (que es lo que hacemos siempre ante unas vacaciones tan reducidas).
Las dos mejores opciones para volar eran Emirates y Etihad. Decidimos Etihad, porque uno de los vuelos de Emirates me desapareció de los buscadores y las opciones que me daban eran peores. Nos costó 1050€ por persona más el seguro de cancelación. El itinerario era:
-Madrid-Abu Dhabi con salida el 1 de agosto a las 10 de la mañana, Abu Dhabi-Colombo con escala de 3 horas en Abu Dhabi. Estaba la opción de coger un avión antes, pero 2h de escala me parecía poco tiempo ante cualquier imprevisto. Este vuelo llegaba a Colombo a las 5.30 de la mañana el día 2, con lo que aprovechábamos todo el día.
- Colombo-Male el 10 de agosto a las 8 de la mañana. Duración: 1h 20 min
- Male-Abu Dhabi el 14 de agosto a las 20.30h y Abu Dhabi-Madrid, con unas 2h y media de escala aproximadamente. La hora de llegada a Madrid era a las 8 de la mañana del día 15.
Los vuelos Abu Dhabi-Colombo y Colombo-Male eran operados con Sri Lankan Airlines. Decir que el primer avión me pareció tercermundista, a la altura de Ryanair. Y lo mismo opino del vuelo Abu Dhabi-Madrid con Etihad. Esta línea nada tiene que ver con Emirates. Le doy un 6.5, mientras que a Emirates le doy un 10. Por no hablar de la amplia oferta de entretenimiento en diferentes idiomas de esta última.
Lo siguiente que hicimos fue preparar un itinerario para poder reservar los hoteles. En cuanto al itinerario, quedó de la siguiente manera:
- Día 1: Vuelo
- Día 2: llegada- Negombo - Anuradapura
- Día 3: Sigiriya
- Día 4: Sigiriya
- Día 5: Kandy
- Día 6: Nuwara Eliya
- Día 7: Ella
- Día 8: Tissa
- Día 9: Negombo
- Día 10-14: Maldivas
- Día 15: vuelo y llegada a Madrid
En cuanto a hoteles, cogimos de todo tipo: desde guest houses modestas y sencillas hasta resorts. Los precios eran variopintos. Eso sí, exceptuando la estancia en montaña (donde hacía un frío que pelaba), todos los hoteles escogidos tenían piscina. Estos son los hoteles elegidos:
- Negombo: Holiday Fashion Inn fue el hotel elegido para darnos una ducha y dormir un rato, pero también para la vuelta. Este hotel fue el último que cogimos por varios motivos. El primero, que tenía buena puntuación en booking. El segundo, que estaba cerca de la agencia a la que íbamos a alquilar el tuk tuk (un par de calles de distancia). El tercero: calidad-precio. Nos salió por unas 6000 LKR cada noche (32€). Tenía piscina pero lamentablemente no podimos usarla. Una pena, porque tenía buena pinta. La familia era encantadora y se encargaron de buscarnos transfer el día del vuelo a Maldivas, a pesar de las horas intempestivas de llegada el día anterior y salida al día siguiente. Es un alojamiento muy humilde y sencillo.
- Anuradapura: Hotel Heladiv. Precioso hotel un poco a las afueras, tranquilo, en plena naturaleza. El staff es encantador. Y la comida está muy buena. Nos costó 50$, más 4$/persona por desayuno y aparte la cena (muy rica).
- Sigiriya: Flower Garden Eco Village. Desde fuera, es un hotel muy cuco, en un precioso entorno en una perpendicular a la calle principal en Sigiriya. El staff encantador también. Enseñaron a Carlos a arrancar el tuk tuk en frío, porque telita lo que costaba de arrancar por las mañanas, y nos concertaron el safari. El restaurante muy simple y muy caro. El servicio lento y desorganizado (que como camareros no valían mucho pero para arrancar tuk tuks y dar consejos... geniales). Y la habitación muy descuidada. Tenía un kilo de polvo en todas partes. No pude guardar nada en el armario del polvazo que tenía. El baño estaba sucio, la taza del WC se movía (y cuando se movía se veía la mierda y el moho), no había plato de ducha, por lo que la mierda y el moho al descubierto acababan nadando cerca de ti en la ducha (esto del plato de ducha es muy común en Sri Lanka), el grifo se movía, la cadena no iba y tenía que llamar cada dos por tres para que la arreglaran.... En fin. Nos costó 119$ las dos noches con desayuno incluido.
- Kandy: Villa 92. Hotel bastante reciente (un año de antigüedad). Estaba limpísimo, sencillito, para pasar la noche. Lo único que nos dieron una habitación en la planta baja (la ventana era interior a un pasillo del hotel y la puerta daba al comedor) con un baño diminuto. Bueno, para pasar la noche bien estaba.... ahora, encontramos un ciempiés y como llovía, entramos descalzos y a oscuras en la habitación. Carlos me pegó un grito, yo pegué un salto y allí lo vi moviéndose!!!!! A mis pies!!!!!! Nos salió por 56$ con desayuno incluido.
- Nuwara Eliya: Nuwara Eliya Hills Rest. Preciosísima casa de huéspedes, familiar y tranquila. Yo la llamaba: la casa de mi abuela, por los muebles y lo acogedor. Cogimos una suite. Y era una habitación preciosa con vistas a la montaña y un pedazo de baño enorme con bañera!!!!!!!!!!!!!!!! Cuando la vimos, Carlos y yo nos pusimos espitosos. Tampoco pude creerme que me facilitaran un secador!!! Lo único que hacía un pelín de frío y nos dijeron que allí la calefacción vale muy cara, por lo que alquilan calefactores a 2000 LKR. Nos salió por 63$. Recordemos que era una suite.
- Ella: Freedom Guest House. Casa de huéspedes donde no nos pidieron ni el pasaporte.... dinero en negro... Un poco peligroso porque siempre puede pasar algo. La habitación no estaba mal: básica y sencilla, con una linda terraza y entrada aparte. El baño sin plato de ducha, pero limpio, muy limpio. Nos salió por 36$. Aquí el cambio a rupias nos lo hicieron a 155, cuando en otros sitios nos lo hicieron a 150, y en alguno a 152. (en negro y más vale que sobre que no que falte).
- Tissa: Diya Dahara Resort. Está enfrente del lago, entrando por un camino de cabras, y te salen vacas por el camino. La piscina da al lago. Nos dieron la habitación a las 12, por lo que estuvimos encantados. Y nos dejaron utilizar mientras tanto la piscina. El restaurante tenía una excelente comida. Y, lo mejor, la habitación era espectacular, con un pedazo balcón con vistas al lago, techo de madera, cama king, baño grande e impecable y tenía un escalón la zona de ducha. Nos pusimos a saltar de alegría cuando la vimos (aunque más saltaríamos en Maldivas XD).
- Maldivas: Kuramathi Island Resort. En Maldivas tienes diversas opciones. Si no quieres gastarte dinero, puedes ir a una isla local, con casas de huéspedes que te organizan excursiones muy bien de precio, o con hotelitos modestos. Algunas islas locales tienen bikini beach y otras no. En algunas tienes que taparte hombros y rodillas y en otras no. El alcohol está prohibido. Un hotelito en Maafushi, para que os hagáis una idea, con desayuno y piscina, sale por 300$ las 4 noches. A eso suma excursiones, comida y los traslados. Los traslados en speed boat a/desde Maafushi están por 30€/trayecto/persona. También tenéis barco normal por 1/1.5€, pero sólo navega un par de veces al día y quizás su horario no te venga bien. Si, por el contrario, quieres pegarte un homenaje, puedes pagarte una isla resort, dónde sí venden alcohol (tiene que ser isla-resort, no resort en una isla local) y es completamente privado. El precio por un bungalow de playa a pensión completa suele estar por 1200€ y desde ahí van oscilando los precios a 6000€ por 5 días/4 noches, subiendo la categoría del hotel y del bungalow, o haciendo un upgrade a Todo Incluído. Debo decir que las bebidas en estas islas donde no hay más opción que morir en sus bares son bastante caras, aunque no intocables. Por mi parte, yo hice un upgrade a Todo Incluido y no me salió tan rentable, aunque me acerqué a la cantidad pagada. Luego explicaré más sobre el hotel y lo que se incluye. Sobre cuánto me costó el Kuramathi, sólo diré que muy bien de precio.
Después de arreglar el asunto de los hoteles y el avión, contratamos el seguro de asistencia con Iati Seguros por 75€/persona. Era uno de los más completos (íbamos a conducir tuk tuk, haríamos algún safari, igual hacíamos submarinismo.... más vale prevenir). Por hacerlo a través de las páginas de algunos bloggers viajeros, nos hacían un 5% de descuento.
Para el tema de cómo movernos por Sri Lanka, nos pusimos en contacto con varios conductores, en primer lugar. Algunos venían recomendados en losviajeros.com. Los precios que nos daban eran sobre 40€ al día. Después de leer muchos blogs, nos decidimos por un tuk tuk. Así que nos pusimos en contacto con varias compañías y al final decidimos alquilarlo con Jeromwin tours. Todas las agencias están localizadas en Negombo y es por eso que recomiendo dormir allí a la ida y a la vuelta. Desechamos Pick and go porque nos pareció caro y no quisimos alquilar con TS Tours porque en los foros se decía que no devolvía el depósito. No tengo queja alguna de Roshan, el dueño. Se portó muy pero que muy bien.
Estos son los precios que nos dieron:
- 12,5$/ día
- 200$ seguro (incluye robo y averías)
- 35$ por el permiso ACC para conducir vehículos de 3 ruedas. Allí es obligatorio. De hecho, nos lo pidieron hasta en 3 ocasiones, y no todos los policías estaban de acuerdo con él (aunque es legal) porque el carnet internacional decía que sólo era válido para coches. No os preocupéis, el soborno os llevará lejos, siempre y cuando lo hagáis de forma elegante. No les gusta que la gente vea lo corruptos que son. Porque lo creáis o no, la gente local se indigna mucho con estas cosas. Roshan quería ir a buscar a un par de ellos, os lo digo todo, por abuso de la autoridad.
Para movernos por allí, utilizamos la app Maps.me en el móvil. Es una app gratuita que funciona offline. Tiene marcados los puntos de interés y funciona perfectamente con las coordenadas (que yo siempre busco antes de salir de viaje: coordenadas de lugares aptos para el aparcamiento cerca de los lugares de interés que visitamos). ¡Ah! Importante: la velocidad máxima permitida con el tuk tuk es 40kms/h y las carreteras del interior son perfectas para conducir. Sólo hay que tener cuidado de los autobuses, que son muy temerarios.
Después de cerrar algunas excursiones vía email, como los dos safaris que hicimos (Sigiriya y Tissa), lo teníamos todo preparado para salir.
En el último momento decidimos reservar un hotel para la noche de antes: Escala Suites, en el Campo de las Naciones y muy cerca de Barajas. Alrededor hay lugares de todo tipo para comer: hamburgueserías, Rodilla, Foster, etc.. Nos costó 55€ y tenía piscina. Lo que no tenía era desayuno, pues no íbamos a hacer uso de él.
Respecto a la moneda en Sri Lanka, sólo recordaros que es la rupia (no la rupia india) y 1 euro equivale a 185 rupias aproximadamente. Nosotros pagamos todo en rupias, a excepción de la fianza del tuk tuk, que la dimos en euros. Siempre que podíamos pagábamos con la tarjeta de crédito. Esto sólo era posible en algunos hoteles y algún restaurante.
Los precios de las comidas oscilaban entre 1700-4000 Rs para los dos, dependiendo del tipo de lugar, lo que se pedía, y la cantidad de cervezas ingeridas. Esto viene a ser entre entre 9-22€ para los dos. Como siempre, la cerveza es lo que más encarece la comida. Para los bebedores de cerveza, las típicas que podéis encontrar allí son Lion (cómo no), Anchor, Calsberg/Heineken (a evitar!!) y Tiger (de Singapore, se puede encontrar en otros países como Tailandia o Sri Lanka). Nosotros básicamente bebimos Lion y Tiger.
DÍA 1: VUELO MADRID-ABU DHABI-COLOMBO
Llegamos muy temprano a la terminal, pues el vuelo salía a las 10 de la mañana. Ya he explicado antes las diferencias con otras compañías de Emiratos. Sin embargo, me gustaría añadir que el aeropuerto de escala: Abu Dhabi, es más organizado, más limpio y más pequeño que el de Dubai.
DÍA 2: LLEGADA A COLOMBO, RECOGIDA DE TUK TUK EN NEGOMBO Y LLEGADA A ANURADAPURA (177kms)
Llegamos a las 5.30 de la mañana a Colombo. El aeropuerto es pequeño, cómodo y manejable. La cola de visado es rápida. A la salida nos estaba esperando Roshan. Había aparcado su tuk tuk fuera, y allá que fuimos con las maletas. Nos llevó hasta una de sus oficinas o talleres (no sabría decir) de Negombo. Hay media hora desde el aeropuerto. A mitad camino, le pidió a Carlos que condujera él para que se fuera habituando y a Carlitos casi le da un pasmo, jajajaja. Pero bueno, llegamos a trompicones finalmente sanos y salvos.
Roshan estuvo poniendo a punto el tuk tuk que supuestamente habíamos alquilado pero dijo que había un problema, así que nos llevó a su oficina (cuya dirección sí está en internet) para ir adelantando papeleo, que estaba cerca del alojamiento. Lo pillé a posta allí. Así que arreglamos el papeleo y nos llevó al hotel. Nos dijo que nos llevaría el tuk tuk un par de horas más tarde.
Llegamos al hotel Holiday Fashion Inn sobre las 8.30/9 de la mañana. Nos dispusimos a desayunar y después descansamos un par de horas reparadoras. Para desayunar había huevos, salchichas picantonas, zumo de papaya (horror para Carlos, que lo odia desde que estuvimos en Cuba, jajaja), tostadas y fruta. Esto último es lo que más disfruto cuando viajo a países asiáticos: papaya, mango, banana, fruta de la pasión.... Sobre las 11h salimos destino Anuradapura con nuestro tuk tuk.
El viaje fue muy interesante, la gente nos saludaba y alucinaba viéndonos en nuestro tuk tuk. Íbamos la mar de felices a nuestro ritmo. Encontrar un sitio para comer fue algo complicado, pues no nos llamaba la atención lo que veíamos. Veíamos falta de higiene, o falta de comida en las estaciones de servicio. Finalmente paramos y nos pedimos unos arroces creo recordar (suficientes para alimentar a una familia entera). Seguimos nuestro camino tan contentos hasta llegar a Heladiv Hotel en Anuradhapura sobre las 16h.
El hotel fue fácil de encontrar, aunque en Google Street no aparecía pues estaba en construcción. De hecho, aun seguía en construcción. Debo decir que era muy bonito, en medio del campo, muy acogedor. Nada más llegar, nos pidieron que encargáramos la cena. Esto es muy habitual en Sri Lanka. Y si queréis cerveza, encargadla también porque no suelen tener. Nos pedimos el Rice Curry, plato nacional por excelencia. Este plato está hecho de muchos platos: uno de arroz, otros con verduras diferentes, carnes, cosas dulces como un pan de coco... un poco de todo. Es el plato más caro de la carta pero hay que probarlo. Después de cenar a las 20h (y porque nos hicieron un favor), nos vamos a la habitación porque no hay nada más que hacer allí. La verdad es que el ambiente es tranquilísimo.
DÍA 3: ANURADHAPURA-MIHINTALE-ANURADHAPURA-SIGIRIYA (106 kms)
Al día siguiente comenzábamos nuestras visitas. Desayunamos básicamente lo mismo que en el anterior hotelito, porque los desayunos eran muy parecidos, y fue entonces cuando quedé traumatizada por el resto del viaje. Al lado de nuestra habitación (que estaba en planta baja), había un árbol... pues escuché a Carlos gritar: "Mira, mira". Cuando me di cuenta, esto fue lo que vi y no pude moverme ni articular palabra: una pobre ardilla saltando hacia una serpiente enorme (enorme enorme y muy larga). Os juro que me pareció una boa. Y la pobre ardilla estaba saltando porque la serpiente se estaba comiendo a su amiga!!!!! Sí sí, se estaba jalando a otra ardilla, de la que sólo quedaba la cola y las patas traseras.... y yo vi cómo desaparecía dentro del cuerpo de la serpiente, que se tomó su tiempo para tragársela. Llamamos a los trabajadores del hotel y ni ellos se acercaron a la serpiente. Uno de ellos consiguió echarla con un palo y se dirigió a nuestro tuk tuk, aparcado allí, al lado de la pared bajo unos árboles. Casi me da un ataque. Finalmente, la serpiente se fue y yo empecé a reaccionar.
Después del susto con la serpiente, nos fuimos a Mihintale. Recomiendan su visita al principio o al final del día, pues está muy expuesto y hace mucho calor. Llevad calcetines que deseeis tirar, porque los vais a necesitar. Estaba bastante cerca del hotel, a 20 minutos. Es un pico montañoso cercano a Anuradhapura en Sri Lanka. Los ceilandeses creen que fue el lugar de reunión entre el monje budista Mahinda y el rey Devanampiyatissa, encuentro que inauguró la presencia del budismo en Sri Lanka. Ahora es un lugar de peregrinación, y el emplazamiento de varios monumentos religiosos, algunos abandonados.
Ashoka envió a su hijo Mahinda a la isla de Sri Lanka. Esta isla estaba gobernada por su amigo el rey Devanampiyatissa. Mahinda era el nombre original del joven, pero se adaptó como "Mihindu" en la lengua vernácula de Sri Lanka, el cingalés. En cingalés Mihin Thal significa literalmente la "meseta de Mihindu". Esta meseta es el terreno plano en la cima de una colina desde donde se suponía que Arhat Mihindu llamó al Devanampiyatissa, para que dejara de disparar a un ciervo en vuelo.
Desde tiempos antiguos se tallaron un gran número de grandes escalones para subir a Mihintale. Se dice que el rey Devanampiyatissa construyó un vihara (templo/monasterio) y 68 cuevas para los monjes que iban a residir allí. En Mihintale creció poco a poco una serie de viharas budistas, con todos los edificios dependientes característicos de los monasterios de la época.
Aparcamos al final del Old Road (íbamos con las coordenadas del párking en el GPS del móvil) y no dejamos nada dentro por miedo a los monos ladrones y enseguida llegamos a la taquilla. No recuerdo bien, pero eran unas 700 rupias (4€). Podemos ir en zapatillas hasta el inicio de las escaleras.... Vamos, el principio de la visita. Allí hay un señor muy majo que te los guarda por un módico precio. Desde allí, hay un total de 1843 escalones (que se suben bien, no temais, pues están repartidos entre los diferentes montículos). Debeis llevar calcetines. Si no, os abrasareis los pies, además de que la visita se os puede hacer larga.
Allí visitamos la Estatua de Buda, la Ambasthale Dagoba y Aradhana Gala (la Roca de la Meditación). Subir a la roca de la meditación puede ser un poco peligroso, especialmente si está lleno de gente. Tardamos como unos 40 minutos en subirla y no es que arriba cupiese mucha gente, la verdad. Había varios colegios allí, todos juntos apelotonados. Me pareció una visita muy peligrosa, donde es fácil resbalarse y matarse. No me pareció para nada una visita apta para niños de 5 años. Para gente adulta, sí.
Exceptuando la larga subida a la Roca, el resto se ve enseguida. Así que nos pusimos rumbo al complejo de templos en Anuradhapura. Aprovechamos antes para pasar por el hotel, pues pillaba de camino, a sacar las maletas de la habitación e ir al baño. Desde el hotel, tardamos 10/15 minutos en llegar. La verdad es que la organización de la visita dejó un poco que desear, pero no fue culpa nuestra, ya que yo había agrupado las dagobas que estaban cerca entre sí. Tardamos más de 5 horas en visitarlo y no comíamos hasta las 15h bien bien pasaditas. Pero es que las señalizaciones están fatal.
Es imposible verlo andando, es una extensión enorme de tierra llena de dagobas, templos, bosque, etc... Las opciones son alquilar taxi, tuk tuk, o bici o bien conducir por ti mismo. Y, como no, condujimos nuestro tuk tuk. Decir que ir en tuk tuk es lo más cómodo, ya que se puede aparcar a pie de templo en algunas ocasiones, especialmente en aquellos que están más alejados de la zona más transitada.
Es una de las capitales más antiguas de Sri Lanka, conocida por sus ruinas muy bien conservadas. La civilización que se desarrolló en torno a esta ciudad fue una de las mayores de Asia. En la actualidad, está considerada por la Unesco, desde el año 1982, como Patrimonio de la Humanidad. Abarca un área protegida de 4.000 ha. Así que imaginaos, como para hacerlo andando.
Fundada en el siglo IV a. C. fue la capital del reino de Anuradhapura hasta el comienzo del siglo IX. Durante este periodo fue uno de los centros de poder político más estables y duraderos del Asia meridional. En la actualidad esta antigua ciudad, sagrada para el budismo, cuyos monasterios circundantes cubren un área de más de 40 km², es uno de los mayores yacimientos arqueológicos del mundo.
¿Por dónde empezar? Por donde puedas. Lo primero que hicimos fue intentar encontrar la taquilla, que no estaba tan a la vista. Entrareis con el tuk tuk y pasareis de largo algunos templos. Cuando lleguéis a la altura del Museo Arqueológico, veréis un edificio en ruinas. Allí hay una caseta. Pues en la caseta debéis comprar el ticket, el cual no os pedirán nada más que para las visitas más alejadas. Las entradas costaban 3850 Rs o 25$. Un robo a mano armada, sí. Deciros también que el acceso a los lugares de mayor interés se hace descalzo (o con calcetines ya mugrosos a estas alturas) y que el sol quema.
Visitamos la zona de Jetavanarama, Ciudadela, Mahavihara (no encontramos el Palacio de Bronce y al final de nuestra visita entramos por detrás..... Está justo en una de las salidas del Sri Maha Bodhi) y la zona del Monasterio de Abhayagiri, todo en ese orden. Decir que no lo vimos todo todo todo, sino más bien lo que íbamos pillando a mano con el tuk tuk. Si vais buscando todos los lugares a visitar os volveréis locos. Nos dejamos la parte sur, lamentablemente, pero es que todo no se puede. Cuando lleguéis a una dagoba, no olvidéis pasear alrededor en el sentido de las agujas del reloj.
En resumen, lo que más me gustó: Dagoba Ruvanvelisaya (blanca, enorme, fácilmente reconocible); Jetavanaramaya Dagoba y su entorno (en su día alcanzó los 120m de altura y fue considerado el 3er monumento más alto después de las pirámides de Egipto; actualmente mide 70m); Sri Maha Bodhi (por su significado religioso: se cree que fue la hermana de Mahinda quien trajo el esqueje de este árbol sagrado; ella también era budista); toda la zona del Monasterio, por su tranquilidad y su entorno mágico, misterioso, solitario. Creo que si no te van las ruinas, el resto es prescindible. Ah, y el único lugar donde nos pidieron la entrada fue en la zona del Monasterio y en la Dagoba Ruvanvelisaya. Muchos turistas que no tenían ni idea de donde sacar la entrada se colaban en el resto de templos.
Después de esta visita larguísima (Carlos rugiendo de enfado por el hambre que tenía... creo que era ya la hora de cenar de allí y todo), nos fuimos a la calle principal y comimos en un pizza hut. Si habéis leído otras guías nuestras, sabréis que Carlos necesita alternar la comida local con comida “normal???”. Comimos algo rápido y salimos pitando porque no queríamos que se hiciera de noche.
Después de esta visita, recogimos nuestras maletas del hotel y salimos por el sendero rumbo a la carretera principal para ir a Sigiriya. En el sendero, compartimos espacio con una vaca suelta... Sí, Sri Lanka es así. Serían las 16.45h /17h cuando salimos y llegamos al Flower Garden Eco Village sobre las 19.30h. Realmente, se tarda hora y media en llegar. Pero nosotros tardamos una hora más, porque el GPS maravilloso hizo de las suyas.
Para que no os pase: llegad rectos hasta Habarana y en la gasolinera girad a la derecha. Tenéis que ir rectos hasta que paséis una escuelita y veréis un cruce con isleta a la izquierda. Allí es dónde giráis a la izquierda. Hay una piedra donde pone: Sigiriya. A nosotros nos desvió antes. El primer desvío no nos pareció ni una carretera en condiciones, así que nos metimos por la siguiente salida a la izquierda. Y fuimos a parar al medio de la selva, sin carreteras siquiera, con caminachos llenos tierra y pedruscones. ¡¡Íbamos a 10 km/h!! Cuando conseguimos llegar a la Sigiriya Rd, aparecimos por detrás de la Roca del León. Y nos pasamos el hotel... Preguntamos (ya era muy de noche y Carlos estaba muy enfadado y gruñón) y nos mandaron para atrás. Porque resulta que el GPS nos desvió por otra carretera perpendicular que no era la acertada. Nos llevó a otro hotel, de hecho. Esto puede ser culpa mía al anotar las coordenadas. Total, que si hubiéramos ido por la carretera de Habarana a Sigiriya rectos y hubiéramos girado directamente en Sigiriya Rd, nada de esto habría pasado, pues en esa dirección (y nosotros llegamos al hotel por la dirección contraria) había un súpercartel con el nombre del hotel. Total, cogimos por fin la calle perpendicular que nos llevaría al hotel, y luego otro desvío a la derecha, en medio de la nada, sin carretera, sólo un sendero. ¡¡¡¡¡¡Y llegamos!!!!! Por fin.
Pues nada, aquí confirmamos el safari del día siguiente a Minneriya National Park. Esto lo habíamos hecho previamente por mail con ellos, pero parece ser que no tenían nada anotado. Vaya... Pero no pasa nada, porque ellos te lo montan en un momento. Queríamos ir por la mañana de safari y por la tarde a Polonnaruwa. Pero el chico nos avisó que se avistaban más animales por la tarde, así que cambiamos el orden de las visitas. Más tarde, vino a decirnos que el guía del safari nos recomendaba ir a Kaudulla, en lugar de a Minneriya. Así que quedamos que pasaría a por nosotros a las 14.30h del día siguiente. El precio era el siguiente: 3500 LKR /Rs por persona la entrada al parque y el jeep 4500 LKR /Rs. Eso significa que si vais 5 personas, el jeep se paga entre todos. En nuestro caso, íbamos sólo nosotros dos, por lo que todo nos costó: 11500 Rs (unos 62€ para los dos).
Soltamos nuestras cosas y descubrimos que la cadena del baño no iba.... Así que mandamos a alguien para que la arreglara. Antes de cenar, nos pegamos un chapuzón nocturno y lavamos mucha ropa (parecía mentira, si sólo llevábamos 3 días allí). Cenamos, nos tomamos algo y nos acostamos, porque el día siguiente iba a ser largo.
DÍA 4: SIGIRIYA-POLONNARUWA-KAUDULLA NATIONAL PARK-SIGIRIYA (118 kms con nuestro tuk tuk)
Nos levantamos lo más pronto que pudimos (a las 7h) para poder desayunar en cuanto abrieran el comedor (al aire libre, como todo en Sri Lanka). Preparamos nuestras cosas para ir a Polonnaruwa y nos dirigimos al tuk tuk. He de deciros que arrancar un tuk tuk por las mañanas en frío no es nada fácil. Pero a los camareros les caímos muy bien (para variar, flipaban viéndonos con el tuk tuk) y nos enseñaron EL truquillo para arrancarlo... y nunca más volvimos a tener problemas en todo el viaje. Así que felices nosotros nos dirigimos a Polonnaruwa. Por el camino, habían señales de aviso de animales sueltos (por la migración en busca del agua y eso): cocodrilos, elefantes, etc... No vimos ninguno, pero hicimos fotos a todas las señales. Me llego a encontrar un elefante y me da un pasmo, os lo juro. Tardamos 1.45h, y nos reservamos dos horas y media para volver, por si acaso.
Una de las antiguas capitales de Sri Lanka, fue la sede de los reyes cingaleses desde el siglo XI hasta el siglo XIII. Fue declarada como Patrimonio de la Humanidad por la Unesco en el año 1982. Polonnaruva se extiende sobre 122 hectáreas y presenta numerosos monumentos bien conservados. En general, el estilo arquitectónico muestra influencia india. La mayor parte de los monumentos son religiosos, aunque se conservan también edificios civiles, como la cámara del consejo real. Se encuentra rodeado de el embalse Prakrama Samudra, lago artificial construido por el rey Prarakamabahu en el siglo XII.
Los Budas de Gal Vihara son tres grandes budas esculpidos en una pared rocosa. El primero se presenta sentado, en meditación; el segundo en pie, con los brazos cruzados sobre el pecho, postura que representa la iluminación; el tercero, de quince metros de longitud, está acostado, en el nirvana. Este último está considerado la estatua más perfecta y misteriosa de Sri Lanka.
Esta visita fue mucho más llevadera que la de Anuradhapura, pues es considerablemente menor y menos repetitiva, quiero decir, no son sólo dagobas sino que encuentras diferentes tipo de edificaciones. Lo primero fue buscar el ticket, que se encuentra a la entrada del Museo Arqueológico. Si ves una cola enorme, no te pongas detrás. Investiga, porque no suele haber gente en la cola. El precio es el mismo que en Anuradhapura: 3850 Rs o 25$.
Saliendo del museo a la izquierda recto iniciamos nuestra visita. Pasamos de largo el párking y justo detrás se encontraban los primeros edificios. Allí visitamos el Grupo de la Casa de Reposo. Nuevamente, es necesario el uso de un medio de transporte para ir de un grupo a otro. Así que nosotros encantados con nuestro tuk tuk. A continuación, aparcamos bajo un árbol en el Grupo del Palacio Real, no sin antes enseñar nuestro ticket. De allí, fuimos al famoso Cuadrángulo (necesario ir descalzo). Se trata de una serie de templos hindúes y uno budista. En este grupo se encuentra el Thuparama Gedige, que recibe la luz solar sólo un día al año y se suponía que iluminaba la figura central (ya no está). ¿Os suena? Sí, el Abu Simbel cingalés. Bajamos al párking y allí nos llevamos una sorpresa desagradable: los ... monos habían pisoteado nuestro tuk tuk y se habían echado un lingotazo de una botella de gasolina que llevábamos en el maletero. No quiero saber de qué mal murieron, pero sí diré que poco faltó para que saliéramos incendiados o intoxicados de allí. Saqué el rollo de papel higiénico que siempre viaja conmigo (desde un percance que tuve en mi viaje a China) y limpié todo el asiento y el maletero. Pagué por entrar a los servicios y empapé bastante papel para lavar un poco el tuk tuk. Hecho esto, nos dirigimos a la última parte de nuestra visita: el Gal Vihara del Grupo del Norte. No teníamos intención de visitar más, pues íbamos pilladitos de tiempo para el safari (allí estuvimos básicamente poco más de un par de horas). Nos dejamos el Grupo del Sur y el resto del Grupo del Norte, pero vamos, por lo que vimos desde el tuk tuk: una dagoba y algo más.
Llegamos al hotel y ¡sorpresa! La cadena del baño no iba otra vez.... y estábamos un poquito necesitados. Dejamos los trastos y nos fuimos a comer al restaurante del hotel mientras nos lo arreglaban. Comimos bastante rápido porque el tiempo se nos echaba encima y no llegábamos al safari. A la hora convenida, vino a buscarnos nuestro driver en su jeep. Es conveniente llevar sombrero, gafas de sol, protección solar y mucha agua. A veces los tours incluyen agua. Pero aun así, llevad por si acaso. En nuestro caso, nos ofreció también fruta.
Llegamos al Kaudulla National Park y alucinamos con las colas de jeeps que se dedican a estresar a los pobres animales. Lo cierto es que, aunque disfruté con ternura de los momentos familiares de las manadas de elefantes, me dio pena el estrés al que pueden verse expuestos por culpa del turismo. Vimos otros animales, pero básicamente esta zona es conocida por las manadas de elefantes. Ya a punto de terminar el safari, me quedé sin batería en la cámara (justo una gran manada de elefantes se alejaba lentamente). Así que me quedé con las ganas de seguir haciendo fotos.
Al atardecer volvimos al hotel y aprovechamos para cargar los móviles y la cámara. Y ahí descubrí que la batería no se había agotado, sino que parecía ser que fallaba algún cable de conexión con la pantalla, que era abatible. Descubrí que podía seguir haciendo fotos igualmente, así que intenté no preocuparme, pues tenía otra cámara de repuesto. La pena era que la que usé en el safari era la sumergible, la que iba a usar en Maldivas. Pero bueno, pensé que podría ser peor. Nos dimos un chapuzón y salimos fuera del hotel a cenar, con nuestro tuk tuk. Sí sí... porque la iluminación no es lo que reina por el medio de esos... ¿caminos? Y a lo tonto había como 2.5 kms a la ¿civilización?. Me explico: Sigiriya es básicamente una calle principal con restaurantes y varias perpendiculares con acceso a los hoteles. Al llegar a Sigiriya Rd, giramos a la izquierda y paramos en un lugar a la derecha que tenía un camino iluminado y una terraza de madera y paja, bastante básico. No recuerdo el nombre pero allí probamos el roti con pollo, una especie de pan dulce con relleno. Se puede consumir como pan o en una especie de fajita. Después de comer, nos fuimos a tomar algo un poco más adelante, cerca de un canal. Era un local que hacía barbacoas para cenar, pero aparte tenía camas, sofas, etc... Pedimos un par de combinados y nos fuimos a dormir cuando ya nos quedamos solos. Habíamos avisado por favor que nos dejaran la verja del hotel abierta, para que pudiéramos entrar.... porque cuando nosotros salíamos a cenar la gente ya se estaba acostando :S
DÍA 5: SIGIRIYA-DAMBULLA-KANDY (105 kms)
Nos levantamos muy pronto y en cuanto vimos al primer camarero en pie nos plantamos en el restaurante. Serían sobre las 7.20. Ese día queríamos subir a la Roca del León bien pronto, para no pasar calor ni quemarnos. Salimos con el tuk tuk a la calle principal y nos dirigimos al párking que me marcaban las coordenadas que busqué. Pero, ¡oh, qué mala suerte! Sólo se podía acceder si se llevaba ya el ticket. Y ni idea de dónde comprar el ticket. Preguntamos y nos mandaron por otro camino. Lo que hicimos fue bordear la roca y plantarnos al frente. Fuimos hasta otro párking y allí compramos los tickets. La entrada cuesta 4620 Rs o 30$. De paso, dejamos el tuk tuk allí. Esto tuvo su parte buena y su parte mala. La parte buena es que te acercas a la roca de frente, y puedes ver algún resto del yacimiento por el camino que no habríamos visto de haber aparcado en el párking de más arriba. La mala es que para entrar hay que hacer cola, está todo lleno de gente, y luego hay que andar más a la vuelta para regresar al tuk tuk.
Resumen: disfrutamos las vistas de la roca, aunque fuimos un poco rápido, porque eran las 8.30h pero aquello empezaba a estar masificado!!!! Había gente que ya volvía cuando nosotros llegábamos. Si es que lo del calor va en serio. Os recomendamos que llevéis mucha agua y algo para taparos del sol, si vais tarde. Parte de las escaleras se encontraban a la sombra a la hora que fuimos nosotros. Eso es un plus cuando se realiza el esfuerzo de subir tantas escaleras. ¡Ah, y que no os asusten! Se suben muy bien. Lo pasé peor en la visita de después...
La Roca del León o the Lion’s Rock, de 200m de altura, es el tesoro de Sri Lanka y fue declarado lugar Patrimonio de la Humanidad por la Unesco en el año 1982. Esta fortaleza es una atalaya natural que servía como elemento de vigilancia y defensa ya que permitía divisar a los enemigos desde lejos. Tras una historia larga de unos 5000 años, fue abandonada, siendo redescubierta en 1908, siendo hoy espectacular imaginar lo que supondría milenios antes en su época de esplendor.
Desde la entrada vamos disfrutando de los Jardines Reales, una amplia extensión de terreno con construcciones, piscinas y otras edificaciones bajas, parterres y árboles de todo tipo. Estos jardines son los más antiguos de Asia y se dice que se cuentan entre los más antiguos del mundo. Una vez a los pies de la roca, comienza la ascensión de escaleras hasta arriba. Hay que ir en silencio, pues hay muchos avisperos en la zona y hay carteles que avisan de la peligrosidad ante el ruido. Cuando llevamos un tramo subido, encontramos la Cueva de la Cobra, donde veréis las pinturas de mujeres semidesnudas en la piedra, realizadas con la técnica de los "frescos" y que se cree que tienen más de 1500 años. Si se sigue subiendo, se llega a una explanada donde se hayan las garras del león esculpidas en la roca, lo que queda de lo que imaginamos sería un león gigantesco en su época, y que cuidan lo que queda de ascensión a la cima de la roca. Aquí hay jaulas para que las personas se encierren en caso de ataque masivo de avispas. No digo más. Desde aquí, tan sólo queda una pequeña ascensión.
Arriba, las vistas son sencillamente impresionantes. La ciudad antigua se encuentra aquí, un palacio, una fortaleza de roca fortificada, un sistema organizado de cisternas, y varios grabados rupestres y esculturas. Es el Machu Pichu cingalés. Una maravilla y, sin duda, lo más impactante de Sri Lanka. De acuerdo con las antiguas crónicas, este sitio fue el elegido por el rey Kasyapa (477-495 dC) para su nueva capital, donde construyó su fortaleza en la parte superior de esta piedra. Era a la vez un palacio y una fortaleza; el complejo en general contó con cinco puertas y mide poco menos de 3km de ancho por 1km de largo.
Esta visita fue la mejor de todo el viaje, sin duda. Estaba difícil superarlo. Aun así, seguimos emocionados hacia nuestro próximo destino: Dambulla. Antes de ir, pasamos por el hotel a recoger trastos y dejarlo todo listo para nuestra partida. Dejamos dicho en recepción que volveríamos a por las maletas. Ya sé que Dambulla nos pillaba de camino a Kandy, pero no estaba tan lejos de Sigiriya y nos daba respeto dejarnos todas las maletas a la vista en el párking de Dambulla. Así que el chico nos dijo que si se nos hacía tarde, dejarían las maletas en el porche y las vigilarían (desde la recepción se veía nuestra habitación). Conseguimos que nos dejara tenerlas dentro de la habitación hasta las 13h. Y nos fuimos corriendo. Tardamos como unos 40 minutos en llegar.
Aquí, por favor, leed atentamente y no obviéis los sabios consejos que os voy a dar. Si miráis en Google maps, veréis que os manda por un sitio que aparentemente no tiene entrada al templo. En cambio, hay otra carretera que te deja en lo que se lee: Cave temple car park. Pues no aparquéis allí. Porque ese es el aparcamiento de un templo budista. Si habéis llegado allí sin querer, tenéis que volver atrás y girar a la izquierda en un gran cruce. Así entraréis por la parte de detrás, justo donde están las taquillas bien escondidas, por cierto. Si, a pesar de todo, decidís aparcar allí e ir andando: estáis locos pero allá van las indicaciones: a la izquierda del templo blanco budista comienzan unas escaleras... Subid subid, hasta una pequeñita explanada donde sólo podéis hacer dos cosas: subir más escaleras a la derecha, o bajarlas recto. En esta zona hay agua. Comprad si no lleváis porque no volveréis a pasar por aquí hasta que no bajéis. Hay gente que decide seguir subiendo.... y llegan arriba sin ticket... qué mala suerte!!! Porque ni os cuento lo que hay que hacer para conseguirlo. En fin, vosotros en la explanadita no subáis: bajad.... y os dirigís a la derecha, y bajáis por una carretera petada de coches (lo de carretera es un decir) y pasáis un parking... Mientras, a la derecha, hay unos edificios. Pasando estos edificios hay unas escaleras. Pues subís las escaleras y allí tenéis la taquilla con un cartel que dice: “No es culpa nuestra que la ticket office esté tan escondida”. Lo digo todo con eso.
Una vez ticket en mano, seguimos la ascensión de esas mismas escaleras. No hay que volver atrás ni nada. Y subís y subís... (y yo le dije a Carlos que sacara fotos si podía para enseñarme las cuevas porque yo no llegaba). Pero llegué!!! Pagué por dejar mis zapatos y fuimos a ver las cuevas. Y seguían llegando pobres turistas acalorados por la otra escalera sin ticket ni nada.... ay almas cándidas.
Es lugar Patrimonio de la Humanidad desde 1991. Es un complejo de cuevas con templos en su interior, en el más grande y mejor conservado de Sri Lanka. La roca sobresale con una altura de 160 m sobre los llanos circundantes. Hay más de 80 cuevas documentadas en los alrededores. La principal atracción son 5 cuevas, que contienen estatuas y pinturas. Estas pinturas y estatuas están relacionadas con Buda y su vida. Hay total de 153 estatuas de Buda, 3 estatuas de reyes srilanqueses y 4 estatuas de dioses y diosas. Las últimas 4 son estatuas de dioses hinduistas, dios Visnú y dios Ganesha. Los murales, cubren un área de 2100 metros cuadrados. Las pinturas sobre las paredes de las cuevas incluyen la tentación de Buda por el demonio Mara y el primer sermón de Buda.
Los habitantes del Sri Lanka prehistórico vivieron en estas cuevas antes de la llegada de budismo a la isla, pues hay sitios de entierros con esqueletos humanos del año 700 a. C., de hace unos 2700 años, que ha sido desenterrados en esta área de Ibbankatuwa cerca de las cuevas de Dambulla.
Tras una hora de visita, aproximadamente, bajamos por las escaleras que habíamos evitado antes y llegamos a la explanadita. Compramos agua y nos fuimos corriendo a recoger maletas. Y dirección a Kandy, que estaba en plenas fiestas: el Esala Perahera. Pues la mar de a gusto íbamos con el tuk tuk hasta que nos paró un señor policía con una pinta de cabreo que ni os cuento. Esta fue nuestra primera experiencia (que no la única) y sin duda la más desagradable con la autoridad cingalesa.
Resulta que Carlos se había saltado un paso de peatones justo donde dirigía el tráfico este señor policía. Vamos, que Carlos se había saltado la autoridad del señor policía por sus santos.... estos. Según él, todo el mundo se saltaba el paso de peatones. En fin, que el hombre nos quería requisar el tuk tuk y os digo que estaba de muy mala leche. Llamó a otro agente, nos pidieron la documentación y no nos la querían devolver. Fue horrible. Llegó un autóctono que hablaba inglés y nos preguntó qué pasaba y se lo contamos. Les dijimos que estábamos dispuestos a colaborar pero tal parece que ellos no. Llamamos a Roshan, que habló con los policías y me dijo que no me preocupara, que no podían hacernos nada. Sí, sí, pero no nos devolvían la documentación. Al final, el autóctono dijo que la poli quería dinero, pero no lo iban a pedir allí pues pasaban muchos peatones y tenían una reputación que mantener. Les dimos algo así como el equivalente a 20 euros y nos dejaron marchar. Imagino que el local se quedaría su comisión. Más adelante, un policía la mar de simpático nos volvió a parar. Esta vez, control rutinario. Nos pidió los papeles, nos dio las buenas tardes y arreando.
Paramos a comer en un hotel-restaurante-tienda de souvenirs que tenían un jardín de especias, algo muy típico de allí. Nos dijeron que no podíamos marcharnos de allí sin ver el jardín. A nosotros no nos apetecía nada verlo. Estábamos agotados y todavía acojonados. Comimos y nos dijeron que fuéramos mientras preparaban el postre. Como no quisimos, nos trataron fatal. Así que nos fuimos de allí y que se apañaran con el resto de turistas. Llegamos a Kandy a punto de atardecer. Es una ciudad sucia, caótica y en obras, pero que tenía su encanto en fiestas. No recuerdo bien, pero creo que tardamos unas 4h contando la parada para comer, el tráfico y el percance policial. Llegamos al hotel Villa 92 sobre las 18.15h. Ya describí la habitación arriba. Era un lugar muy tranquilo, la verdad. Después de ducharnos y reajustar las maletas salimos a dar una vuelta y a cenar.
Nos fuimos con nuestros pañuelos para taparnos y con las rodillas tapadas, pues queríamos intentar ver el Templo del Diente del Buda, además de con el chubasquero. Las calles estaban a punto de ser cortadas (por el pasacalles del Festival Esala Perahera) y llenas de gente. Les preguntamos a los policías si podríamos volver a casa luego y nos dijeron que sí. Pasamos varios controles en varias calles (con cacheo incluido) y vimos cómo los bares tenían ya a su público sentado. Había gente en sillas en las aceras, en los bares y en las tiendas. Llegamos a un recinto donde había varios templos budistas. Pasamos un estricto control donde la chica de seguridad se empeñó en taparme entera porque dijo que estaba muy bien provista XD Dentro, estaba todo iluminado con luces de colores, había música en directo, ofrendas, etc... Muy buen ambiente, la verdad. También allí tenían algunos de los elefantes que desfilarían más tarde. Cruzamos el recinto después de verlo y justo enfrente estaba el Templo del Diente de Buda o Sri Dalada Maligawa. Pero acababan de cerrarlo y allí mismo estaban colocando a varios elefantes. Nos adentramos en un parque y estuvimos disfrutando del ambiente hasta que nos entró hambre, así que buscamos un sitio para comer de camino al hotel (y en medio del desfile). Fue duro encontrar algo porque todo estaba cortado y lleno de gente, pero finalmente dimos con un sitio. Al terminar de cenar, había menos gente en las calles. Pude subirme a un bidón y ver parte del desfile, disfrutar sus danzas y escuchar su música hipnótica.
Cuando nos cansamos, nos fuimos al hotel para dormir. Entramos a oscuras y descalzos (típico allí) y cuando Carlos encendió la luz gritó: ¡Cuidado! ¡¡¡¡¡Yo había estado a punto de pisar un ciempiés!!!!!!! Y de esos que hacen pupa. No me preguntéis qué hacía ahí, porque no quise ni planteármelo. No pude pegar ojo en toda la noche... es que me quedé a un par de centímetros de pisar el ciempiés.
DÍA 6: KANDY-NUWARA ELIYA (72,8 kms + 18 kms)
Por la mañana, recogimos, desayunamos y nos fuimos camino a las montañas. La temperatura en las montañas es considerablemente más baja que en el resto del país. De hecho, en Kandy ya se notaba la caída de las temperaturas. Pero en las montañas, más aun. Si en el resto de Sri Lanka íbamos en tirantes y pantalón corto, disfrutando de una temperatura de unos 34 grados, en la zona de montaña hacía una mínima de 12 grados y una máxima de 18. Lo que viene siendo lo que los valencianos denominan: un tiempo de fallas. Con sus lluvias incluidas. Si viajáis en tuk tuk y vais detrás, pasaréis frío. Yo iba con la chaqueta de invierno cortaviento de decathlon, la braga afelpadita y tres capas. Vale, soy friolera, pero a 40 km/h el viento corre que no veas.
Decidimos hacer todo el trayecto de las montañas en tuk tuk, desde Kandy hasta Ella. No nos arrepentimos y lo aconsejamos. Pudimos disfrutar de vistas espectaculares y parar donde quisimos, las veces que quisimos. Para mí, esta fue una hermosa parte del viaje. Más adelante, en Ella, nos encontraríamos a unos chicos catalanes que nos dijeron que en el tren iban apelotonados, incómodos y que la gente hacía turnos para mirar por la ventana. Así que nos dijeron que habíamos tomado la decisión correcta.
Por el camino, paramos en algunos campos de té en la montaña, algunas cascadas y algún mirador. Se nos acercaron unas recolectoras de té o “tea pluckers”, como se las conoce en inglés. Querían dinero. Les dijimos que no y se fueron enfadadas. Al rato, vino otra mujer más mayor o completamente esquelética. Aquí sí no pude resistirme y le di algo de mi comida. La mujer se echó a llorar y supongo que me dio las gracias por señas. Carlos y yo nos emocionamos bastante, seguimos viendo cuánta pobreza ronda esta zona y paramos en la primera tiendecita a pie de carretera que vimos. Compramos de todo un poco y cuando veíamos un niño, una persona mayor o una familia necesitada les dábamos comida. Tampoco queríamos que se sintieran incómodos, así que siempre les preguntábamos por señas si querían.
De camino, vimos las famosas Ramboda Falls, pero había que pagar por subir a verlas y, honestamente, hay más cataratas por el camino, y en muchos más países. Así que no pagamos nada. Seguimos nuestro camino después de estar allí un rato. Llegamos a una de las plantaciones de té más famosas de la zona: Mackwoods Labookellie Tea Centre. Fue fundada por el capitán William Mackwood en 1841, cuando comenzaron a aparecer las plantaciones de té en Sri Lanka. La compañía estuvo en manos de la familia hasta 1956, cuando la compró un empresario bastante visionario de Sri Lanka. A partir de entonces, experimentó un gran florecimiento económico y se ha convertido en la segunda empresa más importante del país dedicada al té.
No llegamos a hacer la visita. Pero sí fuimos a parte de las plantaciones. De repente, comenzó a llover y a subir la niebla. Los campos de té desaparecieron de nuestra vista y nuestra oportunidad de pasear por allí también. Entramos a la tienda y compramos bastante té. No es barato, pero doy fe de que está riquísimo. Todavía lo degusto todas las tardes. Seguro que podéis comprarlo mejor de precio en otros sitios pero aquí, a diferencia de otros lugares, tienen té con jengibre, frutas, etc... Si vais a otras factorías famosas, también os diré que está más caro. Con la compra de productos en la tienda tienes derecho a un té en la cafetería. Así que nos calentamos un poquito con el té calentito, que estaba riquísimo. (Me encanta el té)
La carretera desde Kandy está muy bien, y no hay un tráfico infernal. Así que despacio y a nuestro ritmo, con todas las paradas mencionadas, llegamos a Nuwara Eliya Hills Rest Hotel a la hora de comer. Tardamos lo que vienen siendo unas 5h aproximadamente. La casa era muy muy acogedora. Nos encantó la habitación. Tenía un macrobaño con bañera, ¡¡¡agua caliente!!! y lo mejor: ¡¡¡¡¡¡¡¡¡secador!!!!!!!!!! Comenzaba a ser urgente lavarme el pelo, cosa que no había podido hacer antes debido a los madrugones (seamos honestos: no iba a madrugar más aun), o porque llegábamos ya muy tarde a los hoteles. Así que me lo lavé varias veces para que se me desenredara bien (porque hay que ver cómo me lo tenía el tuk tuk... menudos pelos de loca).
Cogimos el tuk tuk, que los dueños nos habían aparcado en la cuesta privada de la casa, ya que antes estaban reparando un coche y no pudimos aparcarlo. Carlos se equivocó al meter la marcha, no una sino varias veces y el coche se iba para atrás, irremediablemente hacia el muro del fondo. En una de esas, yo casi salté del tuk tuk. No quería estar dentro cuando se estrellara. Y ya tenía medio cuerpo fuera cuando Carlos descubrió que tenía la marcha atrás puesta.... Este Carlos me mata un día de un susto.
Salimos con el tuk tuk a la zona del lago. El día había salido lluvioso, como dije anteriormente, y el lago no se veía muy bien. Fuimos buscando un sitio que habíamos visto en Trip Advisor para comer, el número 1 del pueblo. Se llama Salmiya. Es un local chiquitín donde caben 3/4 mesas. Sólo sirven pizzas. Ya sé que estábamos en Sri Lanka, pero es bueno alternar las comidas, pues nuestros estómagos se resienten y no queremos caer enfermos. Cada uno conoce su cuerpo. Pues las pizzas estaban que te mueres de ricas. Vaya vaya... Y telita con el tamaño. Al acabar, firmamos en el mantelito como había hecho mucha gente antes que nosotros y nos fuimos a ver el lago. Con los rayos de sol se veía muy bonito. Habían dispuesto una feria y había muchas atracciones para los niños. El ambiente era genial.
Más tarde, cogimos el tuk tuk para ir a la Pedro Tea Factory, que se encuentra en el mismo pueblo, al este a las afueras. Su nombre hace mención a la montaña de mayor altura en Sri Lanka, el Monte Pedro (2524 metros). Fundada nada menos que en 1885, cuenta con más de 600 hectáreas de cultivos y un número de trabajadores que se aproxima a los 1300. Es responsable de muchas de las exportaciones de té que se hacen no sólo a Inglaterra sino a todo el mundo.
Cogimos la visita guiada por 200 Rs cada uno. Durante la visita dentro del recinto de procesamiento del té está prohibido hacer fotografías. Al terminar, una media hora / 45 minutos más tarde, te ofrecen un té para que lo degustes. Allí te explican las diferencias entre los distintos tipos de té, cuál es más fuerte y cuál se emplea para mezclar con leche. A la salida, fuimos a la plantación, que se puede visitar tranquilamente. Hay que tener en cuenta que las pluckers no trabajan los domingos y la factoría está cerrada domingo y lunes. O eso creo recordar que me dijeron.
Cuando acabamos, la cascada Lover’s Leap era nuestro siguiente destino, pues estaba a la salida de la plantación, subiendo hacia arribla. Sin embargo, nos fue imposible llegar porque había estado lloviendo esa mañana y los caminos estaban embarrados (recordemos que el asfalto por allí no es muy habitual). Los locales nos dijeron que con tuk tuk se podía llegar. Lo cierto es que, desde la distancia, creo que los locales consideran a los tuk tuks como los hermanos de los quads, porque ojo con los sitios por donde nos han metido y por donde nosotros mismos nos hemos metido. En este caso, la cuesta era muy empinada y el camino desaparecía en medio del bosque. Con el cielo negro, no queríamos arriesgarnos a quedarnos estancados en el barro. Y fue por eso que nos dimos la vuelta y volvimos al hotel, para disfrutar del calor acogedor y de una ducha calentita por fin, con lo que apetecía (por el frío y eso). Después de ducharnos, descansar, volver a reajustar el equipaje y wasapear un rato nos fuimos a cenar. La familia que regenta el hotel nos pidió que llegáramos antes de las 22h. Eran las 21h y teníamos que encontrar todavía un lugar para cenar. Conseguí, como si se tratara de mis padres, de que nos dejaran llegar a las 22.30. Y los pobres estaban durmiendo cuando llegamos. A mí estos horarios me vuelven loca.
DÍA 7: NUWARA ELIYA-ELLA (58,4 kms + 16 kms)
Desayunamos todo lo pronto que se podía (7.30/8h) y pusimos rumbo a Ella. El tiempo estaba bastante nublado y había mucha niebla. La carretera estaba muy bien también. No entiendo por qué nos asustan tanto en los blogs. Es cierto que el tuk tuk chupa gasolina al ir hacia arriba, pero no es algo exagerado. Yendo hacia nuestro destino, nos dimos cuenta que cada vez había menos plantaciones de té. Y yo me había quedado con ganas de ver a las pluckers (pero era domingo y de eso ya desistí) y de perderme en una de esas plantaciones. A medio camino, nos equivocamos de carretera (el GPS quería ir por el camino más corto, que no siempre es el más rápido). Y las cosas pasan porque tienen que pasar...
Pasamos por un montón de plantaciones de té (íbamos pegaditos a la montaña) y vimos un montón de pluckers trabajando :) Es un trabajo arduo y muy mal pagado. La mujer tamil (encargada de realizar esta tarea) está en la base de la pirámide socioeconómica.
Más adelante, nos cruzamos con la hermosa entrada a una plantación en medio de un pueblo perdido. ¿Y qué hicimos? ¡¡Perdernos!! Nos perdimos con nuestro tuk tuk (ya le llamábamos Tuktukín) y sacamos el palo del selfie. No paramos hasta que no nos cansamos. Pasó una mujer con sus nietos y nos saludaron. Querían hacerse fotos con nosotros y nos hicimos unas cuantas. Luego, la mujer quería que hiciéramos una con su móvil, pero el móvil estaba apagado y no tenía ni cámara. Era de esos en blanco y negro. Por señas le pedimos que lo encendiera y ni sabía. Total, que les dimos las gracias por todo mediante señas y a los niños les dimos unas galletas y más cositas de las que habíamos comprado. La mujer se emocionó, nosotros nos emocionamos otra vez... Somos facilones. Y nos fuimos tan felices, sintiéndonos tan afortunados y agradecidos por lo que teníamos, como reyes y reinas más bien.
Llegamos al pequeñito Ella, un pueblo que básicamente vive del turismo pues es campamento base de excursiones por la montaña. Aquí lo más productivo para hacer son rutas de senderismo. Encontramos el Freedom Guest Inn Ella fácilmente (había que bajar una cuesta empinadita entre pedruscones pero ya nos íbamos acostumbrando y, total, lo peor estaba por venir). Era tan temprano cuando llegamos, que la habitación no estaba ni lista. Nos dieron un refrigerio y la wifi mientras esperábamos.
Una vez dejamos las maletas, nos fuimos de excursión al Little Adam’s Peak. Aparcamos por allí el tuk tuk y empezamos la caminata. Es muy fácil de llegar. No se necesita estar en excelente forma física. Lo único malo son las escaleras del final. A mí las escaleras me matan. En fin, es lo que hay. Llegamos y admiramos las vistas, que eran maravillosas. Estuvimos un rato disfrutando de ellas y... oh oh... ¡¡¡truenos!!! Pues nada, que empezó a llover. Nos bajamos ligeritos hasta el tuk tuk y vimos que teníamos algo más de tiempo antes de comer. Así que nos fuimos a buscar el Nine Arch Bridge.
Para llegar, hay que seguir la misma carretera por la que habíamos llegado a la entrada al sendero de Little Adam. Había leído en algún sitio que teníamos que aparcar el tuk tuk a la altura de un templito. Preguntamos y nos dijeron que, efectivamente, íbamos por el camino correcto. Nos animaron incluso a llegar en tuk tuk. Por este motivo, nos autoanimamos también y empezamos a ir por los senderos (ojo: no ir sin maps.me o acabaréis perdidos... o lo siguiente). Total, que acabamos perdidos hasta con el maps.me. Nos encontramos a un chico en tuk tuk y nos dijo que le siguiéramos. Nos habíamos pasado un desvío. Nos metimos por el desvío y aquello bajaba y bajaba abruptamente. De repente ya no había sendero, sino caminucho. Y desapareció el caminucho para dejar paso a escalones de piedras de bastante altura. Lo dicho: que se pensaban que iban en quad. Y, de repente, el señor para. Carlos y yo blancos. Y nos dice que sigamos hacia abajo (más abajo?? Más abajo es vertical, caballero). Y se va tan contento. Empezó a llover otra vez y Carlos se acojonó. Subimos cagando leches y resbalamos con el tuk tuk hacia atrás. Carlos pensaba que terminábamos montaña abajo despeñados. Con la decepción y el acojone metidos en nuestro cuerpo, nos fuimos a comer.
Comimos cerca de la entrada al sendero de Little Adam, en Adam’s Breeze. Allí probé el famoso “kottu”, que es pan de rotti con verduritas troceadas. El plato daba de comer a 3 personas por lo menos. Aparte Carlos se pidió su plato. Así que sobró comida por encima de la cabeza. Fue en este restaurante donde nos encontramos a unos chicos catalanes que llevaban unos meses perdidos por Asia y nos contaron su experiencia. Fue muy agradable y nos contaron algunas anécdotas además de darnos consejos de viajeros, que siempre son de agradecer. Nosotros también les contamos nuestra experiencia en tuk tuk. Pasó y pasó el tiempo casi sin darnos cuenta. Les dijimos que queríamos visitar Nine Arch Bridge pero que no habíamos encontrado el camino. Y ellos nos hablaron de un mirador y que desde allí era muy fácil llegar. ¡¡Pues a intentarlo otra vez!!
Fuimos hasta un mirador. Vimos el puente desde allí. Y nos dijeron que se podía bajar andando. Yo lo veía un poco vertical y demasiado embarrado, pero bueno. También se aventuró una parejita joven de musulmanes y pensé: si ella puede con esa túnica, yo puedo. Pero debo ser una cochina, porque me puse perdida de barro y dije que por ahí no seguía bajando. Volvimos al tuk tuk y deshicimos el camino. Y allí estábamos otra vez: en el dichoso templito. Entonces vimos a un guía, un padre y su hijo. Nos miramos y los dos pensamos: estos van al mismo sitio. Y les seguimos. Adivinad: el mismo camino que habíamos hecho siguiendo al otro tuk tuk esa mañana... y donde habíamos parado: efectivamente era ¡¡¡verticalmente hacia abajo!!! Pues si el guía decía hacia abajo, no podía haber dudas. Y después de bajar por un camino abrupto, enlodado, resbaladizo... llegamos. El bello puente estaba allí. Y justo cuando llegábamos, llegaba la parejita joven que nos habíamos dejado bajando desde el mirador. Ellos llegaban por las vías del tren.
El Nine Arch Bridge es un puente de 24m de altura construido en 1921 con piedra, ladrillo y cemento. Como su nombre indica, tiene 9 arcos. Es uno de los lugares más conocidos en Sri Lanka y uno de los mejores ejemplos de construcciones ferroviarias durante la época de Ceylan como colonia inglesa. Se parece al puente por el que el expreso a Hogwarths pasa en la novela de ficción “Harry Potter”.
Estuvimos un buen rato esperando a que pasara el tren, pues dicen que es una de las estampas más bellas. Nos quedamos con las ganas. Allí no tenía pinta de pasar nada de nada. Miramos hacia arriba y vimos un barete. Decidimos subir a tomar algo. La subida era bastante peligrosa (por su verticalidad y lo enlodado que estaba todo). Más bien era escalada. Así que ya era seguro que no íbamos a bajar por el mismo camino. Nos tomamos algo y seguía sin pasar nada. El chico del bar nos dijo que el tren llevaba retraso porque normalmente pasaba media hora antes. Cuando nos cansamos, nos fuimos. Él nos indicó otro camino por el que llegar a la carretera, saliendo por detrás del bar. Salimos justo en el siguiente entradero después del templo. Una vez más, podemos decir que gracias al maps.me, llegamos al tuk tuk.
Nos fuimos al hotel, nos duchamos, descansamos y salimos a cenar. Estábamos cansados pero contentos. Fuimos a dar una vuelta para ver el ambiente: muy mochilero y entramos a cenar en Ceylon Tea Factory. Nos comimos unas burgers, la mía de cangrejo. La cena nos costó 3000Rs. Luego nos fuimos a Chill Café a tomar algo, un enorme café con distintos espacios (para tomar algo, para comer o para disfrutar ambiente chill out). Subimos arriba del todo, dejamos los zapatos a la entrada en unos zapateros y nos aposentamos en las mesas bajas con puffs. Cuando salimos de allí, nos dimos cuenta de que todo estaba apagado y en silencio excepto esto. Y hablamos de las 23/23.30h!!!!
DÍA 8: ELLA-TISSAMAHARAMA (93,8 kms en nuestro tuk tuk)
Salimos sin madrugar excesivamente aunque teniendo en cuenta el tiempo, pues habíamos reservado por mail un safari en Tissa. Hicimos algunas paradas por el camino para admirar unas cascadas (Ravana Falls) y varias vistas. En la zona de cascadas, habían varias personas vendiendo piedras. Encontramos a un señor muy simpático que nos quería vender piedras y nos habló de su extensa familia. Así que hicimos un trueque: intercambiamos comida por las piedras y acabamos todos tan contentos.
En unas 2/2.30h llegamos a Tissa, aunque al hotel nos costó un poco más de llegar porque estaba un poco perdido (así como el de Sigiriya) y Carlos empezó a ponerse nervioso, jajajaja. El hotel elegido fue Diya Dahara Resort, que daba al lago. La habitación era de lujo absoluto y Carlos y yo nos emocionamos mucho cuando la vimos y nos dio mucha pena dejarla. Nos habría encantado poder ver un atardecer en la terraza, mirando al lago. Pero sólo estuvimos una noche y llegamos ya de noche del safari. ¡Oh!
Para este día, teníamos previsto un safari al Yala National Park. Decidimos concertarlo con un chico que nombraban en varios blogs, y como siempre hacían buenos comentarios acerca de él, nos fiamos. Se llama Gayan. Si alguien necesita su teléfono, que no dude en pedírmelo. El chico es muy majo, pero se va a desvivir más por ti si vas en grupo y puede sacar más pasta. Nosotros fuimos sólo dos personas, y el negocio le salía menos rentable. Pero bueno, todo resultó bastante bien.
Lo primero que hicimos fue solicitar información a diferentes mails, al hotel y a este chico. Esta es la información que me dio Gayan: el precio del safari era 7000Rs por persona todo incluido (72€ los dos) y llevábamos un guía del parque (obligatorio) y el driver. Por las mañanas eran de 4.45-12 del mediodía y por las tardes eran de 13-18h. Nos aconsejó hacerlo por la tarde, ya que nos advirtió que ¡¡¡¡de Tissa a Negombo había 10h en tuk tuk!!!! y si lo hacíamos por la mañana igual ni llegábamos a Negombo. (Y cuánta razón tendría.... ¡¡¡corto se quedó!!!) Nos mantuvimos en contacto por Whatsapp todo el viaje y, cuando llegamos al hotel, se acercó a vernos y a presentar a nuestro driver (ya que él estaría con un grupo español). El chico era majo, pero de inglés cero patatero.
Mientras nos preparaban la habitación (en Sri Lanka te la suelen dar a partir de las 13h y nosotros llegamos bastante pronto), nos cambiamos en el baño de recepción, elegimos la comida y nos fuimos directos a la piscina. Menudo gustazo. Estábamos tan a gusto... hasta que unos guiris adolescentes empezaron a tirarse agua en una guerra con nosotros en medio y los padres ni se inmutaron. Nos fuimos enfadados a las tumbonas y se fueron a nuestra parte a tirarse en plan “bomba”.... A punto estaba yo de hacerles un vudú o ir a montarles un show a los padres cuando apareció Gayan y me apaciguó.
Pues nada, después de las presentaciones y de quedar con el chico para más tarde, comimos y nos preparamos para el safari. Este parque, junto con Wilpattu National Park (cerca de Anuradhapura, al norte de la isla), es el más grande de la isla. Tiene como unas 100000Ha. El parque de Wilpattu tiene unas 132000Ha. Ver animales aquí puede ser bastante complejo debido a su extensión. Está dividido en 5 bloques y obviamente sólo se visita el Bloque I. Imagino que si se hace noche allí, se pueden visitar más bloques. Existe muchos tipos de animales conviviendo aquí: aves, mamíferos, reptiles, .... pero la joya de la corona es el leopardo negro. Ver uno es una lotería y NO, no vimos ninguno. Sólo hay 25 leopardos en todo el parque. Pero no desesperéis, que hay gente que ha visto varios. Lo que sí vimos fueron varias familias de elefantes (aunque nada comparado con Kaudulla), cocodrilos, pájaros exóticos, y diferentes tipos de mamíferos. Nuestro guía fue muy amable y satisfacía nuestra curiosidad con ganas. Casi al final del safari, te llevan a la orilla del mar y a ver el monumento por los fallecidos en el tsunami de 2004. Si no me equivoco, fueron 250 personas de más de 30 nacionalidades diferentes las que estaban allí en ese momento, 90 minutos después del inicio del terremoto.
Si vienes a este parque, ya sabes lo que hay: enorme parque, animales en libertad, los animales no están esperando a que llegues... Aunque yo sabía esto, si tuviera que repetir el viaje, no volvería a este parque. Está muy al sur y no vale la pena arriesgarse a ver el leopardo. Colombo pilla muy lejos de aquí si no tienes pensado quedarte más días por el camino. Como opción, tenéis Udawalawe National Park (un poco al sur de Ella) para ver elefantes, ciervos, búfalos... osos perezosos si tenéis suerte, u Horton Plains National Park (en la zona de montaña), donde podéis ver ciervos, aves, macacos... Estos parques están más cerca de Colombo, si lo que quieres es ir directo.
Llegamos al hotel bastante cansados, cenamos y nos acostamos pronto ya que el día siguiente prometía ser agotador. (No fue agotador, fue un infierno).
DÍA 9: TISSAMAHARAMA-NEGOMBO (más de 300 kms)
Madrugamos bastante porque el día prometía ser largo. Habíamos decidido que como la carretera por la que habíamos ido desde Ella era muy buena, la cogeríamos también hasta el desvío a Udawalawe, aunque tuviéramos que dar rodeos. Pero el recepcionista nos dijo que las carreteras por las que pretendíamos ir eran muy malas (no sé aquí lo que llaman malas) y que debíamos ir por la autovía bordeando la isla y pasando por Galle. Y como el local era él: le hicimos caso.
El tráfico era fatal, ¡¡tardamos más de las 10h que nos dijo Gayan en llegar a Negombo!!
Salimos a las 8/8.30h y llegamos a las 21.30. Pasamos 3h atascados solamente en la horrible ciudad de Colombo, de noche, sin luces, donde los peatones se atraviesan por cualquier parte. Estábamos muy desesperados. Para colmo, la policía nos paró varias veces y nos sacó dinero. Una de ellas porque nos cogieron con el radar. Sobrepasábamos en 20kms la velocidad permitida, pero el radar sólo marcaba 10. Sin embargo, el policía le dijo a Carlos que olía a alcohol (bebió una cerveza durante la comida) y que el castigo era una noche de cárcel. Podéis imaginaros la cara que se nos puso, más que nada porque al día siguiente volábamos a Maldivas. Otra de las veces, la policía nos dijo que nuestro permiso de conducir no era válido y no podíamos irnos (a 2 calles y no exagero de llegar al hotel en Negombo), y que además habíamos adelantado a un autobús (que estaba parado en la parada...) por la derecha. Telita. Lo cierto es que lo pasamos muy mal este día.
Ese día comimos en un resort privado que daba a una playa privada, súpertranquilos y con comida de más calidad. Fue el día que más pagamos por comer. Yo me pedí una sepia a la brasa y Carlos un filete de atún. El postre era de repostería fina y todo, jejeje. Nos costó 3485Rs. (unos 19€). Aquí, uno de los camareros nos preguntó cuánto costaba el tuk tuk. Le dijimos el precio por día y se quedó bastante pensativo. Luego nos dijo que nos lo compraba y le dijimos que no era nuestro, que era un alquiler. No nos gustaron las preguntas que nos hizo el hombre y estamos seguros de que el policía que nos cogió con el radar estaba compinchado con él, porque justo nos pararon al salir y no había forma de saber que Carlos había bebido, sobretodo porque pidió café y no puede haber olido su aliento a cerveza.
En fin, anécdotas para contar.
Roshan nos llamó sobre las 20.30h porque le parecía que era muy tarde ya para devolver el tuk tuk y le contamos que estábamos en un atasco en Colombo. Luego, le llamé y le pedí por favor que viniera al hotel a buscarnos porque estábamos muy agotados y habíamos tenido un último encontronazo con la policía bastante desagradable. Cuando le contamos lo sucedido a 2 calles de distancia y lo que nos había dicho la policía sobre el permiso de conducir, se empeñó en ir a buscar a la policía y cantarle las cuarenta. Conseguimos calmarle (nosotros sólo queríamos ducharnos, cenar y dormir) y fuimos a arreglar el papeleo final. Salimos a cenar, nos duchamos y le pedimos a los chicos del hotel (encantadores) que nos pidieran un tuk tuk al aeropuerto para el día siguiente, pues teníamos que estar allí sobre las 6h.
DÍA 10: SRI LANKA-MALDIVAS
Nos levantamos cuando aun no estaban puestas ni las calles y allí estaba la mujer del hotel sirviéndonos un té y un café. Le pedimos que no se molestara en hacernos desayuno aunque ella insistió (y menos mal). Después de agradecerle todo, nos fuimos al aeropuerto dispuestos a olvidarnos del mal sabor de boca final en Sri Lanka.
El avión salió puntual a Maldivas. Era un trayecto corto, una hora. El aeropuerto se encuentra en Male, que es la capital. Había tormenta cuando el avión aterrizó y se veía perfectamente el mar, ya que el aeropuerto se encuentra en una pequeña isla al lado de la ciudad de Male. Fuimos al stand que nos dijeron vía mail y allí estaba el personal del hotel esperándonos. Cada stand pertenecía a un resort diferente. Cuando juntaron a un grupo, salimos en barca dirección nuestro complejo: Kuramathi Resort Island. No os voy a contar cómo estaba el mar porque ya antes he dicho que había tormenta (y de las buenas). Os adelanto que lo primero que hizo el personal del barco (un barco con unas 30 personas) fue darnos una bolsa del mareo a cada uno.
A la media hora de navegar (eso sería una palabra muy positiva), el barco empezó a moverse para todos los lados. Y escuchando una conversación me enteré de que se había estropeado un estabilizador. Así que imaginad el barco completamente a la deriva en medio de un temporal. Estuvimos así una hora. Y todos menos dos personas sucumbimos al mareo. Menos mal que no había desayunado. Si no, habría echado la primera papilla. Tardamos dos horas más en llegar (o dos horas y media, yo que sé). Tuvieron que llamar al médico de la isla porque había gente que requería atención inmediata. Yo llegué que ni me acordaba de mi nombre.
El tiempo era horrible, todo estaba encharcado, yo estaba amarilla y enferma y así hicimos el check in. Se encargó de todo una chica española maravillosa que nos trató genial durante toda la estancia. Y sé que se pasa por esta web de vez en cuando ;) Gracias!!!
Pasé todo el día enferma, sin ganas de aprovechar el súperbuffet. Pero cuando vi la water villa algo de mi malestar y del mal sabor de boca del día anterior se me pasó. Dios mío qué bonito todo!!!!!!!!!!!!!!!!!!!
DÍA 11-14: MALDIVAS
No me quiero extender mucho. Pero en Maldivas tienes diferentes opciones de alojamiento y nosotros fuimos a una isla resort, únicos lugares donde está permitido la venta y el consumo de alcohol. Son lugares enfocados exclusivamente al turista. Hay opción de pagar AD (alojamiento y desayuno), MP (media pensión), PC (pensión completa) o TI (todo incluido). En este resort en particular existe el TI básico y el plus o algo así. Nosotros cogimos el básico y esto es lo que entra:
- Todas las bebidas consumidas
- Equipo de snorkel para toda la estancia
- Una excursión a Rashdoo (isla local más cercana) y otra para ver el atardecer y ver delfines, con champán
No sé si deciros que sale rentable. Pero para ir sin agobios, lo recomiendo. Más adelante haré otro blog donde explicaré las diferentes opciones para viajar a Maldivas, caro y barato. Yo viajé así porque tuve una oportunidad especial. Si no, ni se me pasa por la cabeza. Fue como una segunda luna de miel. Nos dimos un homenaje en el spa, cogiendo un tratamiento con masaje y baño de espuma. Vivimos sin preocupación alguna durante todos estos días.
Con mucha pena, dejamos el resort el día 14 a mediodía. Nos dijeron que podíamos comer si queríamos, pero no sabíamos si nos marearíamos en el barco y no quisimos arriesgarnos, aunque la verdad es que el tiempo había sido maravilloso durante toda nuestra estancia exceptuando el día de llegada.
Vino a recogernos un barco más pequeño que el de la ida, abierto, donde el aire corría. Y llegamos enseguida al aeropuerto. Menuda diferencia. Fuimos durante todo el camino de vuelta pensando en nuestra maravillosa water villa, en nuestros baños matutinos en el mar, nuestros atardeceres, los tiburones ballena.... Y todavía pienso en estos días con nostalgia. Pero hay que seguir pensando en futuros viajes (aunque seguro que volveremos aquí algún día).
Aquí tenéis un último apunte. Hicimos un total de 1083 kms en tuk tuk. La gasolina estaba a 117 Rs/l y gastamos un total de 3922Rs (lo que viene siendo 21,29€)
GASTOS
- Todos los billetes de avión y seguros: 2250€
- Tuk tuk y gasolina: 300,29€
- Hoteles y desayunos: 398€
- Entradas: 133€
- Safaris: 134€
- Otros (comidas, bebidas, extras...): 280€
Total: 3495,29€ entre los dos (desde el día 1-10 y todos los billetes de avión). Lo que viene a ser 1750€/persona.
A esto hay que sumarle lo que queráis gastar en Maldivas. Si vais de baratito, el hotel y las excursiones igual os salen por 600€ los dos. Vamos, que por 2000€ podéis hacer un combinadito Sri Lanka+Maldivas :)
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