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Una semana en Menorca, la isla tranquila

Una semana en Menorca, la isla tranquila
Autor ToniEscuder - Fecha de creación
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  • Preparativos previos
  • 1º día: Son Saura, Cala Es Talaier, Cala Santandria y atardecer en Faro d'Artrutx
  • 2º día: Cala en Turqueta, Cala Macarella y Macarelleta
  • 3º día: Ciudadela
  • 4º día: Cala Galdana, Cala Mitjana y Mitjaneta, intento de Cala Trebalúger y atardecer en Faro de Punta Nati
  • 5º día: Es Mercardal, Cala Escorxada y Cala Fustam
  • 6º día: Cala Pregonda, intento de Cova d'en Xoroi y Mahón
  • 7º día: Monte Toro, Binibeca y Fortaleza de la Mola

Llevaba bastante tiempo deseando conocer Menorca; situada en la parte más septentrional y oriental del archipiélago balear, y por ende, el punto más oriental de España.

Finales de septiembre lo consideramos el momento ideal para ir. Con el verano recién terminado, y todavía gozando de buenas temperaturas, el número de turistas que visitan la isla es bastante inferior al que nos podemos encontrar en los meses de julio o agosto. Además, los precios son más asequibles. En contra, la probabilidad de encontrarnos con algunas tormentas incrementa. En nuestro caso tuvimos que lidiar con una DANA. Estuvimos pendiente en cada momento del parte meteorológico para decidir que hacíamos cada día. A pesar de este inconveniente, pudimos disfrutar de días espectaculares de playa. Aunque igualmente, para visitar las mejores calas y playas de Menorca es recomendable mirar siempre el tiempo ya que, a pesar de que haga un día soleado, la dirección del viento puede provocar que nuestra experiencia varíe muchísimo. Se han de visitar las playas del sur cuando el viento sopla del norte y viceversa. 

Preparativos previos

Antes de viajar, sólo nos tuvimos que preocupar de 3 cosas: el vuelo, alojamiento y alquiler de coche.

Compramos los billetes de avión a Mahón con la compañía Ryan Air, que siempre parece que sea una ganga hasta que te pones a incluir alguna maleta. Y eso si no te importa viajar distanciado de tu acompañante, en caso contrario toca también pasar por caja. Al tratarse de una semana, decidimos facturar una maleta y el otro viajero iría con la de mano. Suficiente para incluir tu última colección de bañadores que lucirás cada día. Cosas importantes para incorporar en tu maleta: ropa de playa, zapatillas cómodas para andar, mochila, crema solar y equipo de snorkel. No considero importante incluir escarpines ya que las calas y playas más conocidas son todas de arena blanca fina. Respecto a sombrillas y neveras no es necesario ya que allí hay muchos lugares donde se alquilan por días. Además, cuanto más ligeros vayamos mejor, ya que para llegar a muchas calas tendremos que andar una distancia considerable y existen sombras naturales.

Estuvimos dándole varias vueltas a dónde alojarnos. Menorca es una isla pequeña que se recorre en 50 minutos de punta a punta en coche siendo cada extremo Mahón y Ciudadela. La ME-1 es la carretera principal de la isla; desde ella nacen prácticamente el resto de carreteras que tomaremos sin haber ninguna que recorra el litoral. El inconveniente que tiene esto es que muchas veces nos tocará hacer una U saliendo a la ME-1 para ir a un destino que estaba prácticamente al lado. Por este motivo, decidimos quedarnos cerca de Ciudadela, ya que la mayoría de las calas más famosas están en la costa sur de la mitad oeste de la isla. Por lo tanto, desde ese punto no iríamos en U sino en L para llegar a los destinos. El hotel que reservamos fue Prinsotel La Caleta, de 4 estrellas y situado en Sa Caleta al sur de Ciudadela. El total salió por 414,23€  las 7 noches en habitación doble sin desayuno. A esto hay que incluirle la tasa turística que nos salió por 46,20€ dos personas por 7 días. El hotel estaba genial, con una habitación bastante grande y una piscina que era una delicia. Además, en frente había un pequeño supermercado que abría a las 8 de la mañana que era perfecto para comprar el desayuno y la comida que nos llevaríamos a la playa. En contra, no disponía de parking, pero no era difícil aparcar en sus inmediaciones.

Prisontel La Caleta
Prisontel La Caleta

Para el alquiler del coche recurrimos al buscador de Rentalcars. Pillamos un Seat Ibiza por 280€ los 7 días. La compañía era Goldcar, que te ofrece un minibús gratuito desde el aeropuerto de Mahón hasta su sede para recoger el vehículo. Igualmente, a la vuelta, el minibús te lleva al aeropuerto. La experiencia con Goldcar no fue muy buena ya que las personas que nos atendieron en la sede no fueron muy agradables y, como siempre en estas compañías, metiéndote el susto en el cuerpo y poniéndote mil pegas para que terminaras comprando alguno de sus múltiples seguros. En nuestro caso no adquirimos ninguno ya que ya lo habíamos adquirido con Rentalcars y nos obligaron a dejar un depósito de 1.220€ por no hacerlo. Nuestra única recomendación a la hora de elegir un coche para tus vacaciones en Menorca es: cogeros el vehículo más pequeño posible. Muchas carreteras en Menorca son extremadamente estrechas por las que apenas cabe un vehículo siendo de doble dirección. Además, carecen de arcén y en su lugar hay muros de piedra por si te sales un poquito te lleves un buen recuerdo.

Y ahora ya paso a detallar cuál fue nuestro planning diario. Creo que en estos 7 días pudimos ver bastante de Menorca, a pesar de dejarnos algunas cosas. Se podía haber exprimido más el tiempo, pero creo que Menorca merece ser disfrutada relajadamente y no andarse con estrés por querer ver más y más.

1º día: Son Saura, Cala Es Talaier, Cala Santandria y atardecer en Faro d'Artrutx

Tras haber llegado a Menorca la noche anterior, nos disponíamos a conocer por fin las calas de esta isla que tanta fama tienen. Madrugamos lo justo para dirigirnos hacia Cala en Turqueta que estaba a 25 minutos en coche, situada en la costa sur de la isla. De camino, vimos un cartel que indicaba si estaba abierto el acceso en coche para 3 de las playas más conocidas: Macarella, Turqueta y Son Saura. Las 3 relativamente cerca las unas de las otras. Macarella solo tenía acceso en bus y Turqueta ya indicaba que estaba cerrada cuando todavía no eran las 9.30h de la mañana. A pesar de ello, decidimos seguir adelante por si cabía la posibilidad de dejar el coche en otro lugar. Imposible, la carretera estaba cortada y te obligaban a dar la vuelta. En la carretera, al ser tan estrecha y rodeada de muros de piedra es imposible dejar también el coche.

Así que cambiamos planes y pusimos rumbo a la única que indicaba que estaba abierta: Son Saura. Al llegar, una persona te indica donde debes dejar el coche. El parking es completamente gratuito, como todos en los que estuvimos.

Un pequeño sendero te lleva hasta la costa de Son Saura que está dividida en dos playas: Playa de Banyuls y Playa de Bellavista. La primera nos la encontramos plagada de algas. Hay que tener en cuenta que la posidonia es una planta marina muy común en Menorca y es la culpable de que tenga las aguas tan cristalinas. La segunda, la de Bellavista, lucía espectacular. Tiene servicio de socorrista y hay zona de merendero con baños portátiles bajo los pinos.

Playa de Bellavista
Playa de Bellavista

Nosotros solo estuvimos de paso ya que decidimos ir a Cala Es Talaier. Para llegar a esta cala desde Son Saura tenemos que recorrer durante 20 minutos el famoso Camí de Cavalls. Este sendero, que está declarado Bien de Interés Cultural, recorre toda la isla por la costa a través de sus 185 kilómetros de recorrido que antiguamente sirvieron para defender la isla. El tramo que hicimos fue bastante agradable y ofrecía unas vistas espectaculares hacia el mar. Al llegar a Es Talaier nos quedamos asombrados por la belleza de esta pequeña cala de 20 metros de longitud. El agua era turquesa y completamente transparente y tranquila. Parecía una piscina, solo que estaba rodeada de naturaleza.

Cala Es Talaier
Cala Es Talaier

Estuvimos disfrutando de este lugar hasta la hora de comer. Al ser nuestro primer día no sabíamos que nos iba a deparar y no fuimos preparados con comida, aunque sí con bebida (siempre hay que ir con agua). Si hubiéramos ido preparados, una buena opción habría sido ir a Cala en Turqueta por el Camí de Cavalls, que estaba a unos 25 minutos desde Es Talaier.

Partimos hacia Ciudadela y comimos en el primer lugar que nos quisieron dar algo de comer a las 16h. Es complejo encontrar sitio a esa hora ya que las cocinas están cerradas. De hecho, tuvimos que comer de bocata al no servir ya platos calientes.

Posteriormente, fuimos a Cala Santandria, situada justo en la parte posterior de nuestro hotel. Esta bonita cala urbana cuenta con todo tipo de servicios, incluso está adaptada a personas discapacitadas. Era un rollo muy distinto del que veníamos de esa mañana. Por las comodidades que presenta tiene un público más familiar.

Cala Santandria
Cala Santandria

El último chapuzón del día nos lo dimos en la piscina de nuestro hotel. Aunque fue la primera y última vez ya que no tendríamos tiempo el resto de días que los exprimimos al máximo.

Para el atardecer fuimos a Faro D'Artrutx, situado en el extremo suroeste de Menorca, a unos 10 minutos en coche de nuestro hotel. Construido en 1858, cuenta hoy en día con un pequeño bar con terraza perfecto para ver la puesta del sol. El precio de una cerveza no es barato y no cuentan con datáfono.

Faro D'Artrutx
Faro D'Artrutx

Disfrutamos de un precioso atardecer. Contemplamos como el sol iba escondiéndose por una silueta difuminada que se trataba de la isla de Mallorca.

Atardecer desde Faro D'Artrutx
Atardecer desde Faro D'Artrutx

Para cenar, reservamos en el restaurante Es Born, situado en la plaza de nombre homónimo de Ciudadela. La cena estuvo bien sin más, por lo que no voy a entrar en detalle de lo que comimos. Para finalizar la noche, y antes de volver a nuestro hotel a descansar, dimos un paseo por el bonito puerto de la ciudad más poblada de la isla.

2º día: Cala en Turqueta, Cala Macarella y Macarelleta

Salimos sobre las 8h de la mañana, preparados con comida para pasar todo el día, rumbo a Cala en Turqueta. Esta vez sí, el panel marcaba la palabra "OPEN". En el parking, que disponía de un pequeño chiringuito en el que puedes comprarte algo de comida para salir del apuro, apenas caben poco más de un centenar de coches. Por este motivo, es tan limitado el acceso a esta cala.

Existen 3 caminos que parten desde el parking para llegar a Turqueta. Lo normal es tomar el camino principal, una pista de tierra por la que se tarda apenas 15 minutos. Poco antes de llegar a la cala, existe una zona de picnic con baños portátiles. La playa también cuenta con socorrista.

Al pisar la fina arena de la cala, fue una sensación extraña. Reinaba el silencio a pesar de que había un grupo de personas. Todavía hacía fresco y el día no terminaba de abrirse. Estaban todos sentados, mirando el mar, como si estuvieran esperando a algo. Esta sensación de tranquilidad, de silencio, de desconexión, la pudimos experimentar en la mayoría de calas vírgenes de Menorca. Pero esa primera hora, fue algo especial.

Cala en Turqueta
Cala en Turqueta

Finalmente abrió el día. El agua, bajo el brillo del sol, fue cambiando de color hasta hacer honor al nombre de Turqueta. El paisaje en sí era precioso, rodeado de acantilados calcáreos de baja altura y pinos que llegan hasta la propia orilla. Todo hacía parecer que estuvieras en un paraíso hasta que llegó un barco repleto de personas de avanzada edad que invadieron la playa sin respeto alguno. Hasta apareció un hombre que comenzó a vender bebidas alcohólicas. Y es que, aunque el acceso esté limitado, siempre se puede llegar a pie desde otras playas o en barco.

Llegados a este punto, era el momento de cambiar de aires. Tomamos el Camí de Cavalls para dirigirnos a Macarella. La ruta se hace bastante monótona al ir por el interior y ser el paisaje prácticamente igual todo el rato. Tardamos media hora hasta llegar a Macarelleta, la hermana pequeña de Macarella.

Nuestra impresión al llegar a Macarelleta fue la de estar en otro país, parecía que nos habíamos teletransportado a Tailandia. No es de extrañar que esté considerada como una de las mejores playas del mundo por National Geographic. Se trata de una cala bastante cerrada con paredes verticales de roca caliza en sus laterales y un sistema de dunas protegido en la entrada. Está situada sobre un costado de la bahía de Macarella.

Cala Macarelleta
Cala Macarelleta

Aprovechamos para comer y pegarnos un chapuzón bajo unas nubes que empezaban a amenazar lluvia. En el lateral izquierdo de la playa, partían unas escaleras talladas en la roca. Este es el camino de unos 10 minutos que tomamos para continuar hasta Macarella. La otra opción es tomar el Camí de Cavalls, pero recomendamos éste al tener unas vistas de toda la bahía increíbles. Por los acantilados podíamos ver una serie de cuevas naturales bastante curiosas.

Macarella es una cala bastante más grande que cuenta con baños, socorristas y un restaurante. Cuando llegamos, el arenal estaba repleto de algas y apenas había gente a pesar de ser una de las playas más concurridas de toda Menorca. De hecho, en temporada alta sólo es posible llegar en bus para no saturarla más de lo debido. El sol volvía a salir, aunque se escondía constantemente. Tras haber visto Turqueta y Macarelleta, quizás Macarella me dejó algo más apagado, pero igualmente era una playa preciosa. Supongo que las algas y las nubes causaron esa opinión en mi.

Cala Macarella
Cala Macarella

Llegaba el momento de volver. Esta vez tomamos el Camí de Cavalls directamente. El comienzo desde Macarella tiene bastante desnivel. Aproximadamente tardamos 45 minutos hasta llegar a Turqueta más los 15 minutos para llegar al parking. Algunas gotas cayeron sobre nosotros, algo que casi agradecimos porque a la ida el calor fue bastante intenso.

De camino al hotel comenzó a llover bastante fuerte, pero parece que en Sa Caleta no había llovido. Incluso pudimos disfrutar de un bonito atardecer en uno de sus numerosos miradores para dar fin a este precioso día.

Atardecer desde Sa Caleta
Atardecer desde Sa Caleta

3º día: Ciudadela

Salió un día gris, muy gris. Las predicciones meteorológicas presagiaban lo peor. La DANA que tanto habían anunciado iba a hacer acto de presencia en cualquier momento. Así que decidimos hacer plan alternativo y no ir a ninguna playa ese día: fuimos a visitar Ciudadela y conocerla a fondo.

Existen varios parkings gratuitos en la ciudad y otros, como el de la plaza de Es Born, que es zona azul. Nosotros aparcamos en el más raro de todos ya que la mitad era libre y la otra mitad zona azul, cosa que no había visto en mi vida. Por suerte aparcamos en línea blanca y para asegurarnos preguntamos a un policía que pasaba por ahí. Estaba situado justo detrás del Molí des Comte, un antiguo y bonito molino reconvertido hoy en día en un restaurante. Al salir del coche comenzaron las primeras gotas, así que decimos desayunar para hacer tiempo en el propio molino unas tostadas con una generosa ración de buen jamón.

Molí des Comte
Molí des Comte

Al salir la lluvia era más intensa, pero no nos íbamos a quedar parados. Fuimos paseando por la calle Josep Maria Cuadrado, una bonita calle con soportales, que para la lluvia nos iba fenomenal, repleta de tiendas. Tuvimos que parar brevemente para comprarme otro calzado, con la que estaba cayendo y yo iba con zapatillas de suela de esparto, ¿a quién se le ocurre?

La lluvia era bastante fuerte, toda la calle parecía un río de agua y la gente se agazapaba en los soportales. Fue entonces cuando se nos ocurrió visitar la Catedral de Santa María de Ciudadela donde estaríamos refugiados del agua. El precio para entrar es de 4.4€ por persona y, sinceramente, si no hubiera sido por la lluvia no habría valido la pena. El templo, de estilo gótico, fue construido entre los siglos XIII y XIV por orden expresa de Alfonso III de Aragón sobre una antigua mezquita. Estuvimos allí prácticamente hasta que se calmó la lluvia.

Catedral de Santa María de Ciudadela
Catedral de Santa María de Ciudadela

En frente de la Catedral se encuentra el Palacio Can Olivar, una casa señorial del siglo XVII que actualmente es de propiedad privada y se puede visitar. Seguimos la calle hasta salir a la plaza de Es Born, centro neurálgico de la ciudad. La plaza, que si no fuera prácticamente un parking ganaría muchísimo más, está presidida por el obelisco des Born que conmemora la resistencia de la población ante el asedio de los piratas turcos que arrasaron la ciudad en 1558. El edificio más importante de la plaza es el Ayuntamiento, antiguo real alcázar que se construyó sobre un castillo musulmán. Se pueden visitar algunas partes, pero por covid estaban canceladas las visitas.

Era el momento de comer. Intentamos ir al restaurante S'Amarador por las buenas críticas que habíamos leído, pero sin reserva fue imposible. Así que fuimos a otro donde habíamos estado previamente: el Molí des Comte. El viejo molino tiene un asador en su interior en el que no es necesario reservar ya que va por lista de espera. Tiene bastante clientela, por lo que tardaron en atendernos. Recomiendo pedir cualquier plato de carne ya que es la especialidad. Además de un entrecot a la brasa, pedimos varios entrantes típicos de Menorca. Comimos bastante bien y salió a 77,30€ los dos con botella de vino incluida.

Llegó el momento de cerrar los paraguas. La lluvia había finalizado y el sol comenzaba a brillar. Callejeamos por las laberínticas calles del casco antiguo hasta salir a la Plaza Es Born y de ahí bajar al paseo marítimo.

Puerto de Ciudadela
Puerto de Ciudadela

El puerto de Ciudadela data de la Edad Media y, actualmente, sus alrededores están repletos de restaurantes y tiendas sobre pintorescas casas. En este puerto suele suceder un fenómeno meteorológico al que llaman rissaga, que viene a ser una variación muy fuerte de la pleamar y que puede provocar inundaciones. La última gran rissaga se produjo en 2006 con hasta 4 metros de oscilación del mar causando graves desperfectos.

Casas pintorescas del puerto
Casas pintorescas del puerto

Seguimos paseando por el puerto hasta llegar al Castillo de San Nicolás, una antigua torre de defensa construida entre 1680 y 1682 sobre una antigua ermita a la que se le debe el nombre. Este lugar nos gustó bastante, tenía magia. Además, debe de ofrecer un atardecer espectacular, aunque no nos quedamos a contemplarlo ya que las nubes estaban tapando el sol. Con esto finalizábamos nuestro día en Ciudadela, regresábamos de nuevo al coche para volver a nuestro hotel y descansar de este lluvioso, pero bonito día.

Castillo de San Nicolás
Castillo de San Nicolás

4º día: Cala Galdana, Cala Mitjana y Mitjaneta, intento de Cala Trebalúger y atardecer en Faro de Punta Nati

Nos dirigimos por la mañana hacia Cala Galdana para desayunar en línea de playa. Esta cala, que se sitúa en la parte suroeste de la isla y a 25 minutos en coche de nuestro hotel, es más extensa que las anteriores que habíamos visitado. Tiene un ambiente más familiar y está rodeada de hoteles y urbanizaciones. Su arena está repleta de tumbonas de alquiler y el agua presentaba un color marrón debido a las lluvias ya que el barranco que desemboca en esta cala llevó barro a ella. Desde luego no era el tipo de playa que estábamos buscando, pero es que en este lugar se encuentra el parking del que parte el camino a la cala que queríamos visitar: Cala Mitjana.

Cala Galdana
Cala Galdana

El parking de Cala Mitjana se encuentra poco antes de llegar a Cala Galdana. Se trata de un extenso parking de tierra con contenedores de basura; que serán los únicos que veas en todo el día. El camino hasta Cala Mitjana es de apenas unos 20 minutos y es todo cuesta abajo, cosa que hay que tener en cuenta para la vuelta. Existen baños portátiles y merenderos a la entrada de la playa.

Al llegar a la cala había muy poca gente, así que decidimos seguir el camino hasta su hermana menor: Cala Mitjaneta. Está a 5 minutos andado y merece la pena ir por su belleza y por las vistas que presenta de toda la bahía de Mitjana. Mitjaneta se trata de una minúscula cala con muy poquita arena, de hecho en nuestra visita la arena estaba totalmente invadida por el agua. Desde una roca parten unas escaleritas para llegar abajo, pero si se sigue más adelante llegaremos a un mirador con estupendas vistas.

Cala Mitjaneta
Cala Mitjaneta

Volvimos de nuevo a Cala Mitjana. Esta playa me gustó bastante, encallada entre acantilados calcáreos que formaban curiosas cuevas en la misma línea de playa. El agua lucía un color azul espectacular y estaba limpísima, aunque presentaba cierto oleaje debido al temporal del día anterior. Solo le voy a poner una pega: al tener un acceso fácil y estar cerca de cala Galdana, a medida que iba pasando el día se fue poblando de más y más personas hasta tal punto que parecía que nos iban a invadir nuestras propias toallas.

Cala Mitjana
Cala Mitjana

Decidimos movernos e irnos a Cala Trebalúger para comer, una de las calas más icónicas de Menorca. El camino de esta cala parte desde Mitjana y va por un sombreado camino de árboles durante 40 minutos. Comenzaron a caernos algunas gotitas de agua y, cuando nos quedaban unos 10 minutos para llegar, nos cruzamos con una pareja que nos comentó que la cala estaba totalmente invadida por el agua del barranco que la cruza y, además, presentaba un color marrón por el barro. Así que nos dimos la vuelta para volver a Cala Mitjana. Trebalúger fue nuestra cuenta pendiente del viaje y un gran motivo para volver a esta maravillosa isla.

Las gotas que nos habían caído provocó que Mitjana estuviera muchísimo menos concurrida, por lo que pudimos disfrutar del resto del día en esta maravillosa playa.

Para el atardecer nos dirigimos al Faro de Punta Nati, situado en el extremo noroeste de la isla a unos 6 kilómetros de Ciudadela. Existe un pequeño parking a un kilómetro del faro, más allá del parking no se puede acceder con el coche. No pudimos ver un gran atardecer por la nubosidad, pero aún así llegamos a ver como el sol se escondía por el horizonte.

Faro de Punta Nati
Faro de Punta Nati

El Faro se encuentra en una zona de altos acantilados. La vegetación en esta lugar es escasa dando lugar a un paraje árido y pedregoso. Existen unas construcciones de piedra que llaman mucho la atención, se trata de unas barracas del siglo XVIII que tenían la misión de refugiar el ganado de los fuertes vientos y temporales.

Barracas de Punta Nati
Barracas de Punta Nati

5º día: Es Mercardal, Cala Escorxada y Cala Fustam

El día salió bastante nublado, así que optamos por ir a visitar Es Mercadal, situado en el centro de la isla junto a los pies del Monte Toro. Es Mercadal es un pueblo blanco que debe su origen a que allí se celebraba uno de los primeros mercados semanales de la isla. Posiblemente esto le diera el nombre que tiene en la actualidad.

Dimos una vuelta por el pueblo visitando la iglesia de San Martí de estilo renacentista; el antiguo molino convertido hoy en día en un restaurante; el Centro Artesanal de Menorca de acceso gratuito; y el aljibe que se encontraba cerrado por estar en un proceso de reformas. El pueblo respiraba tranquilidad con toda la vida cotidiana concentrada sobre la plaza principal. Es Mercadal bien merece una visita.

Es Mercadal
Es Mercadal

El sol comenzó a salir entre las nubes, así que decidimos poner en marcha nuestro plan de playa. Nos dirigimos hasta Santo Tomás, situado al sur de la isla, para realizar un senderismo de una hora que nos llevaría a una de las calas que más personas nos habían recomendado por su estado salvaje y poco transitada: Cala Escorxada.

La ruta no transcurre por Camí de Cavalls, pero ha sido el mejor senderismo que hemos realizado en Menorca. Por el camino se atraviesa la preciosa Playa de Binigaus, bosques de pinos, acantilados y un par de barrancos. Todo con unas inmejorables vistas al mar Mediterráneo. La dificultad es media; su mayor dificultad viene en los tramos de la parte de los barrancos y acantilados. Hay que ir bien provistos de bebida y llevar comida si se quiere pasar el día completo.

Playa de Binigaus
Playa de Binigaus

Tras la hora de recorrido por fin llegábamos a Cala Escorxada. Una playa virgen alejada de cualquier civilización que no cuenta con ningún tipo de servicio (ni basureros ni baños) y en la que más vimos practicar el nudismo. Eran muy poquitas las personas que se encontraban en esta remota playa. El oleaje era considerable debido al temporal que hubo en días anteriores y habían bastantes algas. Aún así pudimos disfrutar bastante de este entorno natural. Si alguna vez volvemos a Menorca y nos hace mejor tiempo, queremos volver a esta cala para verla en sus mejores condiciones a pesar de la larga caminata.

Cala Escorxada
Cala Escorxada

Por la tarde, visitamos Cala Fustam, una pequeña cala situado a unos 10-15 minutos de la anterior. Al llegar, estábamos completamente solos, no había ni un alma, exceptuando a las pocas personas que pasaban para continuar su ruta de senderismo. Fue un momento mágico el poder disfrutar de una cala natural para nosotros solos. La única pega era la gran cantidad de algas que había en el agua.

Cala Fustam
Cala Fustam

A la vuelta, pudimos disfrutar del atardecer desde la Playa de Binigaus. Hubiera sido una gran opción destinar un día a este lugar porque nos gustó mucho esta playa.

Atardecer en Playa Binigaus
Atardecer en Playa Binigaus

6º día: Cala Pregonda, intento de Cova d'en Xoroi y Mahón

Al levantarnos, nos dirigimos de nuevo a Es Mercadal para desayunar unas ricas ensaimadas. Este producto es típico de Baleares y se dice que las mejores del mundo se hacen en este pueblo. Yo me pedí una rellena de sobrasada, otro de los grandes productos de la comunidad. La mezcla estaba tremenda.

Continuamos nuestro camino hasta la Playa de Binimel·la, situada al norte de la isla. El total del trayecto desde nuestro hotel fue de unos 45 minutos. El último tramo del recorrido es una amplia pista de tierra en la que los coches suelen aparcar ya al final donde se encuentra un restaurante en el que aprovechamos para reservar para comer al mediodía.

Nuestra intención era primero visitar Binimel·la, pero el flujo de agua del Torrent de S'Alairó la había invadido. Nos tocó descalzarnos y poner nuestras mochilas en la cabeza para poder cruzar el torrente de agua y cruzar al otro lado. El agua nos llegaba hasta la cintura. Seguimos durante unos 20 minutos el Camí de Cavalls hasta llegar a Cala Pregonda.

Cala Pregondó
Cala Pregondó

El paisaje era totalmente marciano, con la arena gruesa y rojiza debido al terreno arcilloso donde se encuentra. El agua está repleta de islotes que la protegen del viento, por lo que estaba muy calmada. Un paisaje que fue escogido como imagen por Mike Oldfield, autor del famoso Tubular Bells, como imagen de portada de su disco Incantations.

Pregonda tiene un total de 3 playas: Pregonda, Pregondó y Escull de Pregonda, situada esta última en el islote más grande. Nosotros pasamos la mañana en Pregondó que es la primera a la que llegas desde Binimel·la y no tienen ningún tipo de servicio, al contrario que Pregonda que cuenta con socorristas y baños portátiles. Fue si duda, la playa más distinta de todas las que vimos y una de las que más me han impresionado de toda España. Había escuchado que el norte de Menorca era muy distinto al sur, pero no me lo esperaba tan distinto.

Cala Pregonda
Cala Pregonda

Volvimos de nuevo a Binimel·la para comer en el restaurante. Pedimos una caldereta de bogavante, el plato típico de Menorca. Viene a ser como un arroz caldoso de bogavante, pero sin arroz. En su lugar te dan unas finas rebanadas de pan para mojar con el caldo. Nos pusimos las botas y tuvimos que echar nuestras camisetas directamente a la lavadora. El precio de la caldereta en este restaurante estaba bastante bien, en otros lugares vimos este plato al doble de precio.

Caldereta de Bogavante
Caldereta de Bogavante

Por la tarde intentamos ir a ver el atardecer a la Cova d'en Xoroi que se encuentra en Cala en Porter (costa sureste) y del que dicen que son los mejores atardeceres de la isla. Se trata de una serie de cuevas sobre un acantilado sobre el mar donde han construido una serie de terrazas con música chill out. El precio de la entrada va variando en base a la hora del día. Fue imposible entrar, llevábamos media hora en la cola y solo había entrado 2 personas en todo ese tiempo. Así que, en vista de que nos iba a dar el atardecer en esa cola, decidimos irnos rumbo a Mahón.

Aparcamos en un parking de pago justo a la entrada del casco antiguo de Mahón. Paseamos, ya de noche, por las calles del casco antiguo y pudimos ver el edificio del Ayuntamiento; la Iglesia de Santa María de Mahón; la Iglesia del Carme cuyo claustro alberga un mercado y, además, se celebran diferentes actividades culturales y espectáculos; y el grandioso Puerto de Mahón que es el segundo puerto natural más grande del Mediterráneo.

Vistas de Mahón
Vistas de Mahón

Para cenar fuimos al Mercat del Peix, un mercado gastronómico con muchísimo ambiente donde pudimos degustar algunos productos típicos de Menorca como la sobrasada, sus embutidos, sus quesos o sus vinos. 

7º día: Monte Toro, Binibeca y Fortaleza de la Mola

Llegaba nuestro último día. Teníamos el vuelo de vuelta a las 22.30h, por lo que podíamos disfrutar del día al completo. Tras abandonar nuestro hotel, pusimos dirección al punto más alto de la isla: el Monte Toro con tan solo 358 metros de altitud. Se puede llegar hasta la cima con el coche.

En lo alto del monte, se encuentra el Santuario de la Virgen de Monte Toro que data del siglo XVII. Según cuenta la leyenda, un toro custodiaba la montaña para impedir que nadie alcanzara la cima. Un día, unos monjes llegaron y el toro, al ver las cruces que portaban, los guió mansamente hasta lo alto de la montaña donde se encontraba la imagen tallada de la Virgen María. Actualmente, es la patrona de Menorca.

Además del santuario, el monte ofrece unas vistas inmejorables de toda la isla. Una pena que todavía estuviera algo nuboso cuando llegamos.

Vistas desde el Monte Toro
Vistas desde el Monte Toro

Nuestra segunda parada del día fue en Binibeca Viejo (o Binibèquer Vell en mallorquín), situado en la costa suroeste de Menorca perteneciente a la localidad de San Luís. Antes de llegar hay un parking público donde pudimos dejar el coche sin problemas. La historia de este pueblo es muy reciente ya que se creó en 1972 recreando un pueblo pesquero de los de antes: con calles laberínticas, casas encaladas y balcones de madera. La idea era atraer a intelectuales, bohemios y pintores, pero la realidad es que se ha convertido en uno de los lugares más turísticos e instagrameables de Menorca.

Binibeca
Binibeca

A pesar de ello, pasear por sus calles transmite tranquilidad. Parece que hace efecto esos carteles que están prácticamente en todas las calles donde únicamente se pide: Silencio por favor. Prácticamente recorrimos cada rincón de este hermoso lugar, da igual hacia donde enfoques la mirada porque todo en este minúsculo pueblo es bonito.

Binibeca
Binibeca

Aprovechamos para comer en Binibeca, cerca del pequeño puerto pesquero en el restaurante Sa Cuina & Mar Blau que pertenece a un complejo hotelero. Lo que pedimos estaba bueno, pero lo mejor de este lugar eran las vistas hacia Binibeca.

Nuestra tercera y última visita la destinamos a conocer la Fortaleza de Isabel II, también conocida como la Fortaleza de la Mola. La entrada cuesta 8€ por persona y la duración de nuestra visita, en la que la recorrimos por completo, fue de más de 3 horas. Se trata de una las mayores fortalezas europeas construidas en el siglo XIX, cuya finalidad era poder defenderse de los continuos ataques británicos. Los avances tecnológicos en la artillería dejaron obsoleta la fortaleza antes de su finalización y tuvieron que actualizarla con una serie de modernas baterías defensivas adaptadas a los nuevos cañones de carga por la culata. Durante el siglo XX, la fortaleza se empleó como prisión hasta 1970.

Fortaleza de la Mola
Fortaleza de la Mola

La Mola, que se encuentra en una península de nombre homónimo, está en un perfecto estado de conservación ya que nunca fue atacada. Recorrerla y adentrarte por sus infinitos pasillos, te hacía sentir como en un escape room. Existen distintos miradores con vistas a Mahón y el Mediterráneo. Como curiosidad, el punto más al este de la isla, y por lo tanto también de España, se encuentra en la Mola; en un mirador donde hay un pequeño faro.

El punto más al este
El punto más al este

Con esto poníamos punto y final a Menorca, también conocida como la isla tranquila.


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