Preparativos
Este verano nos hemos ido a PERÚ, un país bellísimo lleno de contrastes, con ecosistemas diferentes y climas completamente distintos. Dicen que la mejor época para visitar el país es durante la temporada seca. Lo malo es que la temporada seca es invierno allí y... hace frío... hace una rasca que no veas. Así que si, lo que quieres, es visitar el país durante el verano español, te recomendamos que te proveas bien de ropa de abrigo, sobretodo ropa térmica para la noche (y un buen pijama de felpa no sobra, créenos).
Para que no os sintáis engañados, os diremos que en Perú tienen dos costumbres: no tener agua muy caliente en la ducha (o fría, según donde vayas) y no tener calefacción en los lugares públicos, hoteles o restaurantes. Así que haréis bien en traer muchas capas y abrigaros mucho. Carlos cogió un trancazo y aún lo lleva arrastrando. No hagáis como yo, que se me ocurrió la feliz idea de olvidar llevar mi pijama para dormir.....
Lo primero que hicimos fue reservar el vuelo, que nos costó un poco caro y eso que lo hicimos a finales de Enero. No os lo vais a creer pero Iberia vende los billetes a más de 1000 euros sin la maleta facturada. Un auténtico robo. No os importe viajar con Iberia o Latam, pues las dos intercambian aviones. Viajad en la que mejor precio os dé y cuyo horario os venga mejor. A nosotros nos venía mejor el horario de Iberia, pues Carlos trabajaba el día anterior y era imposible llegar a Madrid para salir ese día. Así que cogimos el de Iberia, que salía a las 13h del día siguiente. El vuelo dura entre 11-12 horas y no hace escalas.
El billete me lo consiguió una persona de confianza que trabaja en una agencia grande. Sabed que a veces les ofrecen billetes a precios especiales y si vais en el momento justo podéis conseguir uno de estos billetes. Normalmente los bloquean para ellos o alguien conocido, pero puede ser que nadie los utilice y.... ¡zas! Os toca algo bueno. Esto lo sé porque estoy estudiando Agencias de Viajes y nos lo ha dicho un profe que tiene una agencia. Así que eso de: en internet es más barato, en este caso, no es cierto ni parecido. El precio más barato me lo dio la agencia de esta persona de confianza (no os penséis que era barato.... he dicho el precio más barato).
Lo siguiente que hicimos fue reservar la entrada a Machu Picchu, a mediados de Febrero, y es que hay turnos y se agota todo muy pronto, especialmente si quieres ascender alguna de las dos montañas del recinto. El Huayna Picchu es la montaña que aparece en todas las fotos del Machu Picchu, la que hay detrás. El Machu Picchu es la montaña desde la que se hacen todas las fotos típicas del Machu Picchu, por eso no sale en las fotos. La primera está a menor altura pero hay mayor desnivel y no es apta para personas con problemas de vértigo o rodillas. Bueno, esto es lo que te dicen. Pero yo tengo ambos problemas y conseguí subir y bajar sola.
Para reservar la entrada, podéis ir a la página oficial y, si tenéis problemas, recurrir a una agencia oficial (fácil de encontrar en google, yo lo hice con https://www.infocusco.com.pe) y pedirles a ellos que te compren la entrada, aunque con un suplemento, claro. Advertimos que es muy raro poder reservar desde la página oficial. Normalmente, os va a dar error en la tarjeta de crédito. Dicen que con MasterCard hay menos problemas. Y es por eso que decidí sacarme después la N26, para evitar posibles problemas futuros.
¿Para qué hora es mejor para reservar la entrada? Pues veréis, esto depende del mes en que vayáis. Yo hablo siempre de Agosto. Elegimos la entrada de las 6 am con subida al Huayna Picchu a las 7am. Creo que hicimos bien. Si vais a subir alguna de las montañas, es mi recomendación. ¿Y si no subís ninguna y sólo queréis ver la ciudadela? Pues entrad a las 8am. Luego explicaré por qué y lo entenderéis. Pero tened claro que hay que reservar con muuucha antelación y debéis tener las cosas muy claras.
Yo no tenía el itinerario hecho e incluso lo cambié varias veces. Así que digamos que compré la entrada a Machu Picchu al azar, imaginando mi itinerario. Luego lo acoplas y listo. Una vez tuve avión a Lima y entrada, pues me puse a hilar el itinerario, claro. Al principio, íbamos a hacer la “Ruta del Gringo”, que consiste en: Paracas-Nazca-Arequipa-Colca-Titicaca-Cuzco. Pero después de hablar con vari@s amig@s, nos recomendaron dejar a un lado el lago Titicaca y comenzaron a persuadirnos de ir al Amazonas. Así que este es el itinerario como quedó al final, después de mucho pensar y plantarnos en mediados de Mayo:
24 Julio: Vuelo a Lima
25 Julio: Vuelo a Iquitos y estancia en selva amazónica
26 Julio: Selva amazónica
27 Julio: Selva amazónica y vuelo a Lima
28 Julio: Vuelo a Arequipa y estancia en Arequipa
29 Julio: Excursión al Valle y Cañón del Colca
30 Julio: Excursión al Valle y Cañón del Colca, Arequipa y bus nocturno a Cuzco
31 Julio-2 Agosto: Cuzco
3 Agosto: Llegada a Aguas Calientes
4 Agosto: Machu Picchu y vuelta a Cuzco
5-6 Agosto: Cuzco
7 Agosto: Vuelo a Lima y estancia en Lima
8 Agosto: Lima y vuelo a España
9 Agosto: Llegada a España
Después de tener claro el itinerario, lo siguiente que hicimos fue reservar los vuelos internos. Estos nos costaron en torno a 500 dólares todos. Y esto fue lo que hicimos: en Pascuas nos reencontramos por casualidad en Key West (Florida) con unos amigos españoles a los que les habíamos perdido el rastro hacía años y que vivían en Lima actualmente. Así que ellos nos han ayudado mucho con varias cosas y esta es una de ellas. Ellos compraron nuestros vuelos utilizando su tarjeta peruana desde la web de Latam peruana.
Cuando tiréis a reservar vuelos internos, si reserváis desde webs españolas os daréis cuenta que los precios están muy altos. Sin embargo, los precios cambian en páginas extranjeras. Si decidís utilizar webs extranjeras, no os valdrá quizás vuestra tarjeta de crédito. Una vez más, Mastercard da menos problemas que Visa. Ya os he contado lo que me pasó con el boleto del Machu Picchu. Así que fue mi amiga quien los compró. Pero que sepáis que hay gente que consigue comprarlos. Os podrán decir que eso es tarifa para peruanos y que los extranjeros pagan más, pero es falso. Esa normativa cambió en 2017.
Hay varias compañías aéreas para vuelos domésticos: Star Perú, Viva Air, Peruvian y Latam. ¿Cuál recomiendo? Latam. Siempre Latam. Es la más puntual (y no quiero decir que siempre lo sea) y es la que menos vuelos cancela (que también os lo pueden cancelar). El resto es un echar los dados a la suerte. Así que no os la juguéis. Siempre Latam, la más cara pero la más fiable. Nosotros reservamos vuelo sin facturación de equipaje a Iquitos (el vuelo más caro de todos) y con equipaje facturado para Lima-Arequipa y Cuzco-Lima.
Después de los vuelos, tocaban los hoteles. Estos son los que reservamos nosotros:
- Lima, Friend’s House JG (2 noches, 52€ AD)
Es como una casa de huéspedes. La chica es encantadora, os ayudará en todo y os pondrá las cosas muy fáciles. ¿El lugar? Un poco cutre, no vamos a engañarnos. Y muy básico. Pero le pedimos un calefactor (que era nuestra necesidad número 1) y nos lo prestó sin problemas. Aquí pasé frío dentro de la cama y creo recordar que son las noches más frías que pasé, por lo frío del ambiente y la poca ropa de cama. Como punto positivo, la chica nos permitió dejar el equipaje aquí sin pagar un extra (la consigna del aeropuerto de Lima está muy bien pero hay que pagar) y allí lo dejamos durante nuestra estancia en Iquitos.
- Iquitos, selva amazónica: Jacamar Lodge Expedition (2 noches, 237€ PC+excursiones)
Hay un lodge muy famoso (y extremadamente caro para mi presupuesto) llamado Muyuna. Van todos los españoles. Bueno, yo me metí en booking y miré opciones más económicas y con buena puntuación. Este lugar no tiene piscina, no me sirven combinados mientras me baño, es muy básico, pero a mí me pareció auténtico. Me gustó. La comida estaba rica y estuvimos haciendo salidas interesantes los 3 días que estuvimos allí.
- Arequipa: Hostal Bubamara (1 noche, 30€ AD)
Este hostal está muy bien. Aunque pedí que me tuvieran la habitación antes de hora (y estaba vacía cuando llegamos) no la limpiaron hasta la hora oficial del check in, y eso que el personal de limpieza andaba arreglando habitaciones. Quitando este detalle, y que de su ducha salía agua fría, del resto no nos quejamos: solicitamos el desayuno antes de la hora e intentaron servirnos los primeros, pedimos un calefactor y removieron el almacén hasta que nos encontraron uno, pudimos dejar el equipaje durante nuestra excursión por el Colca, nos hicieron el favor de llamar a un hotel de Cuzco para hablar con el dueño y nos solicitaron un taxi para ir a la estación de bus. El hostal es muy bonito y las habitaciones también.
Nota: el desayuno se sirve en terraza.... así que no olvidar el plumas XD
- Chivay: Hotel Nativa (1 noche, 36€ AD en el día de la fiesta nacional: las fiestas patrias –temporada súper alta-)
Habitación muy grande, baño enorme con agua súper caliente y casi al lado de la Plaza de Armas de Chivay. El ambiente del hotel es frío, como todos. Pero nos dejaron un calefactor para la noche, que nos vino de lujo para secar los bañadores y toallas que usamos en los baños termales. El desayuno no está mal y te sirven más comida si te quedas con hambre. Te arreglan el desayuno para la hora que desees. El staff es extremadamente amable.
- Cuzco: Kamila Lodge (6 noches, 206€ AD)
El hotelillo no está nada mal, al lado del mercado de San Pedro y de la estación de San Pedro (algo muy conveniente cuando se vuelve de noche desde Aguas Calientes). Estábamos tan sólo a 10 minutos de la Plaza de Armas y rodeados de restaurantes. El mismo hotel se halla en plena calle comercial local (o sea, de compras de gente local, no de souvenirs: ropa, calzado de piel, zapatillas, ultramarinos...)
El dueño y el staff son encantadores. El único “pero” que pongo es que aquí sí nos cobraron el calefactor (igual es porque hicimos 6 noches, no lo sé). Nos dieron dos habitaciones porque estuvimos alojados en dos ocasiones diferentes. La primera estuvo mejor, más amplia y con más espacio para dejar cosas. La segunda era un poco más desastrosa. Pero bueno, nos sentíamos a gusto en el hotelillo y no nos habría importado pasar más tiempo. Además, cuenta con varias cocina-comedores con nevera, microondas, fogones.... para que podáis comprar vuestra propia comida y cocinarla o calentarla. El dueño también te contacta con varias casas de comidas si lo deseas y te ofrece excursiones al mismo precio que en la calle.
- Machu Picchu Adventure House (1 noche, 43€ AD)
El mejor hotel del viaje. Un verdadero lujo con secador de pelo y todo. Le hice la ola a la chica cuando dijo que todas las habitaciones tenían uno. El desayuno que te preparan si no puedes tomártelo allí es muy muy completo y muy bien pensado, para afrontar el día de visita al Machu Picchu con ganas y energía. Se encuentra justo al lado de la estación y del mercado (una perdición, vaya).
Después de reservar los hoteles, me puse a buscar tours por el Colca. Tras consultar a diferentes agencias, contraté la excursión con Giardino Tours, de quien había leído muy buenas referencias y, por cierto, era el más barato. Después de un malentendido con ellos por el tema de tarifas, me dejaron elegir el hotel y me lo descontaron del precio del tour, por lo que aún me salió más barato. La excursión con todo incluido menos hotel y desayuno nos salió por 95€ los dos (todos los precios que doy son para los dos). Es decir, entraba el bus, conductor, guía en castellano e inglés (y hablaba muy bien inglés), grupo pequeño, tour y pequeño hiking, descarga y recogida a baños termales. Además, nos recogieron y dejaron en la puerta del hotel de Arequipa, así que genial... no todos lo hacen.
Ya nos iban quedando menos cosas pendientes. El bus nocturno Arequipa-Cuzco lo reservamos en Cruz del Sur con asientos VIP por 79€ los dos, con cena incluida. Realmente, no es una cena, es un snack. Ellos dicen que como vas a ir a 3500m de altitud no es bueno comer tanto. Pero: mentira.... que más que hemos comido en Cuzco... Así que recomendamos cenar a gusto antes de subir. Y digo antes de subir porque si cenas en el bus lo potas. Menudas curvitas que tiene el camino, menuda carretera, menuda forma de conducir la de los conductores... Pues así 10 horas de bus, que no fueron 10 sino 11.5h, hasta que por fin llegamos a ¡¡tierra firme!!.
Con esa carretera lo mismo dan los asientos VIP. Se supone que son VIP porque se reclinan como una cama, pero tela marinera. Tienen una pantalla con pelis y series (sin auriculares) pero una vez que el asiento delantero se reclina... despediros de ver la tele. Ah, y quedaros con esta información: asientos 02-03 o, si sois impares o, si vais solos, el 01. Son los mejores con diferencia, porque no os van a reclinar la pantalla de tele y tenéis más espacio para las piernas. Yo estaba justo detrás. Y los de delante iban repantigados totalmente, nos tiraron a nuestro espacio sus mantas y sus almohadas.
Lo último que nos faltaba eran los transfers a Aguas Calientes. Para la ida, reservamos el traslado en furgoneta desde Aguas Calientes a Hidroeléctrica con Infocusco otra vez. Y para volver, lo hicimos con PeruRail, directamente en su web. Voy a hablaros de las opciones que tenéis para llegar a Machu Picchu:
1) Coger una furgo a Hidroeléctrica y caminar 10.5 kms para llegar a Aguas Calientes por la noche. Así visitáis Machu Picchu al día siguiente. ¡Ojo! No podréis volver este mismo día a Hidroeléctrica, ya que la furgo os espera a las 14h, por lo que tendréis que pasar un día más aquí. Esta opción es muy barata. Pagáis el transfer, según la compañía os viene la comida incluida o no. En nuestro caso, no. Pero costaba 15 soles: 4 €, vaya.
Podéis hacer un mixto, como nosotros: ir a Hidroeléctrica pero volver en tren (o al revés). No sale tan caro como ir y volver en tren y disfrutas del paisaje.
También tenéis la opción, que no hicimos por falta de tiempo, de ir a Hidroeléctrica, bajar en Santa Teresa, dormir allí para disfrutar de los más bellos baños termales de la zona y, al día siguiente bien temprano, caminar hacia Aguas Calientes para así disfrutar de la tarde allí.
2) Ida y vuelta en tren. En este caso, tenéis la opción de elegir PeruRail o IncaRail. Cada una tiene horarios diferentes, los precios son parecidos e imagino que lo que sucede dentro es lo mismo. Cuidado cuando reservéis. Tenéis que aseguraros que os deja en San Pedro (Cuzco) si es que queréis volver a Cuzco. A nosotros nos ponía que nos dejaba en San Pedro y no sé en qué momento de la reserva este dato se cambió (y nos tocó pagar el cambio de billete.... menuda rabia).
Os cuento: os dan un snack bastante rico, os hacen varios shows (algunos con el fin de vender) y os bailan. No os aburriréis. Es una experiencia muy chula, apta para bolsillos medios por lo menos porque ya os decimos que es caro. Nos costó 115 dólares sólo un trayecto por persona. Esto son más de 200€ los dos. Hay gente que, para abaratar y ahorrar tiempo, decide coger el tren en Ollantaytambo. Entonces, contratan una excursión desde Cuzco por el Valle Sagrado y piden que los dejen en la última excursión del día: Ollantaytambo. Se quedan allí a dormir y cogen el tren al día siguiente. Es una opción a tener en cuenta, ya que merece la pena pasar mucho tiempo en el yacimiento de Ollantaytambo y el pueblo es muy bonito. Podéis ir en tren desde allí y volver andando hasta Hidroeléctrica, si tenéis tiempo.
3) Camino Inka. Pues sí, es el camino que usaban los incas para llegar a Machu Picchu. Son 4 días caminando y entráis por la montaña Machu Picchu. Tenéis vuestros porteadores y dormís en tiendas o también refugios.... en invierno debe hacer una rasca de narices. Aún así, si tenéis tiempo... pues ya sabéis. El precio oscila entre 600-700$, imagino que con todo incluido, también la entrada a Machu Picchu. Si no tenéis tiempo, creo que podéis preguntar y os pueden acortar el itinerario. Eso sí, las plazas para esta ruta se agotan enseguida y hay que reservar con MESES de antelación, ya que están estrictamente limitadas. Recomiendan hacerlo en temporada seca (vamos, invierno), que va desde mayo hasta octubre más o menos, y siempre reservar con agencias autorizadas, ya que hay mucho control al respecto.
4) Ruta Salkantay. Es la alternativa a la ruta inca si es que no hay plazas. El Salkantay es una de las más bellas montañas (y de las más altas de los Andes peruanos: más de 6000m). La ruta tiene una duración de 5 días (también la hay de 4 días) y las condiciones son las mismas que la ruta inca. Cuesta unos 500$ por persona.
Pues nada, el bus a Hidroeléctrica nos costó 34€ a los dos y el tren 207€ los dos (antes de tener que hacer el cambio de billete, claro... tela tela... un robo a mano armada). Vosotros decidís. Yo lo tendría claro.
Pues ya teniendo todo claro y reservado desde España, sólo faltaba que la providencia me dejara irme, ya que fui nominada y, posteriormente, seleccionada para formar parte en tribunales de procedimientos selectivos para profesores de secundaria. Y... el proceso terminaba un poco justito.... Así que no está de más tener siempre presente el tema del seguro. Cosas que no debéis hacer nunca: Contratar un seguro con una agencia de viajes. NUNCA. ¿Por qué? Sólo os podrán devolver lo que hayáis contratado con ellos. En nuestro caso: el billete transoceánico. El seguro no se responsabiliza de nada más.
Además, cuando me vi en la necesidad de abrir un expediente de cancelación y revisé todas las condiciones del seguro, recé para no ponerme enferma en Perú, ya que era muy básico el seguro que nos dieron. Así que mirad, en instagram hay mucho instagrammer que tiene descuentos con códigos o muchos bloggeros que hacen descuentos a través de sus enlaces. Yo siempre uso el mismo blogger (pero no voy a darle publicidad) y reservo con IATI, que tiene diferentes tipos de seguros según las actividades que vais a realizar. Si queréis seguro de cancelación, tendréis que adquirirlo el mismo día que se hace la primera reserva (generalmente la del vuelo de mayor duración). Ante cualquier duda, tienen chat de contestación instantánea.
Al final, estoy aquí contando mi experiencia, así que no tuve que hacer uso de la castaña pilonga de seguro que tenía contratado (normalmente lo hago con IATI y mira tú esta vez que lo hice diferente.... la última vez)
24/07: Madrid-Lima
Y llegó el día... Yo iba más cansada que una mula de carga después de haber doblado mi jornada laboral durante 5 semanas seguidas, pero dejando esto aparte, conseguimos montar en el avión y llegar a Lima a la hora correcta. De hecho, en el parking larga estancia de Barajas nos dieron la posibilidad de aparcar en zona VIP, zona cubierta, y ni nos lo pensamos. En cuanto a la aerolínea, Iberia se comportó (con los precios que ponen ya pueden hacerlo). Menús ricos (y esto sí que es raro), diversión a bordo correcta (podría haber estado mejor pero no nos quejaremos), servicios limpios, espacios entre asientos suficiente...
Llegamos a Lima y el paso por aduanas fue muy rápido. Lástima que la maleta tardó hora y media en salir. Cambiamos un poco de dinero (nunca lo hagáis aquí, ya que la tasa de aeropuerto es carísima, una de las más caras que he visto). Habíamos pedido al hostel que nos arreglara el traslado, ya que el precio que nos daba era el mismo que la tarifa de aeropuerto. La tarifa puede variar y costar entre 50-60 soles dependiendo de la hora (por el tráfico) y la caradura que tenga la compañía. Si llegáis de día, hay opciones más baratas.
Por ejemplo, podéis pedir un Uber, que os espera fuera del recinto del aeropuerto (pero no es seguro salir de noche ya que el barrio del Callao es de lo peorcito). Para hacer esto, necesitáis tarjeta telefónica peruana. Yo cogí una tarjeta Holafly, que te la llevan a casa en 72h. Va un poco mal, pero nos sacó de bastantes apuros. Otra opción, si estáis alojados en Miraflores, es reservar con Quick Llama desde su página web. Tienes que decir a qué hora quieres el traslado. Si es para ir a Lima, tendrás que acudir a su parada. Si es para ir al aeropuerto, pagas menos si acudes a su parada que si te recogen en tu hotel, pero la diferencia de precio es mínima. Cuesta unos 15 soles por persona. También tenéis el Airport Express Lima (cuenta también con página web) y su precio dobla el de Quick Llama. Al igual que estos, sólo te llevan a Miraflores.
Los dos barrios donde la gente se aloja son Miraflores y Barranco. Honestamente, Barranco mola más, es más bohemio, pero Miraflores tiene mucha opción interesante de restauración y está cerca de otros sitios. Allí está el centro comercial Larcomar (bajo tierra, en el acantilado, con vistas al mar. Os juro que no lo vimos la primera noche, jajaja). Nosotros elegimos Miraflores, porque llegábamos muy tarde y está un pelín más cerca del aeropuerto. Aún así, tardamos una hora desde el aeropuerto y descubrimos que el tráfico en Lima era lo peor.
Después de hacer el check in y pedir un calefactor para la habitación-nevera, salimos a cenar. Como dije antes, no encontramos Larcomar, y además fuimos por una calle errónea (no la comercial), por lo que nos saltamos todos los restaurantes y nos costó encontrar algo para cenar. Finalmente nos sentamos, pedimos y probamos la primera cerveza peruana, la Cuzqueña en este caso. Enseguida, nos fuimos a dormir, paseando por una calle repleta de restaurantes, jajajaja.... qué buena pinta tenía todo, leches. Y nada, que nos perdimos y no encontrábamos el hostel. Resulta que había dos, y nosotros queríamos ir al que no marcaba google maps. Afortunadamente, llegamos al hostel con un mapa que había cogido en el último momento de la entrada y empaquetamos todo porque al día siguiente nos levantábamos a las 2.30 am para ir al aeropuerto de nuevo.
25/07: Lima-Iquitos (Amazonas)
A las 2.30am sonó el despertador (el día anterior habíamos salido de Valencia a las 5am para llegar a Madrid a las 9am... Imaginad el cansancio que iba acumulando entre mis jornadas laborales y este tute... no puedo con mi vida: hoy ... presente... porque aún no me he recuperado). En media hora llegamos al aeropuerto con un taxi que nos costó 50 soles. Por cierto, un euro son 3.7 soles. Desayunamos por allí y cogimos nuestro avión con destino a Iquitos. Para este vuelo, llevábamos sólo equipaje de mano. Por favor, respetad los bultos y las medidas, ya que se aprovechan mucho del turista y os pueden hacer pagar lo que les dé la gana.
El avión salió a las 5.30 y, en teoría, llegaba a Iquitos a las 7.30. De repente, nos habla el capitán y nos dice que el aeropuerto de Iquitos estaba cerrado (parece que por niebla) y que sobrevolaríamos un rato ya que teníamos 20 minutos extra de gasolina.... y yo que veía que pasaba el tiempo, que no hacíamos nada más que dar vueltas, y sabiendo que se agotaba la gasolina (yo cada vez más nerviosa), hasta que el capitán dice que nos lleva a otro aeropuerto a repostar. ¡La leche!
Mientras repostábamos, en contra de las normas, cambié la tarjeta telefónica y puse la de Holafly para enviar un mensaje a los del lodge, que habían quedado en venir a recogernos al aeropuerto. Debo avisaros que si elegís la opción de Amazonas, los lodges os recogen hasta las 9.30 am (no más tarde) y os sueltan sobre las 5pm a la vuelta. Así que es importante que cojáis el vuelo pronto, para elegir el horario. El chico me dijo que nos esperaría, que no nos preocupáramos. Pues menos mal, porque llegamos al aeropuerto casi a las 10am y con gente mareada.
Cruzamos Iquitos, que más bien parecía un poblado asiático por su caos absoluto (luego nos han dicho que hay un índice altísimo de criminalidad y mejor salir con las manos vacías a pasear) y nos llevaron a la agencia. Desde allí, fuimos en triciclo a motor al lugar de embarque para montar en una barca que nos llevaría a otro lugar. Desde allí, caminamos por unos troncos mal puestos a modo de pasarela (con bultos y todo y yo con mi vértigo), pasamos por un pueblo amazónico y tomamos otra barca en un afluente del Amazonas hasta llegar al lodge, que ya he explicado cómo era. No os lo vais a creer pero en el trayecto de la primera barca y en el pueblo amazónico tenía cobertura. En cambio, en Cuzco, no tenía.... No entiendo nada.
Comimos y comenzamos las actividades. Ese día fuimos a ver iguanas, aves y delfines rosados, junto con una familia de Barcelona, cuya hija estaba estudiando en Lima y nos contó muchas cosas interesantes. Todo el mundo ve normalmente los delfines rosados. Nosotros no. No me saldría rentable hacer un safari, os lo digo, porque allá donde voy, los animales se esconden. No me renta... Eso sí, aves e iguanas sí que vimos. En esta excursión tienes la oportunidad de embadurnarte de barro, pero nuestro guía no quiso dejarnos en la orilla, pues decía que había manta-rayas y podría ser peligroso, que los demás guías eran unos inconscientes. Así que el que quiso, se tiró desde la barca. Yo no habría sabido cómo subir, así que ahí me quedé. Llamadme torpe.... pero habría preferido la orilla. Después nos fuimos a cenar, a recargar nuestras baterías en el comedor y a dormir. Bueno, y a ducharnos a oscuras, porque el baño no tenía luz.... seguramente para evitar que entren “bichos”. Debo decir que estaba agotada y dormí de un tirón, con los ruidos de la selva de fondo.
26/07: Iquitos (Amazonas)
Este día quedamos a las 5am para ir a ver el amanecer, también con la familia de Barcelona. Este fue uno de los paseos más bonitos que he hecho en mi vida: los sonidos de la naturaleza, los pájaros, los colores, todo.
Tras esta excursión, regresamos para desayunar. Ese día nos tocaba pescar pirañas, pero el pequeño grupo que habíamos formado le pedimos al guía que nos llevara a un refugio que había en el pueblo para conocer algunos animales que tienen protegidos. Son animales rescatados del mercado negro, que han sido maltratados. La pena es que algunos no podrán adaptarse ya a su hábitat, pues dejaron de ser animales salvajes. Este es el ejemplo del oso perezoso, que no sólo te abraza de forma natural (como lo haría con la rama de un árbol), sino que además se restriega buscando mimos. También vimos una boa, unos monos, unas tortugas y unos loros. En esta visita no se da dinero, tan sólo donas la voluntad si quieres. Estos refugios son privados y no ganan nada con la visita de turistas, lo cual ya dice algo de ellos. El encargado del refugio, nos intentó vender unos elixires alcohólicos pero curativos, eso sí, e hicimos una cata de la que casi salimos a 4 patas.
Volvimos al lodge a comer y a despedirnos de la familia, que volvía a Lima. Nosotros fuimos a dar una vuelta por la selva, machete en mano. No me preguntéis qué vimos, porque no recuerdo los nombres, jajajaja. Pero había monos, algunas aves y un ave muy especial que iba a los lagos a alimentarse. Honestamente, no recuerdo su nombre, pero parece que es una ave muy antigua. Después del paseo por la selva, volvimos al lodge a cenar y a prepararnos para una caminata nocturna.
Esa noche, el resto no hacía actividad y uno de los guías se los llevó al pueblo. Vaya por Shiva.... me quedé con las ganas de ver el bar del pueblo. En fin, nosotros a lo nuestro: a caminar por el fango sin verlo, hundiendo nuestros pies hasta las rodillas, quitándonos de encima plantas y mosquitos... y vaya uno a saber que más. Lo más feo que vimos en toda la noche fue un escorpión-araña. Bueno, vimos varios. Suelen ponerse en los troncos de los árboles, así que imaginad mi aprensión cada vez que nos restregábamos por lugares estrechos donde había troncos de árbol.
Después de terminar la ruta, que a mí me estaba agobiando (llegué a perder una bota en el fango y casi caigo de bruces no se sabe dónde), nos duchamos (a oscurillas y con agua fresquita) y nos fuimos a dormir.
27/07: Iquitos (Amazonas)-Lima
Este día fuimos en barca hasta una laguna. Después de ver unos tucanes, disfrutamos de la paz y la soledad de la laguna, mientras observamos aves. Si el guía lo estimaba oportuno, bajábamos a tierra para observar de cerca otros animales. Más tarde, fuimos a ver un árbol de ceiba enorme, también en terreno sólido (más bien pantanoso). Lo cierto es que disfrutamos mucho este paseo, sobre todo de la paz del lugar.
Después de volver, nos duchamos, recogimos, comimos e hicimos el viaje de vuelta a Iquitos. En el camino, estuvimos hablando con unos chicos vascos la mar de majos, que habían estado haciendo sus excursiones con otro guía, también solos. Ellos se quedarían un día más en Iquitos y, de hecho, fueron a cenar al famoso restaurante flotante, que parece ser que cuesta carito. Nosotros nos quedamos con ganas, aunque nos habría dado tiempo perfectamente si hubiésemos querido.
Nos trasladamos al aeropuerto, que era la mitad de una caja de cerillas, y vimos que vuelos no había muchos. Allí descubrimos que los vuelos son un poco improvisados, que cuando les da la gana cierran el aeropuerto, que si los vuelos llegan antes, meten a los pasajeros y se van, sin más.... vamos, formalidad cero patatero. Cogimos nuestro avión y aún no sé cómo, pues no aparecía en pantalla ni estaba avisado en ningún sitio, y llegamos a Lima. Esta vez habíamos decidido cenar en el aeropuerto de Iquitos y menos mal, porque llegamos al hotel casi a la 1 de la mañana. Y ese mismo día debíamos coger un avión a Arequipa. Entre que abrimos maletas, nos duchábamos, las cerrábamos.... Parecía que hacíamos apuestas para ver qué día dormíamos menos horas. Estábamos muertos.
28/07: Lima-Arequipa
El vuelo estaba previsto para las 7.44h, por lo que debíamos salir a las 4.45 de la mañana del hotel. Otro madrugón. Comenzábamos a acostumbrarnos. Tardamos en llegar al aeropuerto más que la vez anterior, porque era un poco más tarde y ya comenzaba a haber tráfico. Además, debíamos facturar maleta. Llegamos al aeropuerto y fuimos a facturar la maleta. Teníamos incluida en tarifa dos maletas facturadas pero, por rapidez, decidimos facturar una. El azafato de facturación quiso cobrarnos la maleta (aquí el que no corre, vuela). Pero le enseñamos las condiciones de la tarifa y todo arreglado.
El avión salió puntual, la maleta salió enseguida y lo único es que nos pararon a la salida del aeropuerto, donde las maletas pasan un control. Parece ser que no les gustaron que lleváramos naranjas en nuestro equipaje de mano. Por lo visto es malo malísimo introducir fruta a través del aeropuerto (les aclaré que era fruta limeña que nos había dado la chica del hostel para desayunar). Pero chic@s, no pasa nada si metéis fruta a través del bus, eh? Que el mundo se acaba si lo hacéis desde el aeropuerto pero la naranja se vuelve inofensiva después de un viaje en bus (debe de ser de lo mareada que llegaría).
Cogimos el taxi y fuimos al hotel. Habíamos solicitado hacer el check in pronto pero pasaron un poquito de nosotros. Carlos enseguida averiguó cuál sería nuestra habitación, una que había a la entrada, que estaba ya vacía y limpiándose. Y no se equivocaba, pero la habitación no quisieron dárnosla hasta las 11 de la mañana. Así que dejamos en un cuarto nuestras maletas, nos apañamos las mochilas y nos fuimos a aprovechar el día.
Problema en el día de hoy: eran las Fiestas Patrias. ¿Y eso qué es? Que son las fiestas nacionales peruanas y se lo toman muy muy en serio. Cierran muchos lugares visitables y los horarios de otros son un poco al libre albedrío. La verdad es que los horarios generales de todo son un poco libres, me da la impresión de que van improvisando.
Lo primero que hicimos fue ir a la agencia con la que haríamos la excursión al Colca: Giardino Tours, que estaba muy cerca del hotel. Allí pagamos lo que faltaba y nos fuimos hacia el centro (que tampoco estaba muy lejos). La verdad es que el hotel estaba muy bien ubicado. Pasamos por la puerta del Monasterio de Santa Catalina, Patrimonio de la Humanidad, y seguimos por la calle Santa Catalina hasta la Plaza de Armas y la Catedral. Había desfiles y estaba todo muy animado.
No llegamos a entrar en la Catedral, aunque sí estuvimos observándola y tomando fotos por fuera. Después intentamos ir a la Iglesia de la Compañía, pero estaba cerrada (cuando debería estar abierta). Los claustros también estaban cerrados. Seguimos caminando hasta la Calle San José y el Pasaje de la Catedral. De repente, pensamos que tal vez deberíamos visitar el Monasterio de Santa Catalina, por si también tenía horario especial y cerraba.
No os preocupéis. El Monasterio de Santa Catalina es la atracción number one de la zona y no cierra. Abre hasta las 17h y los martes abre hasta las 20h. El precio es de 40 soles y, por supuesto, no debéis dejar Perú sin visitar esta maravilla. Debéis dedicar al menos 3 horas a la visita (más tiempo si podéis). Nosotros dedicamos 3.5h y me habría quedado más tiempo. De hecho, estuvimos a punto de volver a entrar el martes para verlo con la luz de la tarde.
Es monasterio-ciudadela al mismo tiempo. Se construyó en 1579. Las mujeres que ingresaron como monjas al monasterio fueron criollas, mestizas pertenecientes a familias adineradas. La historia cuenta del ingreso de las denominadas “monjas pobres” que sin tener dinero para pagar una dote, ingresaban a ejercitar sus virtudes. Se sabe que, a mediados del siglo XVIII, la ciudadela contaba con más de 300 mujeres de hábito y doncellas de servicio.
Salimos sobre las 15h del monasterio, muertos de hambre, y resolvimos ir al Restaurante Zig Zag, muy cerca del monasterio. Allí pedimos unos menús degustación que incluían bebida y postre y la verdad es que comimos fenomenal. Los menús costaban como unos 65 soles, que al cambio son como unos 18€. Probamos una crema de calabaza y ensalada de quinua de primero, 3 tipos de carne a la piedra y paiche a la piedra también (este es un pescado típico del Amazonas que ya habíamos probado allí) y de postre helado de queso (muy típico) y una mousse de café. Para beber, tomamos la chicha morada más rica de todo el país. Esta es una bebida sin alcohol hecha a base de maíz negro, el cual no se cultiva en España y es una pena.
Con el estómago lleno, salimos para seguir explorando Arequipa. Justo enfrente del restaurante, se encuentran la Plaza e Iglesia de San Francisco. Nos dirigimos a la Plaza de Armas nuevamente con la intención de visitar la Catedral, pero está cerrada (esto no aparece en el horario y, como son Fiestas Patrias, ningún policía es capaz de decirnos cuándo abrirá). Tras perdernos un poco por las calles, encontramos los Claustros de la Compañía abiertos. Así que entramos, que además son gratis y muy bonitos.
Al atardecer, nos fuimos a descansar al hotel y a preparar las cosas para la excursión del día siguiente. Le pedimos al recepcionista que nos llamara al hotel de Cuzco para aclarar unas cosas y, tras una ducha con agua fresquita, salimos a cenar. Esta vez paramos en Crepísimo, un local de crepes básicamente. Luego descubrimos que son de los mismos dueños que Zig Zag y, además, de lo mejorcito de Arequipa. Después de ponernos hasta arriba, nos fuimos a otro local, al Museo del Pisco para, obviamente, hacernos unos pisco-sours.
No quisimos trasnochar mucho, ya que teníamos la excursión al Colca al día siguiente y habíamos dormido más bien poco.
29/07: Arequipa-Cañón del Colca
A las 7.40 venían a por nosotros los de Giardino Tours y solicitamos el desayuno un poco antes, ya que hasta las 7.15 aproximadamente no lo servían. Lo pedimos a las 7. Nos dijeron que lo intentarían, pero con esto de las Fiestas Patrias, el pan llegó más bien tarde. El desayuno era muy completo y estaba muy rico. Se servía en la terraza. Imaginad el lifting matutino en nuestra piel. Un poquito de frío sí hacía. Bajamos corriendo a cerrar maletas y guardarlas en el almacén y en eso tocaron a la puerta para buscarnos.
Tras montar en una furgoneta con unos ingleses y unos belgas (creo), dejamos atrás Arequipa. Nos pararon en una tienda para aprovisionarnos (agua, snacks, etc...) y comprar chocolate, que por lo visto es muy bueno para el mal de altura y se debe alternar con la hoja de coca y los caramelos de coca. En la furgoneta nos explicaron que la coca dilata los conductos y hace que respiremos mejor (a mí se me despejaron las fosas nasales, por lo que para mí fue un Vicksvaporub natural) y el chocolate era un activador. Así que nada, compramos una tableta del chocolate que nos recomendaron y que nos gustó tanto, que compramos para toda la familia. Se llama La Ibérica y nosotros lo tomamos negro negro.
El Cañón del Colca es uno de los más profundos del mundo (el 2º, pero hasta hace poco se pensaba que era el más profundo) y un popular destino para hacer senderismo. Se encuentra en el sur de Perú, junto al río Colca. En este valle habita el enorme cóndor andino, que puede contemplarse desde varios miradores, como el de Cruz del Cóndor. Se trata de una zona con paisajes verdes y varias aldeas tradicionales remotas donde se practica el cultivo en terrazas propio de los incas. Para acceder hasta aquí, han de rodearse montañas a una altitud de 4900m de altitud, por lo que hay que tener cuidado con el mal de altura o soroche. Para acceder a este lugar, es necesario abonar 70 soles.
Recorrimos unos 160 kms y comenzamos a disfrutar las vistas de los volcanes Misti, Chachani y Pichupichu. Llegamos a la Reserva Nacional de Salinas y Aguada Blanda y paramos a observar las vicuñas, de la familia de los camélidos. Previamente, nuestra guía nos dio unas clases para distinguir vicuñas, llamas, alpacas y otras especies que no sabía ni que existían, jajaja. Estas viven a una altitud de 4000m sobre el nivel del mar, por lo que en esos momentos ya estábamos hartos de mascar coca como locos para prevenir el soroche.
Llegamos a Alto Sumbay para tomar un mate de coca en un local chiquitito y continuamos por la zona de Tocra, a 4400m, donde observamos aves silvestres y el paisaje con llamas y alpacas. El punto más alto es “Patapampa” ( Pata = alto, Pampa = tierra) ubicado a 4,910 mts, donde se observan los volcanes Ampato, Sabancaya, Hualca Hualca, Mismi y la cordillera del Chila.
A medida que nos íbamos acercando a Chivay (3600m), donde dormiríamos, podíamos apreciar mejor las terrazas multicolores del Valle del Colca. Es realmente un espectáculo precioso. A la entrada del pueblo, paramos a comer en un local buffet. La comida estaba deliciosa y nos costó 35 soles únicamente. Pudimos degustar varios tipos de sopa, costillas de alpaca, ceviche, papas cocinadas de diferente forma, etc...
Después nos dejaron en el hotel, para dejar las maletas y buscar los bañadores, pues íbamos a visitar los baños termales de Yanque. Dejaron a parte del grupo en su alojamiento y fuimos andando desde allí. La entrada cuesta 15 soles y te dan un candado para las taquillas.... que por cierto abre todas las taquillas, XDDD... (Un chico no sabía qué taquilla tenía y abrió la nuestra por equivocación). En los baños termales, solamente había gente local y nosotros. Así que fue bastante divertido. Luego llegaron 4 españoles más. Cuando nos cansamos, nos llevaron al hotel, que estaba en Chivay. Allí, como empezaba a ser nuestra costumbre, pedimos un calefactor, pues hacía un frío que pelaba.
Después de ducharnos y arreglarnos, salimos a conocer el pueblo, que no está mal para ser tan chiquitito. Recomendamos alojarse en el pueblo si decidís hacer esta excursión. En Yanque no hay nada, y La Casa de Mamayacchi es muy bonita y tiene unas vistas espléndidas, además de un estupendo restaurante y una alpaquita, peeeero.... aparte de eso no hay nada más. A nosotros nos gusta el ambientillo y Chivay lo tenía. Paseamos por su Plaza de Armas, que tenía puestecitos de souvenirs artesanales, y fuimos hasta su Mercado. Era bastante grande y en las calles de alrededor había más puestecitos, no sólo de ropa sino también de comida. En las tiendas de alrededor, además, había mucha artesanía.
Mientras más tarde se hacía, más frío hacía. No os podéis imaginar, pero nos tocó volver al hotel para súper abrigarnos con todo lo que teníamos en la maleta. Después, entramos a cenar en un local enfrente de la Plaza de Armas, cerquita del mercado. Fuera ponía Qolla Wasi y lo típico era la trucha a la parrilla. Yo me pedí una crema de espárragos y Carlos se pidió otra más contundente, y luego compartimos una trucha a la parrilla con salsa andina. Pero después de quitarle cientos de espinas, no seguí comiendo y se la dejé a él. Estaba muy rica pero yo veo una espina y me bloqueo. Así que la dejé estar. Nos costó bastante barata la cena también, tal vez 80 soles o algo por el estilo con postre incluído. Después de cenar, nos fuimos a dormir, porque al día siguiente teníamos más excursión.
30/07: Cañón del Colca- Arequipa- Cuzco
Desayunamos temprano en el comedor (un poquito frío he de decir, pero ya estábamos acostumbrándonos.... unos más que otros porque Carlos se estaba pillando un resfriado de los buenos... de los buenos, que me lo ha pegado y todavía me dura). Pasaron a buscarnos con la furgoneta y paramos en un pueblito llamado Maca donde estaban bailando bailes regionales en la plaza del pueblo.
Después de disfrutar del espectáculo, y dar una vuelta por los puestecitos de la plaza, seguimos camino hasta el Mirador Cruz del Cóndor. Llegamos a la hora justa, pues no se puede llegar ni demasiado pronto ni demasiado tarde para disfrutar del vuelo de esta fabulosa ave. Tuvimos la oportunidad de que nos sobrevolaran muy cerca de nuestras cabezas. Hicimos un pequeño paseo para apreciar la profundidad del Cañón. Por el camino, fuimos parando en algunos miradores para observar las terrazas del valle y sus colores. Después, almorzamos y nos fuimos de vuelta a Arequipa. Allí, nos dejaron en la puerta del hotel y salimos a dar una vuelta antes de nuestra siguiente parada, que era Cuzco.
Lo primero que hicimos fue entrar a la Catedral, aprovechando que estaba abierta (aunque no correspondía para nada con el horario). Es bonita pero tampoco es espectacular. Después, fuimos a dar una vuelta por el centro, paseamos una vez más por el Pasaje de la Catedral. Cambiamos dinero en una oficina en la calle Santo Domingo, donde el cambio es bastante ventajoso. Y, finalmente, tomamos algo en una de las terrazas que dan a la Plaza de Armas. Cuando terminamos, volvimos al hotel, recogimos nuestras maletas y esperamos pacientemente al taxi que habíamos solicitado previamente al hotel.
El taxi nos llevó hasta la estación de autobuses. Había muchísimo tráfico, así que tened cuidado. Si no me equivoco, fueron unos 10-12 soles. Nos dejó fuera porque era imposible acceder de tanta gente como había. Allí, hicimos la cola para facturar la maleta, y cuando íbamos a entrar nos dijeron que faltaba pagar una tasa. Así que veréis en el centro como un kiosco central. Vais, pagáis y volvéis con el papelito a vuestra sala de embarque correspondiente. En la sala de embarque tenéis baños y enchufes para cargar. Recordad comprar cena en Arequipa, ya que las opciones de la estación no son nada saludables. De hecho son snacks grasientos más que comida en sí.
El embarque se realizó 20 minutos antes de que saliera el bus. Éste salía a las 20.30h. Lo cogí a esa hora por si pinchábamos alguna rueda en la excursión del Colca, que una ya no se fía. Pero no os preocupéis que van bien de tiempo estas excursiones. De hecho, nuestro bus salió con retraso, no así el anterior. Como ya he dicho anteriormente, el viaje fue una tortura con tanto bache y tanta curva. Las mochilas salían volando e iban de una punta a la otra del autocar.... No comments. Yo conseguí dormir y bien, pero aquí Carlitos lo pasó fatal. (Yo creo que ya está mayor). Y esta tortura, que debería haber durado 12h, duró unas 14h.
31/07: Cuzco
Habíamos pedido un taxi al hotel de Cuzco, que nos estaba esperando pacientemente en la estación de autobuses. Llegamos con hora y media de retraso, pobre hombre. Pero es que una vez en la estación, tuvimos que esperar a que sacaran las maletas y es que ¡¡las van repartiendo de una en una!! El taxi costaba 10 soles, pero me pidió 15 por la espera... y se los di, claro.
Llegamos al hostal y hacía una rasca que no veas. Así que lo primero que hicimos fue pedir un calefactor, que esta vez nos lo alquilaron a razón de 20 soles/día. Después nos dieron de desayunar en uno de los comedores del hostal. Allí conocimos a unas chicas españolas muy majas pero con muy mala suerte. Se ve que había huelga de mineros (esto es muy normal.... lo de la huelga: si no es por una cosa es por otra) y tenían las carreteras cortadas, por lo que era imposible llegar de Ica a Arequipa. Así que lo que hicieron es coger un bus de Ica a Cuzco: 14 horas!!! Total, que tuvieron que improvisar su viaje y compraron un vuelo Cuzco-Arequipa para el mismo día que nosotros íbamos a Machu Picchu. Después de desayunar, hicimos una bolsa para mandarla a la lavandería: 7kgs de ropa a razón de 3 soles y algo por kilo (en Arequipa cuesta 3 soles o menos). Y ya salimos para explorar esta maravillosa ciudad.
El primer sitio al que nos dirigimos fue al Mercado de San Pedro, que estaba al lado de nuestro hotel. Lo recorrimos entero, vimos sus puestos de comida (mucho ceviche), sus puestos de souvenirs, especias, zumos naturales,... La verdad es que es una visita muy interesante y los precios de los souvenirs no están mal comparado con otros sitios de Cuzco. Debo decir que no se prestan mucho al regateo. Pero algo sacaréis. Nosotros lo compramos todo allí, excepto cositas que habíamos comprado previamente en los pueblitos del Colca (mucho más barato, dónde vas a parar).
Después del mercado, salimos por otra puerta que daba a la Plazoleta de San Pedro y a la Iglesia de San Pedro. Desde allí, pasamos por el Arco de Santa Clara, que da a la Plaza San Francisco y entramos con visita guiada a la Iglesia de San Francisco. Pagamos una entrada que incluía la subida a las terrazas. Esta es una iglesia fundada por la orden de franciscanos españoles allá por el 1500. Las dos entradas costaban 20 soles. La visita estuvo muuuy bien explicada, tuvimos un gran guía. Allí se encuentra uno de los cuadros al óleo de mayores dimensiones que existen: 108 metros cuadrados de cuadro, casi nada. Se llama Cuadro del Epílogo de la Orden Franciscana. También visitamos las catacumbas, que contienen diversos osarios. Como he dicho, una visita muy interesante.
Salimos bastante tarde, casi a la hora de comer, y nos fuimos directos a la Plaza de Armas. Allí se encuentran la Catedral, la Iglesia del Triunfo y la Iglesia de la Compañía de Jesús. Pasamos un poco rápido no sin antes consultar las casas de cambio. Subimos por la Cuesta de San Blas, admirando un poco rápido el famoso Barrio de San Blas, que ya visitaríamos más adelante, hasta llegar a Limbus Restobar, lugar que yo tenía anotado en Internet para comer pero que me habían recomendado mis amigos los de Lima. Allí pedimos el Ají de Gallina y el Tallarín saltado (fusión con el lomo saltado). De beber, pedimos la famosa chicha morada. Comimos estupendamente y nos costó 75 soles los dos (unos 20€).
Al terminar, salimos fuera, a una especie de balcón-terraza. Desde allí se ve todo Cuzco y sacamos algunas fotillos. Cuando nos cansamos, salimos y seguimos echando fotos. Tengo que decir que el Barrio de San Blas es muy bonito, es como caminar por Altea o Oía, con sus cuestas (que cuestan subir debido a la altura) y sus casas blancas con puertas azules en algunos casos. Subimos al Mirador de San Blas para admirar las vistas desde más arriba. Después, continuamos paseando hasta la Iglesia y Mirador de San Cristóbal, desde donde se ve la Plaza de Armas desde otra perspectiva.
Veíamos a gente sin respiración seguir subiendo la montaña y descubrimos que iban al mirador del Cristo y Sacsaywaman. Aquí ya cada uno... que juegue con su oxígeno como quiera. Nosotros decidimos bajar y recorrer tranquilamente el Barrio de San Blas. Nos metimos por la callejuela 7 culebras, donde efectivamente se pueden ver las culebras en las piedras de la pared. Desde allí, seguimos paseando por sus preciosas calles y nos hicimos una foto en la Piedra de los 12 ángulos que, como su nombre indica, tiene 12 ángulos. Mi recomendación es recorrer todas las calles sin dejarse ninguna, tranquilamente. Descubriréis que este barrio tiene una gran influencia española y existen muchas casas con patios de tipo andaluz. Me pareció una maravilla. Realmente esta característica arquitectónica no se da sólo en San Blas, sino en todo Cuzco.
Volvimos a la Plaza de Armas y ya estaba cayendo el sol y empezaba a hacer frío. Hicimos unas fotos más y fuimos a cambiar dinero allí mismo, en una esquina, que era donde mejor cambio habíamos encontrado (creo que preguntamos en todas las oficinas de cambio que había por allí). También aprovechamos para preguntar por el precio de la excursión a la Montaña de los 7 Colores, y los precios oscilaban entre 50-80 soles (y si la cogéis desde España os va a costar 80 euracos, así, en frío).
Tras conseguir cambio, nos acercamos a la Oficina de Turismo, que está en la Calle Mantas y compramos el Boleto Turístico, que es obligatorio para entrar en los diferentes yacimientos arqueológicos. Es personal (aunque no miran el nombre) y cuesta 130 soles. Con este boleto, podréis acceder a:
- Saqsaywaman - Q’enqo - Puka Pukara - Tambomachay - Pisaq
- Ollantaytambo - Moray - Chinchero - Tipón - Pikillaqta
- Monumento a Pachacuteq - Centro Qosqo de arte nativo - Museo de Qorikancha
- Museo de Arte Popular - Museo de Arte Contemporáneo - Museo Histórico regional
Nosotros entramos a 9 de estos 16 lugares, por lo que sí nos vino a cuenta. No debéis dejároslo nunca en casa. Menuda faena si lo pagáis y os lo dejáis. Esto será vuestra biblia en Cuzco.
Seguimos paseando y llegamos al Templo de la Merced. Desde allí, subimos la Calle Santa Clara y llegamos a nuestro hostel para descansar un ratito y... ¡¡abrigarnos!! Con una ducha reparadora en nuestros cuerpos y varias capas térmicas, fuimos a cenar a un lugar que recomiendan las instagrammers y youtubers “Misias pero viajeras”. Este lugar se llama Chalca Restaurant. Se trata de una galería de arte donde han integrado un restaurante. Hace un frío que no veas, así que abrigaros bien. El lugar es muy chulo pero no sé si muy recomendable para cenar en un día de invierno. El menú cuesta 15 soles más la bebida, y tiene un entrante y un principal. El postre va aparte. No llegamos a 60 soles, que vienen a ser menos de 8€/persona.
Y con mucho frío en el cuerpo pero muchas calorías para quemar, nos fuimos a dormir, pues al día siguente nuestro taxi venía a buscarnos a las 8am para conocer el Valle Sagrado.
01/08: Valle Sagrado
La compañía de taxis que contratamos figura en Lonely Planet: Virgin Estrella Taxis Tours. Yo había solicitado presupuesto desde España, y finalmente reservamos por Facebook el día antes de llegar a Cuzco. Nos ofreció todas las excursiones por 380 soles los dos (50 euros por persona). En total, dos días para recorrer Valle Sagrado y las 4 ruinas de Cuzco. El primer día salimos a las 8h y llegamos al hotel a las 19.30h y el segundo día salimos a las 8h y terminamos a las 15h. El tour en grupo es mucho más barato, pero nosotros queríamos ir solos y, a ser posible, pasar el máximo tiempo posible solos en los lugares. Y creo que lo logramos en casi todos los sitios.
El taxista, Ramiro, llegó puntual a las 8am para llevarnos a conocer parte del Valle Sagrado. Nos llevó primeramente a Chinchero. Allí se puede visitar el pueblo, la iglesia y el yacimiento arqueológico. Nosotros nos dejamos por visitar la iglesia, y fue por falta de tiempo. Y es que el yacimiento nos encantó, tal vez por ser el primero que visitábamos, pero después del viaje: me sigue encantando. Fue una ciudad inca por la que se accedía directamente a Machu Picchu. Después, fue un asentamiento prehispánico (la iglesia se encuentra sobre el palacio inca) y finalmente se construyó el poblado de Chinchero. Aquí se pueden observar las terrazas de cultivo.
Tras esta visita, Ramiro nos dejó en un mirador para que viéramos todo el Valle Sagrado, con el Salkantay de fondo y el Mollepata (por donde discurre el Camino Inca). Cuando terminamos de hacernos fotos, nos dirigimos al laboratorio de cultivo de Moray. Aquí observamos las terrazas de cultivo en formas circulares. Se supone que entre terraza y terraza hay 5 grados de diferencia y las patatas se plantaban en la parte más alta, pues es la que mejor soporta el mal tiempo. Todo un descubrimiento. Me encantó.
Después de nuestra visita, fuimos a las salineras de Maras, que parecía todo un espectáculo turístico: ni se ve trabajar a la gente en la salinera, ni se puede pasear entre los pozos(como instagram hace creer, ni nada de nada....). Se trata de un balcón lleno de gente apelotonada, tratando de hacerse fotos con las salineras de fondo. A mí me gustaron, pero es una turistada. No porque el recurso turístico no lo valga en sí, sino porque lo hemos convertido en eso nosotros mismos. La verdad es que me sentí bastante agobiada, perdimos mucho tiempo intentando acceder y para colocarnos en primera fila. Creo que lo disfruté más en una parada que hizo el taxista arriba del todo. De todas formas, si vais a la derecha, antes de llegar al balcón, conseguiréis estar solos (hasta que alguien os descubra, os siga, el de detrás le siga y así sucesivamente, jajajaja).
Las salineras son 3000 pozos aproximadamente de unos 5 metros cuadrados cada uno. Durante la época seca, se llenan de agua salada proveniente de un manantial que hay más arriba. Cuando el agua se evapora, la sal se cristaliza. Cuando ésta alcanza 10 cms de altura, se recoge para su venta. Dicen que puedes comprar allí sal de calidad. Honestamente, sólo vi tiendas de souvenirs a lo bestia. Para mi gusto, han perdido todo el encanto.
Eran ya las 14h o tal vez más y Ramiro nos llevó a comer a Urubamba. El lugar estaba ubicado dentro del pueblo y estaba lleno de turistas. Había demostración folklórica, pero preferimos alejarnos del ruido y comer más cerca de la terraza. A mí personalmente me pareció malo y caro. El taxista estaba encantado porque era buffet y se estaba poniendo las botas. Nos costó 50 soles por persona más bebida. Yo acabé pronto porque no había mucho que elegir. Cuando salimos del recinto, justo a la salida del pueblo, encontramos un montón de hoteles en medio de la naturaleza con sus restaurantes, como los que veíamos en Bali. Creo que nos habría gustado más comer allí, pero como no conoces, pues te dejas guiar. Si vais por allí, decídselo al taxista: que queréis comer a las afueras, en uno de los hoteles.
Seguimos nuestro camino a Ollantaytambo, pasando por el famoso hotel de cápsulas en la montaña (se encuentra un poco más adelante de Urubamba), el Skylodge Adventure Suites. Para alojarse, hay que ponerse el arnés y trepar la montaña. Las vistas deben de ser increíbles, pero ¿vale la pena arriesgarse a subir hasta arriba verticalmente? Supongo que si eres intrépido y necesitas quemar adrenalina, este es tu hotel.
Llegamos a nuestra última parada de este día. Tanto el pueblo como las ruinas son fascinantes. Os recomiendo pasar una noche allí y disfrutar del tardeo, pues tiene mucho encanto. Además, para no variar, tiene un mercado de souvenirs enorme. Mucha gente duerme aquí y luego coge el tren a Aguas Calientes porque es más barato (y es que este tren vale un riñón y parte del otro). Nosotros no lo hicimos así porque queríamos caminar desde Hidroeléctrica, pero en la compañía de taxis nos dieron la opción.
Este yacimiento es impactante. Primero decir que es enorme y nosotros sólo vimos una parte, la de las terrazas, parte militar y baños. Pero enfrente, el yacimiento sigue y sigue. Es increíble. Lo cierto es que da para perderse allí un día entero. La peculiaridad de este lugar es que está prácticamente enclavado en una montaña empinada, mientras que otros ciudades incas están diseminadas por un terreno menos escarpado. En esta ciudad estuvo refugiado el líder de la resistencia, Manco Inca Yupanqui, durante la conquista española. Es por esta razón que fue fortificada a conciencia, sobre todo en dirección a Cuzco, que ya había sido tomada por los españoles. Nosotros hicimos el circuito medio.
Salimos del lugar y estuvimos recorriendo las calles del pueblo hasta que llegó el taxi y nos llevó de vuelta al hotel. Llegamos ya de noche y era bastante tarde, tal vez las 19.30 más o menos. Nos dimos una ducha y salimos a cenar, con el frío que hacía. La verdad es que yo me encontraba regular, no sé si era síntoma del mal de altura (pero no noté nada en el Colca y allí subimos a 4900m) o simplemente que la comida me sentó mal. Fuimos a un restaurante llamado Emperador Pizzeria, donde me pedí crema andina (una sopa calentita de maíz), que estaba muy buena, y Carlos una crema de cebolla. Pedimos la papa rellena, que era una ración increíblemente grande y una tortilla de camarones. Estaba todo muy bueno (y eso que fui incapaz de terminar la comida porque no me encontraba bien), era barato y las cantidades eran muy generosas. Es un sitio que pasa desapercibido pero vale la pena. Si os sobra comida, os la ponen para llevar. Nos costó eso, cerveza y agua 95 soles, lo que vienen siendo 25 euros. Y nos llevamos la tortilla para el día siguiente. Ese fue mi almuerzo.
02/08: Valle Sagrado y ruinas de Cuzco
Quedamos con Ramiro a la misma hora del día anterior, pero hoy el día iba a ser más corto. Comenzamos yendo a Písaq, que para mí fue el lugar que más me gustó después de Machu Picchu. Es un yacimiento inca enorme. Aquí vemos que los andenes o terrazas de cultivo ocupan las montañas colindantes. De hecho, la propia ciudad está distribuida entre las distintas colinas y montañas. El taxista nos dejó arriba y de ahí comenzamos la visita.
El barrio de Q’alla Q’asa se ubica arriba de la montaña. Desde allí, caminamos y caminamos hasta un mirador. En esto se nos fueron casi dos horas. El taxista nos había dicho que en 2h se veía, pero nos dimos cuenta que la ciudad seguía hasta lo que se conoce como Intiwatana y todavía más abajo. Nos encontramos un guarda del parque que nos dijo que desde allí a Intiwatana y vuelta a la segunda estación (un parking intermedio) había una hora más andando ligeritos. Así que le pedimos al guarda que llamara al taxista y le pidiera que nos esperara en la segunda estación en una hora aproximadamente. Y así lo hicimos. Lo cierto es que el paseo hasta la parte intermedia es bellísimo, así que mereció absolutamente la pena. Si lo hubiéramos sabido, realmente le habríamos dicho al taxista que nos esperara abajo del todo, en el pueblo. Así habríamos visitado también el barrio de Pisaq’a.
Ya en el taxi, decidimos saltarnos la visita al mercado de Pisaq, ya que habíamos utilizado parte del tiempo pactado en las ruinas y el día anterior nos pasamos un poquito de la hora. Nosotros ya teníamos prácticamente todos los souvenirs comprados y no somos muy de mercaditos. Luego pensamos que tal vez el pueblo valiera la pena. Pues ya mejor no pensarlo XD. Nos dirigimos a la primera de las 4 ruinas de Cuzco, Tambomachay, un lugar destinado al culto al agua, donde apreciamos las construcciones de canales y acueductos incas, además de pequeñas cascadas discurriendo entre las rocas. Yo no terminaba de encontrarme bien y la verdad no lo disfruté mucho. Creo que empleé mi energía en Písaq.
De ahí pasamos a Puka Pukara que está enfrente. Este es un pequeño yacimiento, una fortaleza con función militar y parte del conjunto defensivo de Cuzco. Su nombre en quechua significa “fortaleza roja”, debido al color rojizo de las rocas en la hora del crepúsculo. Cuando finalizamos la visita, fuimos a Q’enco, que en quechua significa “laberinto” y, oye, damos fe. Es la mar de curioso, pues tiene unas galerías subterráneas en forma de laberinto. No se sabe bien la función de la estructura semicircular. Hay quien dice que es un teatro, un altar, una tribuna y hasta una tumba. Una cosa que os quede clara: no contratamos guía pero nos acercamos a todos los que pudimos. Como hablo varios idiomas, nos acercamos a los que hablaban castellano, inglés y francés. Os puedo asegurar que cada uno contaba una historia diferente de todo. Así que.... haced lo que os diga el corazón.... y el bolsillo.
Para acabar el día de excursión, fuimos a una de las joyas incas, Sacsaywaman. No podéis iros de Cuzco sin visitarla. Se trata de una fortaleza ceremonial o militar (aquí cada uno dice una cosa) cuyo nombre en quechua significa “halcón satisfecho”. Cuando los españoles conquistaron la ciudad, y asesinaron a la clase noble, desapareció cualquier posibilidad de averiguar cómo fue construida. Y es que tiene unos pedruscones en sus muros.... taaan grandes.... que uno no deja de preguntarse cómo consiguieron moverlos o incluso ensamblarlos. La ciudad tiene forma de puma recostado. Esto es muy común en las construcciones incas. Es en este lugar precisamente donde se celebra cada 24 de junio la famosa festividad del Inti Raymi, donde se escenifica un ritual inca de culto al sol (y cuyas entradas se agotan enseguida).
Al terminar, fuimos con Ramiro al Cristo Blanco. Podríamos haber ido desde San Cristóbal el primer día en Cuzco pero, chic@s, es una cuesta innecesaria, con el poquito oxígeno que entra en los pulmones por aquellos lares, jajaja. El día anterior ya le dijimos que queríamos que nos acercara después de visitar Sacsaywaman y no nos puso ninguna pega. El tiempo estaba horrible, pre-tormenta. Un viento y una nieblilla... Pero bueno, pudimos disfrutar un poco de las vistas, aunque estábamos un poco peladillos de frío. Tras esta visita, Ramiro nos dejó en la Plaza de Armas, a petición personal, ya que queríamos comer en el Hanz Craft Beer, justo al lado de MacDonalds.
Hanz Craft Beer es el mágico lugar que resucitó mi apetito y me curó. Es un local acogedor, con personal atentísimo, detalles preciosos (te presentan una alpaquita de peluche como la mascota, con la wifi escrita, y te la dejan en la mesa, por ejemplo... o si se queda una mesa libre al lado de la ventana, te la ofrecen antes que a personas que aún no se sentaron), y la comida es brutal. Nada más sentarnos, nos trajeron tres jarritas minis de cerveza para que las probáramos por si queríamos tomar alguna. Yo me pedí una de ellas para beber y Carlos otra. Son artesanales y las recomendamos mucho. Después, pedimos consomé de pollo, pulpo a la parrilla y pato con tagliatelli. Para finalizar esta deliciosa comida, tomamos helado de sorbete de fresa. Todo nos costó 32€. Y nos fuimos felices al hotel, felices y llenos, jajaja.
Salimos ya por la noche del hotel y fuimos a los cajeros BCP de la Av del Sol (pero que sepáis que en el Market al lado de la Oficina de Turismo hay uno, al entrar a la izquierda, antes de las cajas). Después, fuimos a la Plaza San Francisco y entramos en Restaurant Tabasco, un local acogedor y chiquitín, además de barato. Yo no tenía hambre. Así que me pedí una clásica manzanilla y Carlos se pidió una crema y una pizza. De ahí, nos fuimos a dormir porque al día siguiente haríamos camino hacia Aguas Calientes y teníamos que dejar la habitación del hotel por un par de días, con todo lo que eso conlleva: recoger todo, preparar un equipaje completo más pequeño ya que íbamos a caminar algunos kms, etc... De paso, aprovechamos para dejar ropa en el servicio de lavandería. Estos hicieron el agosto con nosotros.
03/08: Hidroeléctrica-Aguas Calientes
Este fue un día muuuy emocionante, ya que era el día en que llegaríamos al pueblo del Machu Picchu: Aguas Calientes. A las 7am llegamos a la puerta del MacDonalds en la Pz de Armas. Tuvimos que esperar un poquito pero al rato vinieron a buscarnos para completar diferentes vans. Pusimos nuestro equipaje en el maletero y, como nadie quería ponerse al lado del conductor, decidimos Carlos y yo ponernos allí, no fuera a ser que la carretera tuviera tela y corriéramos el riesgo de marearnos. Como siempre, nos tocó el más lento. Salimos los primeros y llegamos los últimos a Hidroeléctrica. El camino es muy sinuoso y vertiginoso. Va cruzando montañas (subiendo y bajando) por carreteras donde no pasan el coche de ida y el de vuelta. Debo decir que la primera parte del camino me pareció espectacular pero me dio mucho vértigo. Atravesamos paisajes completamente diferentes conforme subíamos y bajábamos.
Sobre las 11.30/12, paramos a comer en un sitio que nos prepararon a propósito. En nuestro billete, no venía incluida la comida (que eran 15 soles, como dije en la introducción.... 4€). Se trataba de un buffet libre muy muy básico pero lo suficiente como para no quedarte con hambre. No todo el mundo tenía este buffet incluido y muchos de los que no lo tenían optaron por no comer. Fueron a la cola, les dijeron que tenían que pagar y se dieron la vuelta... No entiendo como los europeos pagan vuelos a Perú pero son incapaces de pagar 4€ por comer. Que alguien me lo explique. Supongo que es como donar dinero para salvar Notre Dame pero no para salvar al Amazonas.
Después de comer, vino la mejor parte del camino: carreteras arriba de la montaña donde a duras penas cabía la van, curvas pronunciadas... el conductor se abría en exceso y hubo una vez que se pasó. Yo creía (yo, Carlos y seguro que el resto del autobús) que no lo contábamos. De hecho, me percaté de que el conductor no volvía a abrirse tanto en las curvas. Llamémosle acojone. Antes de llegar, el conductor grita si alguien quiere bajar en Santa Teresa. Este lugar tiene unas aguas termales muy conocidas. De hecho, son las más bonitas de Perú. Una pena no haber tenido tiempo de quedarnos, que era nuestra idea inicial.
Y por fin llegamos a Hidroeléctrica sobre las 14h. Y menudo alivio, oye. Al llegar, subió un chico a explicarnos por dónde hay que ir, los kms que hay, etc... Así que nada, cruzamos el puente de la Hidroeléctrica, pasamos un parking, llegamos a la estación de tren y atajamos por la montaña un trozo para no ir por en medio de la vía. Al principio estábamos un poco desorientados, pero viva el google maps. Así que nada, una vez superado el atajo, no hay nada más que seguir las vías del tren. Hay una especie de sendero durante todo el camino.
Este camino tiene 12 kms y no hay casi pendiente (la del principio). Las vistas son preciosas, el color verde es el que domina. De repente, aparece y desaparece el río. Fuimos parando bastantes veces para ver el paisaje y para beber agua. Lo cierto es que tardamos como 4h, jajaja... Creo que nos encantamos. Pero elegí este modo de llegar porque quería disfrutar el paisaje, así que no tenía sentido ir corriendo para llegar a Aguas Calientes, como hicieron muchos (por ejemplo, unos franceses que conocimos por el camino). Y lo mejor es cuando estás a 1h del pueblo y divisas el Machu Picchu sobre la montaña, con el sol cayendo por allí. Increíble.
Llegamos a Aguas Calientes a las 18h más o menos. Ya era casi de noche. Y fuimos directos a comprar el billete de bus para Machu Picchu para el día siguiente. Es necesario el pasaporte y se puede pagar con tarjeta. La i/v cuesta 32$ por persona. De allí, nos fuimos a nuestro hotel, que está cerca de la estación de tren y el mercado. Pregunté por un secador (llevaba toda la ropa mojada y no es que trajera mucho recambio en mi mochila) y, por primera vez en todo el viaje, tenían secador. ¡Genial! La habitación nos pareció un lujo. El agua caliente y el secador.... un gustazo. Me dediqué a lavar mi ropa y secarla para tenerla para el día siguiente.... bueno, algunas prendas debían estar listas para la cena. Creo que economicé demasiado en equipaje XD. Pero de todo se aprende.
Salimos a dar una vuelta por el pueblo, que a mí me pareció turístico a la par que encantador. No sé, igual es porque tenía su Pz de Armas, sus callecitas, o que está enclavado entre las montañas. Pero a mí me gustó mucho. Creo que merece un día y así se aprovecha y se va a las Aguas Termales y a otros lugares de alrededor que considero interesantes. Después de dar una vuelta, nos fuimos hambrientos a comer a Mapacho Craft Beer & Peruvian Cuisine. Este lugar fue un puntazo. La comida está riquísima. Pedimos unos tequeños, hamburguesa de res y otra de quinua. Eso y 3 cervezas artesanales nos costaron 33€.
04/08: Machu Picchu
Y llegó el gran día, el día por el que habíamos decidido visitar este maravilloso país. Este día visitamos el Machu Picchu. En primer lugar, le preguntamos la noche anterior a la recepcionista a qué hora sería conveniente estar en el bus, ya que teníamos la entrada a las 6am. Nos dijo que lo mejor era salir del hotel a las 4.30am. Me quedé alelá y sin saber qué decir. Total, que nos apañaron un desayuno muy completo con fruta, zumo, barras energéticas, bollería y frutos secos (suficiente para afrontar las 8h de visita). Mientras hacíamos cola, abrimos parte de nuestro desayuno y dejamos el resto para después de nuestra subida al Huaynapicchu.
A las 5.30, conseguimos subir en el primer autobús.... y daríamos gracias eternas a la recepcionista. A las 5.55am llegamos al Machu Picchu. Veíamos por el camino a la gente que prefería subir caminando con linternas en la cabeza. Además de parecerme demasiado empinado (pero oye, para hacer ejercicio está genial), creo que es muy peligroso, ya que alterna carretera y montaña y os puedo asegurar que a esas horas no se ve un pimiento por la carretera... vamos, que igual va y te atropella uno de los buses que sube. Total, que al llegar, te pones a la cola y hay varios tornos. Debes mostrar tu pasaporte y tu ticket antes de entrar. Respecto a los palos de senderismo, que llevábamos con tapones, no nos dijeron nada ni nos los revisaron. Al entrar, los llevábamos colgados en la mochila.
A las 6am, todavía era de noche, pero amaneció enseguida. Lo único es que había una niebla espesa y teníamos miedo de que no abriera hasta bien tarde (porque no veríamos un pimiento en el Huaynapicchu, más que nada). Fuimos siguiendo el camino trazado y visitamos todos los lugares hasta la entrada de acceso a Huaynapicchu, excepto la Cabaña del Guarda. Nos detuvimos donde quisimos e hicimos todas las fotos que quisimos en soledad. Puede que no tuviéramos vistas espléndidas, pero estar solos en esta mágica ciudad (los que habíamos entrado nos habíamos repartido) y con una niebla misteriosa envolviéndonos.... le da un toque especial a la visita. Entramos por lo que era la puerta de la ciudad y llegamos hasta la roca sagrada.
A las 6.50am estábamos en la entrada del Huaynapicchu, donde te obligan a registrarte para controlar los pases y que nadie se pierda por ahí. Hasta las 10am no subía el siguiente pase. Y comenzamos a subir. Llevaros palos por el amor a Shiva, porque es una montaña muy empinada y, aunque hay escalones de piedra, la subida es prácticamente vertical. Hay alguna ferrata para ayudaros, pero mejor si tenéis palo y lo combináis. Fuimos parando por el camino y las vistas eran muy bonitas: montañas verdes salpicadas de niebla. Justo antes de llegar arriba del todo, almorzamos. Y al lado hay un mirador, donde se sienta todo el mundo. Desde allí vimos cómo se abría la niebla justo en ese momento y nos mostraba la ciudad del Machu Picchu con la montaña Machu Picchu detrás. Se me pone la piel de gallina mientras lo recuerdo. Hermoso, bonito, mágino, inigualable.
Fuimos bajando poco a poco y haciendo fotos desde cada terraza que veíamos (para una vez en la vida que íbamos a estar allí...). Y nada, una vez más fuimos los últimos de la tanda... salíamos del recinto sobre las 10.30am. Seguimos el circuito marcado (el MP tiene un circuito circular, con algunos senderos lineales de ida y vuelta por el camino; el Huaynapicchu se encuentra casi a mitad de recorrido). Íbamos deteniéndonos en todas partes, acoplándonos a todos los guías que veíamos para tomar nota de todo y enterarnos de qué era cada cosa. Unos chicos argentinos nos explicaron el Templo del Cóndor, pues estuvieron allí el día anterior con un guía. Y esta es otra cosa que podéis hacer. Llegar en tren por la mañana y coger entrada de tarde (no hay gente) y visitar la ciudad con un guía y luego al día siguiente hacer la subida a alguna de las montañas.
Cuando terminamos el recorrido, salimos, fuimos al baño y buscamos algún grupo con guía para unirnos, pero debíamos esperar a que se completara el grupo. Como queríamos bajar pronto en los autobuses, decidimos no esperar, ya que la cosa podía alargarse. De hecho, las visitas con guías duran unas 2.30h. Sólo para que lo sepáis y calculéis vuestro tiempo. Volvimos a entrar, recorrimos los mismos caminos que hiciéramos horas antes, pero esta vez admirando las vistas hasta llegar a la Casa del Guarda. La verdad es que es la mejor panorámica que podéis hacer (allí y alrededores).
Mi conclusión del Machu Picchu: aquellas personas que creen en las energías, van a sentirla. Es increíble e indescriptible la sensación de estar allí, un lugar que se encargaron de esconder por siglos para no desvelar los secretos de esta ciudad (¿y qué guardaban para esconderlo con tanto celo?). Es fascinante saber que todos los caminos en Valle Sagrado conducen hasta allí. Y te sientes verdaderamente especial cuando estás sol@ entre sus paredes (esto es a las 6am, por supuesto) y piensas que estás tocando historia y leyenda y estás formando parte de eso. Pensar que la niebla esperó a que estuviéramos en lo alto de Huaynapicchu es creer en el destino. Una visita que, sin duda, no deja indiferente a nadie.
Salimos sobre las 12.45h del recinto e hicimos casi una hora de cola para esperar al bus. Cuidado que los guías que van con grupo intentan colarlos. Vosotr@s plantaros y gritadles como hicimos nosotr@s (nosotr@s y unas mujeres reivindicativas que teníamos detrás, jajaja; de ahí animamos a todo el mundo a hacer lo mismo). Llegamos al pueblo y, para no perder tiempo, fuimos a comer al lugar donde cenamos el día anterior, el Mapacho. El acierto no pudo ser mayor. Nos pedimos bolas de yuca de entrante, ceviche de trucha (el más supremo que he comido en mi vida y el mejor plato que comí en Perú), milanesa de pollo, dos cervezas artesanales y una cusqueña. Nos salió por 40€ y es la mejor comida que he hecho en todo el viaje (esa y la del Hanz).
Después de comer, fuimos a dar una vuelta. Había mercadito alternativo en la Plaza de Armas y, como en cualquier mercadito alternativo que se precie, había comida asada. Y no imagináis qué estaban asando.... ¡¡cuys!! ¿Nos os dije aún lo que es un cuy? Pues nada menos que una rata. Así, dicho llanamente. Era la comida favorita de los incas y se considera un manjar. De hecho, no es nada barato y te lo ponen enterito y bien ensartado. ¡¡Puaj!! (Costumbres a las que no te acostumbras).
Seguimos paseando por el mercado oficial de souvenirs y me compré un libro del Machu Picchu, que sería mi lectura durante la vuelta en tren. Me costó encontrar lo que buscaba pero finalmente lo encontré. De ahí, recogimos las maletas en el hotel y compramos algo de cenar (no queríamos que nos pasara como en el bus a Cusco, donde realmente nos dieron de comer un “diminuto” snack). Fuimos a la estación y fue ahí donde me di cuenta de que en nuestro billete no venía escrito que paráramos en San Pedro (Cuzco), sino en Poroy. Así que fuimos a decirlo en taquilla y: ¡sorpresa! El cambio costaba 20$ por persona. Y adivinad qué. No llevábamos tanto dinero encima, ni tampoco en la bnext (la única tarjeta que habíamos cogido para esta escapada a Aguas Calientes). Tampoco podíamos quedarnos con el billete original, pues de Poroy a Cuzco se llega en taxi, y no teníamos dinero para el taxi.
No véais la movida, y que siempre tenemos alguna relacionada con el dinero cuando viajamos. Tuvimos que solicitar la clave wifi en taquilla de nuestro billete original, pues no estaba escrita en el billete. Después de un rato de tramitación, entramos, nos tuvimos que enganchar a la wifi, ingresar el dinero en nuestra bnext, volver a salir y hacer el cambio de billete. Pero no quedaban asientos para el mismo horario, así que tuvimos que coger para el siguiente tren. Lo bueno es que nos dieron mesa de dos y no de cuatro, así que no teníamos que compartir con nadie la mesa. Cuando estábamos en la sala de embarque, nos llamaron por megafonía. Fuimos a buscar a un empleado del tren, que se empeñó en que subiéramos al tren anterior (al del billete original) y por más que le decíamos que habíamos cambiado el billete, no había forma de hacernos entender (y eso que todos hablábamos español). Dijo que si no teníamos el billete original no valía el cambio. Bueno, después de todo el jaleo, que sólo fue un malentendido, seguimos esperando nuestro tren y nos dimos cuenta que no fuimos los únicos a los que timó Perurail con la compra del billete.
A la hora prevista, subimos al tren. Ya expliqué al principio cómo es el trayecto: bonito y divertido. El personal es muy atento y te hacen pases de modelo y show entre otras cosas. La comida que sirven está muy rica. No llevéis algo grande para comer, pues lo que te dan es bastante, aunque no suficiente, claro. Para variar, el tren se retrasó (como todo en Perú) y llegamos sobre las 23.00h o más. Una vez llega a Cuzco, lo que hace el tren es un zig zag en paralelo para ir bajando de nivel, ya que la estación está abajo. Ya sólo eso cuesta como unos 20-25 minutos. Cansados, pero muy felices, nos fuimos a dormir a nuestro hotel, que era el mismo que la otra vez. Desafortunadamente, nos cambiaron de habitación y nos dieron una muy vieja que se caía a trozos. Una lástima.
05/08: Cuzco
Nos levantamos sin prisa a desayunar y nos encontramos a las chicas andaluzas. Nos contaron que al final nunca llegaron a Arequipa, pues cuando estaban en el aeropuerto, les cambiaron la puerta de embarque, no se dieron cuenta y perdieron el vuelo. Así que se conocían Cuzco de memoria y su próxima parada sería el Parque Nacional de Manu, en Amazonas. Les deseamos suerte y nos fuimos a visitar Cuzco.
Lo primero que hicimos fue volver al Mercado de San Pedro para hacer las últimas compras y tomarnos un zumo natural en uno de sus famosos y coloridos puestos de frutas. Tan felices, nos fuimos recorriendo lentamente las calles hasta llegar a la Plaza de Armas. Allí, nos hicimos un reportaje y después fuimos a la Iglesia de la Compañía de Jesús. Nos costó 10 soles por persona. Desde allí, se puede hacer fotos de la plaza desde sus torres. Salimos y probamos a entrar a la Catedral, pero que alguien me explique su horario porque siempre estaba cerrada. Sólo la vimos abierta el día que nos fuimos a Aguas Calientes, a esas horas mañaneras. Puede ser que fuera por las fiestas patrias, no lo sé. La verdad es que ningún horario se ajustaba a lo que decía internet.
Nos metimos por la Calle Loreto, perdiéndonos por los patios que veíamos. Os recomendamos que os metáis en todas partes. Descubriréis rincones encantadores. Y así fue como llegamos al Convento de Santo Domingo de Cusco y Qorikancha. Este museo no entra en el Boleto Turístico y cuesta 15 soles por persona. Este templo fue construido en honor al dios del sol, llamado Inti por los incas. Se conservan sus antiguos muros. Su nombre en quechua significa: “recinto de oro”. A mí lo que más me gustó fue la representación de la cosmología inca, con todos sus símbolos y el cuadro: “Astronomía inca”. Pero esto ya va a gustos. Habrá gente a la que no le gustará el museo en sí. A Carlos ni fu ni fa.
De allí, nos fuimos a comer. Teníamos claro qué lugar queríamos probar ese día. Mirad, en Perú se puede comer muy barato y bien (3-4€), pero se puede comer como un auténtico rey por 15-20€. Y, honestamente, nosotr@s no quisimos desaprovechar esa oportunidad en prácticamente ninguna ocasión, por lo que probamos de todo y nos gustó todo lo que comimos. Fuimos directos a la Plaza de Armas (que ya nos conocíamos de memoria), al Ceviche Seafood Kitchen. Este local también tiene bonitas vistas de la Plaza de Armas, pero no las conseguimos esta vez. Todo está adornado con motivos marineros y con mucho gusto, la verdad. Pedimos un ceviche mixto que tenía pescado crudo y tiradito (pescado cocinado) además de calamares y langostinos (prefiero el de Aguas Calientes y habría eliminado los calamares y langostinos; no obstante, muy rico), chupe de langostinos y pescado (el chupe es una sopa típica peruana, con huevo y arroz, contundente pero riquísima), papa rellena de carne y dos cusqueñas. Salimos a 40€ en total. ¡¡Y salimos rodando!
Después nos fuimos recorriendo las calles tranquilamente, disfrutándolas por última vez (en este viaje, porque yo sé que volveré tarde o temprano) y buscando una ferretería que vendiera celo. A Carlos se le había hinchado el móvil y parecía que iba a explotar de un momento a otro. Por fin encontramos el celo y seguimos descubriendo calles. Cuzco es preciosa y no os dejará indiferentes. De allí, fuimos hasta la Plaza el Regocijo y nos acercamos hasta el Museo del Chocolate, pero no nos dijo mucho y seguimos. Seguimos con nuestra costumbre de meternos en todos los patios y descubrimos una especie de claustro también.
Finalmente llegamos a la Plaza San Francisco. Allí hay una heladería muy especial, que he conocido gracias a las “Misias pero viajeras” (de las que ya os hablé anteriormente). Se llama Cucharitas y hacen helado casero delante de ti. El local es muy bonito y tienen infinidad de sabores, complementos y toppings. En España hay una franquicia que pretende imitarlos. Pero, querid@s, el helado no se parece en nada. El cusqueño está infinitamente mejor...mmm. Puedes pedir varios sabores. También tienen gofres, tartas y otras cositas ricas para merendar. Después de tomarnos un fantástico helado, nos fuimos al hotel a descansar, ya que al día siguiente teníamos la excursión a la Montaña Arco Iris.
A las 18h, salimos hacia el Centro Qosqo de Arte Nativo, para ver una representación de las danzas más populares. Este lugar se encuentra enfrente del Qorikancha. El espectáculo dura en torno a una hora y recomiendo estar a las 18h allí ya para coger sitio, porque cuando llegamos estaba llenísimo. Esto entra dentro del Boleto Turístico. Podréis pensar que es una turistada pero estoy estudiando turismo y he aprendido que estas turistadas son las que obligan a los locales a sacar a relucir sus tradiciones. Sin turistas, estos espectáculos no existirían y las tradiciones se perderían. Y lo mismo sucede con las tribus del Lago Titicaca. Así que encantad@s de que salven sus tradiciones gracias a los turistas.
Cuando terminó todo, bajamos la Av. Sol hasta los portales de la Calle Mantas y entramos a cenar en un local que había haciendo esquina, Trattoria Adriano, una pizzería muy barata y cuya masa está muy buena. Pedimos una pizza, agua, una cheesecake y un mate de manzanilla, todo por apenas 15 euros. De ahí, nos fuimos a dormir porque al día siguiente teníamos una visita muy esperada... ¡¡la Montaña Arco Iris!!
06/06: Montaña Vinicunca, la Montaña “Arco Iris”
Para contratar esta excursión, teníamos claro que queríamos ir con un grupo pequeño y que tomara todas las medidas de seguridad correspondientes, como que llevaran botella de oxígeno por si nos faltara en algún momento. No os preocupéis, que todas las empresas son iguales y todas hacen lo mismo. Al final, se reúnen y forman un grupo más grande y siempre van a acompañados de un guía. Vais a encontrar diferentes precios y, como no sabíamos exactamente si nos íbamos a arrepentir de cogerlo con los más baratos, nos fuimos a un punto intermedio y lo reservamos con el hostel directamente. La excursión nos costó 70 soles por persona (19€) e incluye desayuno y comida básicos en lugares tipo albergues improvisados (con sus baños igualmente improvisados XD). ¡Ah! Y sale a las 4.45 de la mañana. Te vienen a buscar al hotel y son unas 4h en total de coche de ida.
Esta montaña fue descubierta en 2015, cuando comenzó el deshielo en la zona y aparecieron los colores gracias a los diferentes sedimentos y minerales. Pertenecía a una concesión minera, que la cedió al gobierno. Si vais en la temporada seca (verano español e invierno allí) podrán verse mejor los colores. La peculiaridad de esta excursión es que se comienza a 4600m de altura y se termina a 5100 en unos 5kms de trayecto. No es lo mismo caminar ese desnivel con plena capacidad pulmonar que hacerlo a tanta altura. Y esta es la peculiaridad de la ruta. No es difícil, pero hay que estar acostumbrado a la altura, porque se respira peor y te cansas rapidísimo. Aconsejamos caminar poco a poco, sin prisa, y parar mucho, especialmente en el km final, cuando la pendiente es mayor. Vimos a mucha gente tirada, llorando e incluso vomitando. Y esto es sólo por la ansiedad de llegar.
Personalmente, para mí fue un reto personal. Pero más que la montaña, me impresionó todo el paisaje, el Valle Rojo muy especialmente. Creo que lo que menos me impresionó fue la montaña en sí. Quizás fue porque estaba rodeada de hordas de turistas (pegando empujones por todas partes, y aunque subieras más te seguían empujando). Quizás fue también porque Carlos estaba hipotérmico y no soportaba un minuto más allí (tanto esperar para esto¿?). No sé. A mí se me hizo corto, no disfruté el final, aunque sí el paseo. Pero si Carlos hubiera estado bien, lo habría disfrutado más. De todas formas, os recomiendo, si podéis, que no hagáis la típica excursión. Las hay que te llevan por todo el Valle Rojo y es un lugar increíble y maravilloso. Disfrutadlo sin prisa.
Y después de esta experiencia y de la comida buffet (básica pero cocinada por estudiantes de cocina y muy rica), volvimos a Cuzco para pelearnos con la maleta, ya que al día siguiente volábamos a Lima. Esto, decididamente, era el final. Después de deshacer las dos maletas y conseguir meter todos los souvenirs comprados, nos fuimos a cenar a un sitio que nos recomendaron nuestros amigos de Lima. Y allá que fuimos al Chicha por Gastón Acurio. Por el camino, justo al lado del Museo del Chocolate, encontramos una tienda de La Ibérica. Y adivinad qué... pues que volvimos a cargar chocolate, jajaja. El restaurante era un poco piji y cenamos bien. Paco Nadal lo recomienda en uno de sus libros. Por poner un pero (y este es muy grave) diré que pedimos agua (que en la carta valía muy poco) y aprovechan para sacarte la marca más cara sin pedirte permiso. Cuando te das cuenta, ya te has bebido 3 botellas. La mesa de al lado montó un escándalo (y me parece estupendo) por este motivo. La comida espectacular, eso sí.
Pedimos empanadas de queso, cebolla, ají y huacatay y ensalada chicha como entrantes. De plato principal tomamos chicharrón (de costillar) con mote. Sólo puedo decir que la costilla estaba tierna y deliciosa. Chicharrón quiere decir que se fríe en su propia grasa y estaba realmente crujiente. Una delicia. Si descontamos el robo de las aguas, la cena nos costó 37€ (139 soles). Puedo decir que era abundante. El postre estrella allí es el soufflé de chocolate, cuyo chocolate derriten delante de ti. Impresionante. Pero habíamos comido tanto que ni pedimos postre. Nos pasamos directamente a las copas, y nos pedimos unos cholopos, con base de pisco. Pero nuestros amigos recomiendan los chilcanos con maracuyá (que hay que pedir expresamente, pues no están en la carta). Y de allí, nos fuimos a dormir, un poquito cabreados con el tema del agua.
07/08: Cuzco-Lima
Por recomendación de mi amiga, compramos el primer vuelo de la mañana, pues dicen que luego suele haber niebla, comienzan a retrasarse todos los vuelos y siempre cancelan alguno por el medio. Así que nuestro vuelo salía a las 6.50am. No queríamos que nos pasara como a las andaluzas, así que estuvimos siempre alertas a las puertas de embarque. Latam no suele cambiarlas, pero creo que era StarPeru la que cambió la puerta en varios vuelos. Cuidado. De hecho, dos mujeres discutían sobre la puerta de embarque y una de ellas me preguntó para corroborar y le indiqué que, efectivamente, su puerta de embarque había sido cambiada.
El vuelo salió puntual, como todos, la verdad. Y solicitamos taxi con Taxi Green Lima, que son con los que siempre cogen taxi estos amigos. Realmente, los precios son los mismos en todas partes. Te dicen que si coges la ida con ellos, te hacen un descuento a la vuelta. Tanto Miraflores, Barranco o San Isidro cuesta 60 soles. Nosotr@s íbamos al Barrio de San Isidro o Barrio de las Embajadas, a casa de nuestros amigos, a los que teníamos muchas muchas ganas de ver. Me llevaron a un stand para pagar, me dieron un ticket y cuando me di cuenta me estaban empaquetando para el taxi. Me paré y dije que quería un papel que dijera que tenía un descuento a la vuelta.... se hicieron los olvidadizos y me lo dieron. Menudo morro.
Llegamos al piso de César y Diana, nuestros amigos. Viven justo al lado de la Embajada China, frente a un parque, con el campo de golf al lado y mejor no os hablo de su piso, que es enorme, como 4 veces el mío y yo pensaba que el mío era grande, jajajaja. Unos ventanales... que se veía Lima por varios costados. Enamoraica me quedé. Y después de dejar trastos, ponernos al día, etc etc... cogimos un Uber y nos fuimos a Barranco, el barrio más artístico de Lima. Nos dejó en el Parque Federico Villarreal. Recorrimos el parque y llegamos al Puente de los Suspiros. Paramos en la Iglesia la Ermita y llegamos al mirador que da al mar. Seguimos por la Calle la Ermita y la Calle Ayacucho. Se pueden admirar todos sus grafittis. Tenéis muchos más en todas sus calles adyacentes. La verdad es que es un barrio tranquilo, para pasear y perderse. Llegamos al Parque Municipal de Barranco, con su Biblioteca y su Iglesia y lo pasamos de largo.
Cuando nos cansamos de pasear y vimos que se nos podría hacer la hora de comer, cogimos otro Uber al Parque Antonio Raimondi, en el Barrio de Miraflores. Uber es una opción barata. Estos trayectos cuestan entre 3-5€ dependiendo del tráfico. Nos dejaron cerca del Faro y, desde allí, fuimos caminando hasta el Parque del Amor, siempre con vistas al mar, disfrutando del paseo. El Parque del Amor tiene citas poéticas y está hecho de trencadís. Pero es muy chiquitito, no os confundáis. Desde allí, se veían las pruebas de surf de los Juegos Panamericanos. Desde allí, llegamos hasta el Centro Comercial Larcomar, que tiene una planta exclusiva de restaurantes. Tiene una terraza central con bancos y mesas. Puedes pedir la comida donde quieras y te sientas allí a comer.
Diana nos recomendó su lugar favorito: La Lucha, una franquicia que ya conocíamos de nuestro primer día en Lima, hace ya tantos días, pues estaba por todas partes. Pedimos un chancho al cilindro (cerdo) y pollo al cilindro, con un par de cervezas, esta vez Pilsen. Nos costó todo 60 soles (16€). El chancho estaba espectacular. Con el estómago lleno, nos fuimos a tomar unos cafés (té en mi caso) y un trozo de tarta a un local que había allí también. Desde allí, continuamos nuestro paseo por Lima hasta el Parque Kennedy y Parque Central Miraflores. Y desde allí hicimos camino hacia casa. Puede parecer mucho, pero sólo anduvimos 13 kms. Por cierto, durante todo el día había mucha policía y mucho cartel anunciando peligro de tsunami... de lo más inquietante, vaya.
Ya en casa, César y Diana nos prepararon una barbacoa espectacular mientras disfrutábamos de pisco sours y jugábamos con los niños. Carlos fue el blanco de sus juegos, pero se lo pasó estupendamente, jajajaja. Después de cenar, seguimos disfrutando y recordando otros tiempos, en los que ellos no eran unos expatriados, sino unos simples españoles en su propio país. Nos contaron que en Lima no se fían mucho de los expatriados españoles. Si es que tod@s somos iguales cuando se trata de mirar por encima del hombro al inmigrante.
A las 2 de la mañana, nos acostamos para disfrutar de nuestro último día en Lima.
08/08: Lima
Este día lo dedicamos al casco antiguo de Lima. Así que cogimos un Uber que nos dejó en la Plaza de Armas. Allí se encuentran la Catedral y el Palacio Municipal de Lima. Tratamos de entrar en la Catedral, pero nos echaron como si fuéramos perros porque no teníamos billetes pequeños. Detrás de nosotros venía un grupo grande y les dijimos que nos cambiaran de lo que dieran ellos.... y mandaron llamar al seguridad para que nos echara. Increíble. Pues nada, nos fuimos sin ver la Catedral. Nunca me habían tratado tan mal en mi vida. Bueno, sí. Una vez que fui a la caseta de un residencial para mirar pisos y me dijeron que me buscara algo acorde a mis posibilidades. Alucino con la gente y sus prejuicios.
Nos hicimos unas fotillos en la Plaza y de repente llegó la policía, nos echó y acordonó la zona. Bueno, yo ese día estaba alucinando con estos peruanos. Cogimos la Calle Jirón Carabaya y fuimos entrando a sus tiendecitas mientras pasábamos de largo el Palacio del Gobierno (también lleno de policía) y la Casa de la Literatura Peruana. De allí, fuimos a la Plazuela de San Francisco y entramos en la Basílica y Convento de San Francisco de Lima. El acceso a la Basílica es gratuito, pero para ver el Convento, hay que pagar la visita guiada, que cuesta 15 soles. La verdad es que la chica nos explicó bastante bien todo, pero me quedo con la visita que hicimos en Cusco a la Iglesia de San Francisco. Parte de la explicación era similar, al pertenecer ambas a la orden franciscana.
Al terminar la visita, seguimos dando vueltas con la esperanza de que hubieran desacordonado la zona, pero nada de nada. Paseamos por las calles del centro, descubriendo lugares discretos y humildes, y restaurantes locales por 8 soles el menú. Nosotros seguimos paseando hasta la hora de comer, que justo nos pilló en la puerta del restaurante Puerto 260. Pedimos la causa limeña de pulpa de cangrejo (que es patata con pulpa de cangrejo básicamente), ceviche (no reconocí el pescado, era un nombre que en España no existe), arroz con marisco y una cerveza cusqueña de 620ml. Todo esto nos salió por 104 soles (28 euros). Como siempre, raciones enormes y platos riquísimos. De allí, cogimos el Uber directo a la casa de nuestros amigos, pues ya tocaba ducha rápida, descansos y despedidas y vuelta al aeropuerto.
Los de Taxi Green Lima fueron puntuales y les entregamos el flyer que me habían dado el día anterior en el aeropuerto. Ojo, me puse en contacto con ellos por whatsapp y se hicieron los locos para el tema del descuento. Así que como no tenía nada que perder, porque todas las compañías costaban lo mismo, les dije que o me hacían descuento o viajaba con ellos su tía. Y nos salió por 50 soles el trayecto. Hicimos el check in sin problema, nos fuimos a una cafetería donde merendamos-cenamos y entramos a la zona de embarque para descubrir que el avión iba retrasado. En principio salía a las 19.40h, pero finalmente salió casi una hora más tarde.
09/08: Lima-Madrid
Llegamos sobre las 15h a Madrid (yo pensaba que aún llegaríamos más tarde, pero conseguimos ganar tiempo y todo. Recogimos nuestro coche de la zona de parking VIP e hicimos camino a Valencia.
Conclusiones
Un país increíble, con multitud de ecosistemas y paisajes muy diferentes. La gente es muy amable y la comida.... ¿qué decir de la comida? De normal uno echa de menos la comida española, pero yo todos los días me acuerdo de la comida peruana. Nos encantó a los dos. Perú es grande y las posibilidades son incontables. Así que, sin temor a equivocarme, os digo que volveré. Nuestros amigos nos han dicho que estarán allí 3 años más, así que nos daremos prisa. No descarto un viaje más breve unas pascuas.
¿Mi opinión sobre Machu Picchu? Misticismo, energías moviéndose a tu alrededor. Aquel lugar fue especial hace años, estoy segura, y lo sigue siendo ahora.
Recomendación viajera: Si os gusta viajar, Perú debe estar en vuestra lista sí o sí.
Precio final aproximado
Hicimos un recuento en su día y, más o menos, nos hemos gastado 2300-2400€/persona para 17 días. Aquí incluimos: vuelo carísimo, vuelos domésticos, hoteles, excursiones, taxis, ubers, comidas, entradas, caprichos y souvenirs.
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